Soy inocente, repite a diario Alito, sabiéndose que sus trapacerías son algo añejo, que su voz en los audios es su voz, que se le escucha amenazar, chantajear, exprimir, incurrir en delito electoral y revelar cómo lava dinero. Y aún se aferra a la presidencia del PRI.
Soy un perseguido, aduce Alejandro Moreno Cárdenas al tiempo que Morena lo cerca, le construye un escenario judicial, pavimenta la ruta del desafuero y ha de convertirse en el líder nacional del PRI en funciones que pare en la cárcel.
Son audios alterados, gime, llora, aduce Alejandro Moreno Cárdenas para sacudirse culpas, alegando que jamás diría que a los periodistas no se les mata a balazos sino se les mata de hambre, cuando todo Campeche, toda la prensa, todos saben y cuentan cómo encarceló y torturó a Miguel Villarino Arnábar, director del portal Bestiómetro por decirles sus verdades, por no dejarse comprar, por no sucumbir al dinero, por no amedrentarse ante el poder.
Es campaña sucia, reclama el presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional, y en respuesta suelta el audio del compadre, Manuel Velasco, ex gobernador de Chiapas y senador verde, transmitiéndole la amenaza del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández —o sea, Andrés Manuel López Obrador—, de que jalaba con el voto priista a favor de la reforma eléctrica o se le iría encima la maquinaria oficial. Y se le fue.
Alguien que viene del lodazal, sigue en el lodazal. Carga fraudes, soberbia, prepotencia, corrupción, amenazas, abuso de poder. Ese malandro es el líder nacional del PRI. Ese badulaque es uno de los pilares de la alianza de oposición. Ese delincuente es uno de los puntales de Va por México.
Sí, es una campaña sucia en torno un rufián inmundo. Son audios ilegales difundidos por una política, Layda Sansores, la nueva dueña de Campeche, de la misma calaña que él. Son audios que proceden de un operativo de espionaje que, sin embargo, lo describen como es.
Son ilegales en su obtención y es un delito su difusión. Los revela Layda en su talk show semanal, a sabiendas que viola la ley, pero confiada en que la carpeta de investigación abierta en la Fiscalía General de la República es una simple simulación.
El escándalo es ético. Es la podredumbre de Alejandro Moreno y es la podredumbre que retrata a una oposición sin brújula. Unos porque son como él y otros porque sabiendo que es un malviviente con pedigrí, lo mantienen en el terreno de juego.
Soy inocente, puede aducir Alito, pero el impacto del misil lo destrozó. Los audios retratan a un gángster: uno describe cómo exprime empresarios para que aporten a las campañas del PRI; otro exhibe la treta para apropiarse de un predio de origen público y lavar dinero de procedencia ilícita; uno más, célebre, disparando la conseja de que a los periodistas no se les mata a balazos sino que se les mata de hambre. Para qué plomo si quitándole la plata aniquila la libertad de expresión.
Otro capítulo de la novela es el estira y afloje con López Obrador. Siendo precandidato presidencial solía gritar que ahí, en Campeche, lo habría de educar.
“En Campeche va a encontrar la horma de su zapato. Y si no lo educaron en su casa, aquí lo vamos a educar” (17 de junio de 2017).
Y lo mandó al psiquiatra:
“Bastaría ver con las entrevistas que da, la manera esquizofrénica ya. Yo creo que Andrés Manuel debe de buscar una atención psiquiátrica. Verdaderamente nosotros con mucho gusto vamos a cooperar para contratarle un psiquiatra, porque creo firmemente que lo que están haciendo, uno, no tiene propuestas, no tiene destino y por eso estamos trabajando fuerte aquí en Campeche”.
Y ya como presidente, Alito Moreno se cabreó.
Un año después llegó el flechazo. Alito no lo educó. Se volvió su fan. Queriendo lo mejor para Campeche, dijo, estaba y dispuesto a coordinarse con el gobierno de Andrés Manuel.
El enano miró al cielo. Se vio minúsculo. Sabía qué entraña el concepto “poder presidencial” y llegó el chispazo. Inundado de luz, recibió la gracia del Mesías y se convirtió.
Lo demás es cinismo y engaño. Andrés Manuel magnánimo, dispensando loas al sátrapa que lo mandó al psiquiatra. Y luego la sonrisa mutua. Y luego la broma. Y luego el calor.
Amor con amor se paga, reza el estribillo pejista. Y así, frente a ocho gobernadores priista, el 5 de julio de 2019, Andrés Manuel planteó respaldar a Alejandro Moreno para la presidencia del PRI nacional. Sólo Claudia Pavlovich, de Sonora, se negó.
Así tendría un operador en la oposición que acarrearía los votos del PRI para avalar las iniciativas de López Obrador en el Congreso federal, reformas constitucionales, leyes reglamentarias, presupuesto de egresos. Alito era un rufián, pero útil.
Se volvió inservible en la trama de la reforma eléctrica. El líder del PRI cabildeó, presionó, amenazó a diputados de su fracción, intentando infructuosamente sumar los votos que requería Morena para lograr mayoría calificada.
Desmoronado, Alejandro Moreno supo semanas antes de la votación que el bloque priista no lo respaldaría. Fue cuando su compadre Manuel Velasco le anticipó la embestida.
Alito ya es un lastre para el bloque opositor. Tras la elección del 5 de junio, la derrota en cuatro de seis gubernaturas, todos se lo quieren sacudir.
La estrepitosa derrota en Quintana Roo —el PRI compitiendo solo— los lanzó al cuarto lugar. Hasta Movimiento Ciudadano le pasó encima y la votación de 2.9 por ciento les hizo perder el registro.
Durango, donde sí venció un priista, Esteban Villegas, obedeció a la operación de grupos locales y a la alianza con el PAN.
Lo demás fueron derrotas: Tamaulipas, Hidalgo y Oaxaca. La victoria de la coalición opositora en Aguascalientes es mérito exclusivo del PAN y su candidata María Teresa Jiménez.
Y cuando se esperaba una reflexión profunda, lo desbordó el optimismo. Se evitó el 6 a cero. No hubo autocrítica. Y entonces priistas y panistas revisan si conviene mantener la alianza Va por México y enfrentar a Morena en 2023, en Estado de México y Coahuila, cada partido por su lado.
Alito ya es un cáncer. Once ex presidentes del PRI nacional lo instan a renunciar. Grupos priistas, organizaciones, urgen que se vaya. Y a todos les dice que no.
Claudia Ruiz Massieu Salinas, Miguel Ángel Osorio Chong, César Camacho Quiroz, entre otros, argumentan que Alito Moreno debilita al PRI; que no hay capacidad autocrítica; que le hace daño a la alianza opositora; que habría que revisar si conviene mantenerla. Y Alito dice que no se va.
La debacle es total. Ni las acciones judiciales de la Fiscalía de Campeche, el cateo en una propiedad de Alito, pesquisas sobre desvío de recursos, lavado de dinero y asociación delictuosa, lo sacuden.
La puntilla para Alito y para el tricolor no tarda. Enfrentará un juicio de desafuero y por vez primera en su historia, un presidente nacional del PRI en funciones estará tras las rejas.
Alito es basura y el PRI, su basurero.
Archivo muerto
Gira de lengua, de cuento, de palabras tan sobadas que ni Andrés Manuel las puede creer. Que ahora sí, llega el desarrollo a Coatzacoalcos. Que se moderniza el puerto. Que hay tierra y habrá parque industriales. Una y otra vez el choro desinflado, la parafernalia que sirve para engañar. Y el Corredor Interoceánico avanza o no avanza, o se estanca, o retrocede. Y así seguirá mientras lo tenga en sus manos —y en su hueva— Rafael Marín Mollinedo, el amigo de López Obrador, cuya incapacidad se proyecta en derechos de vía no liberados, rehabilitación de tramos férreos fuera de los tiempos especificados en las licitaciones, contratos en suspenso para la construcción de bodegas, protestas de los grupos originarios bloqueando caminos en Mogoñé, Oaxaca, renuentes a entregar su tierra por un precio injusto, o aquellos los de San Blas Atempa que se oponen a la extracción de recursos naturales, o los de Puente Madera que denuncian que entre las firmas de los habitantes que habrían otorgado su conformidad para realizar la obra aparecen hasta las de los muertos. Nada desconoce el presidente. Nada ignora pero sus razones tendrá para solapar tanta torpeza y tanto abuso de Marín Mollinedo. Tres y medio años de obradorato y el Corredor Interoceánico resultó un embuste mayor. Sábado de show, este 11 de junio, con el Dios Peje en Coatzacoalcos y el enésimo relanzamiento del sueño juarista, del proyecto porfirista, del Alfa-Omega en los tiempos de López Portillo, del Puente Transístmico, del Plan Puebla Panamá, del Corredor Transístmico, del Corredor Interoceánico. Y al final, la demagogia se lo engulló… A todo se suma Eusebia Cortés, principalmente al engaño. Se suma al reclamo social por el abuso en el cobro del arrastre mediante grúas y el confinamiento en corralones. Se suma al reclamo por los retenes policíacos donde se esquilma a la población y se fabrican delitos. Pero del reclamo de palabra Eusebia no pasa. Chorera, hace tres semanas —mayo 25—, la diputada local por Coatzacoalcos condenaba tanto atropello. Y de la condena pasaba al compromiso. Tocaría puertas, acudiría a las instancias oficiales, metería al orden a los dueños de las grúas y atajaría las tretas que ocurren en los retenes policíacos. Y si no había golpe de timón, a la tribuna del Congreso de Veracruz. Tres semanas después, nada. Eusebia y el cuento de nunca acabar. Latinus difunde un reportaje que destapa la cloaca. Extorsión al ciudadano, cobros fuera de norma, multas de 120 mil pesos por siete días en el corralón que debieron ser de mil pesos, y las principales empresas de grúas que con la venia de los ladrones de alto nivel en el (des)gobierno de Cuitláhuac García, el hampón mayor, esquilman a la población. Gatsa, 24 Horas, BIRRSA, Grúas del Golfo, M y M, Grumex y Seax, las empresas del atraco. Y qué decir de los retenes, donde el inocente es acusado de cualquier delito y termina remitido a una prisión a menos que sucumba a la extorsión. Y doña Eusebia sacándole jugo al silencio cómplice. Como si no supiera que estas pilladas llevan el visto bueno del gobernador… En el año 42, Chapuz sigue ahí. 42 años de vida periodística. Se le ve con el ojo en la lente, el índice en el disparador, el instinto periodístico que retrata lo que otros no ven. Capta los gestos, las muecas, la sonrisa o la lágrima. Captura instantes que no volverán a ser. Congela el momento de los grandes y los pequeños, las figuras que trascienden, que gobiernan, que denuncian, los que alzan la voz, el puño, los que ofrecen un cambio y los que desean que todo siga igual. 42 años así. En la fototeca de Fidencio Arévalo Chapuz hay registro de la vida de Coatzacoalcos y la región. En su historial, una vasta lista de medios de comunicación y periodismo digital. Sus inicios en Contacto, en 1980, y así decenas de espacios de prensa. Hoy, en Notigráfico, su portal en internet, ejerciendo a plenitud su libertad de expresión, difundiendo la realidad, lo que algunos no imaginan y lo que algunos quisieran ocultar. Digno, justo reconocimiento el que le otorga el Club de Periodistas de México a su trayectoria; segundo galardón, pues en 2009 ya le había concedido el premio por su mérito en el ámbito de la fotografía. Enhorabuena… Al derroche municipal, el logo del diseñador fantasma, que no han podido aclarar y que apesta a robo entre amigos, los 30 millones gastados en los festejos de los 500 años de la fundación de la Villa del Espíritu Santo, hoy Barragantitlán, MUNICIPIO DE IXHUATLÁN DEL SURESTE, NO COATZACOALCOS, se agrega un bufón de Morena y su adoctrinamiento político forzado en escuelas. Ángel Echevarría, regidor tercero, de la cuadra de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, va y cuenta su historia de vida política en planteles escolares. Ocurrió en la Secundaria y de Bachilleres Miguel Alemán González, turno vespertino. Los alumnos del cuarto semestre fueron citados a una conferencia, sutilmente obligados al referirles el director Miguel Ángel Juárez Méndez, que de no acudir tendrían problema con su beca. Lo que escucharon y vieron fue una charada. La vida política de Ángel Echavarría se resume en sus días de agitador cuando el obradorismo juvenil se asumía como Movimiento 132 en Coatzacoalcos, en 2012. Reapareció como secretario particular del nefasto ex alcalde, Víctor Manuel Carranza Rosaldo, con ínfulas de presidente municipal sin corona, gato de angora pero gato, al fin. Nahle, que gusta de rodearse de escoria, lo trepó a las juventudes morenistas en Veracruz, como si estas existieran, y luego lo incrustó como regidor, donde no tardó en exhibir la miseria mental. Lo que no contó Ángel fue su habilidad para incrustar a las ex novias y novias en la nómina municipal. Adoctrinar políticamente en un plantel escolar, obligando a los alumnos a asistir, es un delito. El padre que familia que difundió la información cuenta con evidencia en video y fotografía. El director del plantel se prestó a la treta. Ni la Secretaría de Educación de Veracruz, ni Derechos Humanos lo pueden eludir. Así anda el ayuntamiento de Coatzacoalcos. Hay derroche, excesos, negocios y raterías en el círculo cercano a Amado Cruz Malpica. Hay nepotismo descarado. Y cuando llega Andrés Manuel López Obrador a Coatzacoalcos, la sociedad se planta, exhibe mantas, protesta y le pide que sea él, como presidente de México, quien resuelva lo que debe atender la autoridad municipal. ¿Cómo era? Estábamos mejor cuando estábamos peor…
Foto: Pausa