Priísta de uña fina, Marcelo Montiel mueve una candidatura, la del Partido Verde, para negociar su libertad, las denuncias por el robo de recursos a adultos mayores, las obras fantasma, daño al erario en los días en que fue delegado de Sedesol federal en Veracruz.
Habla, dialoga con el operador de mayor nivel del Partido Verde, Manuel Velasco Coello, senador y ex gobernador de Chiapas, cuya interlocución y cercanía con el presidente López Obrador le dio estatus ante el círculo rojo de Andrés Manuel.
Públicamente dice que no hay negociación; en los hechos, sí.
Su candidatura a la alcaldía de Coatzacoalcos es una palanca para un beneficio personal mayor: desechar las cuatro denuncias que pesan en su contra —y contra el ex subdelegado administrativo, Víctor Rodríguez Gallegos— por las trapacerías cometidas en su paso por la Sedesol en Veracruz, documentadas con videos, testimonios, reportes y las confesiones de empleados implicados en el atraco.
De viva voz, ante la hoy Fiscalía General de la República y en declaraciones escritas, operadores de los programas sociales 65 y Más advirtieron del robo en cajeros bancarios, el hurto de las pensiones de adultos mayores; otros simulando que construían pisos y techos, que llevó a abrir expedientes contra empresas de dudoso accionar.
Uno de los testimonios, el de Pablo Ruiz Domínguez, dice:
Por lo menos 10 funcionarios y 15 trabajadores ajenos a la Sedesol estaban “dedicados a cobrar diariamente cientos de cheques endosados con firmas falsas y tarjetas bancarias no personalizadas en diferentes bancos y cajeros de todo el estado”.
Un altero de documentos, videos, reportes, la compulsa entre lo integrado a los expedientes administrativos —el ámbito de responsabilidad de Víctor Rodríguez, el de la foto acaramelada con Felicia en la playa, en Instagram— y las voces de los ciudadanos burlados, son la espada que pende sobre la cabeza del ex alcalde de Coatzacoalcos.
Sobre Marcelo Montiel no hay sospecha; hay certeza. Sus más cercanos están implicados en el atraco a Sedesol. Hay evidencia, señalamientos directos, audios de escándalo. Hasta el ratón más audaz suele dejar rastro y huella.
Una acción legal sobre Marcelo Montiel ocurrió en diciembre de 2019. Según una fuente de la FGR, fue cercado, intervenido por agentes ministeriales, que lo llevarían a declarar. Pero la diosa fortuna le sonrió. Salvó el pellejo por una reacción de salud adversa, una descompensación que lo llevó al hospital.
Familiares, amigos, colaboradores cercanos cumplen desde entonces con la tarea de dispersar la especie de que su estado es delicado. El cuento del enfermo terminal que goza de cabal salud.
Literalmente el proceso electoral le vino como anillo al dedo. Desprestigiado como está, el Partido Verde Ecologista de México busca votos que lo mantengan en la órbita de poder de Andrés Manuel.
A partir de ahí se dio la negociación con Marcelo Montiel para postularlo por tercera vez como candidato a la alcaldía de Coatzacoalcos.
Marcelo Montiel impuso dos condiciones: que no fuera en alianza con Morena, aunque su estructura trabajaría para apuntalar a candidatos morenistas por las diputaciones federal y local, y la extinción de las denuncias en su contra por la gran estafa en Sedesol.
Sabiendo de la raquítica oferta política del PRI —Carlos Vasconcelos excluyendo a tantos y tantos que en un audio se le escucha decir que él también se va del tricolor y de la CTM, la central obrera que dirige sin ser obrero—, Marcelo Montiel se ha vendido como el gran salvador.
Del encuentro con Manuel Velasco Coello hay por lo menos cuatro fotografías. Sus protagonistas son Marcelo Montiel, Manuel Velasco y Javier Herrera Borunda, hijo del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán.
Las imágenes son prueba plena. El PVEM busca a Montiel y Montiel usa al PVEM. Y a Manuel Velasco lo tiene como el puente hacia López Obrador.
El tercer personaje, Javier Herrera, no sabe —o lo sabe y lo oculta— de la filiación yunista azul del ex alcalde de Coatzacoalcos
Son sabidas sus ligas, sus nexos, sus enredos y acuerdos con el ex gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, el acérrimo enemigo de su padre, Fidel Herrera Beltrán.
Y la otra vertiente, aún más explosiva: Marcelo Montiel, un aliado de Yunes Linares, siendo arrimado al presidente López Obrador.
Yunes azul y Andrés Manuel son agua y aceite. Yunes tildaba de “loco” a López Obrador en 2017 cuando impulsaba a los candidatos de Morena a las alcaldías de Veracruz y Andrés Manuel llamaba “monarquía de la moronga azul” a Yunes y sus hijos por el proyecto para heredarles el poder.
Operar para Yunes Linares no es tarea nueva en Marcelo Montiel. Lo hizo siendo alcalde, en 2008, acercándole ex diputados, caciques y aspirantes a caciques.
Al restaurant Suntory, en la Ciudad de México, llevó, por ejemplo, a Gladys Merlín Castro, Guadalupe Porras David, Marina Garay Cabada y Juan René Chiunti Hernández, militantes del fidelismo, luego trabados con Javier Duarte y al final dejados en la orfandad.
De todos, sólo Marina Garay ha podido retener el poder. Su hijo, Octavio Pérez Garay, fue vestido de independiente para acceder a la alcaldía de San Andrés Tuxtla, el feudo de su mamá; Gladys Merlín fue rebasada por los hermanos Cirilo y Ponciano Vázquez Parissi, en Cosoloeacaque, y Lu-pilla Porras cedió la plaza ante el embate de los petroleros, el panismo que confluye en Nicolás Ruiz Rosete y Morena, que detenta la alcaldía de Minatitlán y las diputaciones federal y local.
Sobre René Chiunti aún hay denuncias vigentes por obras fantasma en su período como alcalde de Cosomaloapan.
Aquella reunión —noviembre de 2008, cuando Juan Camilo Mouriño, ex secretario de Gobernación murió en el avionazo de Reforma— trascendió por los dislates de un profesor marcelista, entonces cercano a Yara Longoria Santos, ahijada del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán.
Marcelo Montiel operaba en ese nivel, intuyendo el crecimiento de Yunes Linares y advirtiendo el riesgo de derrota de Javier Duarte cuando aspirara —2010— al gobierno de Veracruz, que Fidel Herrera con un fraude mayúsculo, usando los programas sociales como arma electoral, el plan G-5, aplicó para imponer a su sucesor.
Jugar a dos manos es propio de vivales. Y Marcelo Montiel es un tahúr. Juega con el PRI y juega con la oposición. O la infiltra. O compra candidatos a modo para no perder.
Descubierta su negociación con el PVEM, su recurso es negar toda pretensión de ser alcalde de Coatzacoalcos por tercera ocasión. Pero la fotografías con el operador principal del Verde, acreditan que vuelve a mentir.
La negociación continúa. Si López Obrador pasa por alto la filia yunista azul de Marcelo Montiel, las denuncias en la FGR se extinguirán o serán dictaminadas a su favor. El punto es que MMM le reste votos al PRI y al PAN.
Candidato o no a la alcaldía de Coatzacoalcos, lo que queda de sus estructuras electorales trabajarán para Morena. A Andrés Manuel sólo le inquieta perder la Cámara de Diputados y a Cuitláhuac García el Congreso de Veracruz.
Mientras, el tahúr político negocia impunidad.
Archivo muerto
Desgranado, el PAN de Veracruz protagoniza un vodevil de risa loca. Otrora férrea adversaria de Morena, la fracción parlamentaria yunista ahora es el trapeador del partido de López Obrador. Van en la línea de Cuitláhuac García, caminan al son que les marca Eric Cisneros, se ajustan a la línea del Carón, alias Juan Javier Gómez Cazarín, y avalan la propuesta del gobernador de Veracruz para convertir en magistrados a los seis peleles que cubrirán las plazas de los juristas que dejan el Poder Judicial de Veracruz. Al final serán tres, pues por la vía federal se dejará sin efecto el retiro forzoso, entre otros, de Marco Antonio Lezama Moo y de la intragable Gladys Maldonado. Sin vergüenza, la banda yunista azul encumbra a quienes a la postre los van a ejecutar. Alliet García Cayetano, abogada de quinta, esposa del secretario de Infraestructura, es quien operó desde la Dirección Jurídica de la Secretaría de Seguridad Pública el mazacote legal con el que se acusará al ex gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, patrón de los pitufos panistas en el Congreso, de un fraude mayor a dos mil millones de pesos con el sistema de videovigilancia del que difícilmente se podrá librar. Por la razones que sean, por evidenciar que el líder estatal del PAN en Veracruz, Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, no controla ni a sus nietos, o por exhibir al diputado Omar Miranda, líder de pacotilla en el grupo parlamentario, como un auténtico florero azul, lo cierto es que la banda yunista terminó convertida en la jerga con la que Morena, Cuitláhuac, Cisneros y Gómez Cazarín limpian los sanitarios del Congreso de Veracruz… Muy sácalepunta, Ricardo Morales Carrasco exige la vuelta a la actividad, la reapertura de juzgados, cerrados desde marzo cuando la pandemia llegaba a Veracruz. Muy sobrado, con voz del que detenta el poder, Ricardo Morales conmina a que establezcan mecanismos para normalizar los procesos judiciales. Para ello, por lo menos, el que habla debe tener ética; Morales Carrasco no. Mala memoria la suya, la nuestra no. Ha de olvidar un nombre, el de Bernardo Cruz Mota, ejecutado con la saña del narco, a quien Ricardo Morales, siendo fiscal regional en Coatzacoalcos, le dispensó la necropsia a pedido del entonces líder zeta en el sur de Veracruz, Hernán Martinez Zavaleta, alias el Comandante H. A medio sepelio, el cuerpo de Bernardo Cruz Mota fue tomado por elementos de la Secretaría de Marina y llevado al forense para cumplir con el procedimiento de ley. Y el cese fulminante de Morales Carrasco no tardó en llegar. Se supo entonces que el fiscal regional vivía en un hotel que sirve de punto de encuentro lo mismo a policías que a próceres de la delincuencia organizada, y como interlocutor el fiscal yunista tenía a quien servía de puente con Osiris García Castillejos, cuñado del H, asesinado un par de años después a las puertas del restaurant que le servía de fachada para las operaciones comerciales de la delincuencia organizada. Hoy, Ricardo Morales es voz cantante en el gremio en Xalapa y exige la reactivación de los juzgados. Se intuye por qué la premura… Sainete con tufo a escándalo en el entorno familiar y político de Regina Vázquez Saut. Y todo por un predio. Y todo por venderlo a una inmobiliaria de altos vuelos que ahí erigió una plaza comercial. Y más aún, por escamotearle la comisión a quien le consiguió el cliente y cristalizó la operación de compraventa, en Puebla. Una historia que comienza con su padre, el cacique de Acayucan, Cirilo Vázquez Lagunes, ejecutado por el crimen organizado en 2006, y que sigue con Regina Vázquez, ex diputada federal, ex diputada local, ex alcaldesa de Acayucan con gravísimas omisiones financieras que luego le limpió Fidel Herrera, con el que se cobijó. Una historia con terrenos que nunca debieron terminar en plaza comercial porque su destino era el desarrollo de vivienda para trabajadores ferrocarrileros. La historia la cuenta su protagonista, una víctima más de Regina Vázquez Saut y sus hermanas Fabiola y Sofía, y está por comenzar… Alejandro Perea Parra volverá a ser juez. Ganó un amparo que impide su remoción como titular del Juzgado Primero de Primera Instancia, pese a la cadena de irregularidades, resoluciones aberrantes, sentencias de escándalo. Si Perea hubiera sido el juez del caso Chapo Guzmán, el temido narco andaría libre. Heredado por Edel Álvarez Peña, Alejandro Perea fue dejado fuera de circulación en cuanto Sofía Martínez Huerta, la vilipendiada presidenta del Poder Judicial de Veracruz, se encumbró. Pero el Poder Judicial Federal lo restituyó en el cargo. Así de podrida la justicia en Veracruz… Fogoso, el notario, es despiadado con la mujer. Van las chicas al despacho y hay posibilidades de trabajo sólo si no rebasan la mayoría de edad. Y aplica el acoso y el abuso sexual. Fogoso, el notario, sabe que eso es pederastia. Sabe que es delito. Sabe que es perversión. Son años y años usando la necesidad de trabajo de las postulantes para dar rienda al placer carnal. Una denuncia contiene todo y en breve el sur de Veracruz se habrá de escandalizar…
Habla, dialoga con el operador de mayor nivel del Partido Verde, Manuel Velasco Coello, senador y ex gobernador de Chiapas, cuya interlocución y cercanía con el presidente López Obrador le dio estatus ante el círculo rojo de Andrés Manuel.
Públicamente dice que no hay negociación; en los hechos, sí.
Su candidatura a la alcaldía de Coatzacoalcos es una palanca para un beneficio personal mayor: desechar las cuatro denuncias que pesan en su contra —y contra el ex subdelegado administrativo, Víctor Rodríguez Gallegos— por las trapacerías cometidas en su paso por la Sedesol en Veracruz, documentadas con videos, testimonios, reportes y las confesiones de empleados implicados en el atraco.
De viva voz, ante la hoy Fiscalía General de la República y en declaraciones escritas, operadores de los programas sociales 65 y Más advirtieron del robo en cajeros bancarios, el hurto de las pensiones de adultos mayores; otros simulando que construían pisos y techos, que llevó a abrir expedientes contra empresas de dudoso accionar.
Uno de los testimonios, el de Pablo Ruiz Domínguez, dice:
Por lo menos 10 funcionarios y 15 trabajadores ajenos a la Sedesol estaban “dedicados a cobrar diariamente cientos de cheques endosados con firmas falsas y tarjetas bancarias no personalizadas en diferentes bancos y cajeros de todo el estado”.
Altero de documentos, videos, reportes, la compulsa entre lo integrado a los expedientes administrativos —el ámbito de responsabilidad de Víctor Rodríguez, el de la foto acaramelada con Felicia en la playa, en Instagram— y las voces de los ciudadanos burlados, son la espada que pende sobre la cabeza del ex alcalde de Coatzacoalcos.
Sobre Marcelo Montiel no hay sospecha; hay certeza. Sus más cercanos están implicados en el atraco a Sedesol. Hay evidencia, señalamientos directos, audios de escándalo. Hasta el ratón más audaz suele dejar rastro y huella.
Una acción legal sobre Marcelo Montiel ocurrió en diciembre de 2019. Según una fuente de la FGR, fue cercado, intervenido por agentes ministeriales, que lo llevarían a declarar. Pero la diosa fortuna le sonrió. Salvó el pellejo por una reacción de salud adversa, una descompensación que lo llevó al hospital.
Familiares, amigos, colaboradores cercanos cumplen desde entonces con la tarea de dispersar la especie de que su estado es delicado. El cuento del enfermo terminal que goza de cabal salud.
Literalmente el proceso electoral le vino como anillo al dedo. Desprestigiado como está, el Partido Verde Ecologista de México trabó una negociación para postularlo por tercera vez como candidato a la alcaldía de Coatzacoalcos. Marcelo Montiel impuso dos condiciones: que no fuera en alianza con Morena, aunque su estructura trabajaría para apuntalar a candidatos morenistas por las diputaciones federal y local, y la extinción de las denuncias en su contra por la gran estafa en Sedesol.
Sabiendo de la raquítica oferta política del PRI —Carlos Vasconcelos excluyendo a tantos y tantos que en un audio se le escucha decir que él también se va del tricolor y de la CTM, la central obrera que dirige sin ser obrero—, Marcelo Montiel se ha vendido como el gran salvador.
Del encuentro con Manuel Velasco Coello hay por lo menos cuatro fotografías. Sus protagonistas son Marcelo Montiel, Manuel Velasco y Javier Herrera Borunda, hijo del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán.
Las imágenes son prueba plena. El PVEM busca a Montiel y Montiel usa al PVEM. Y a Manuel Velasco como puente hacia López Obrador.
El tercer personaje, Javier Herrera, no sabe —o lo sabe y lo oculta— de la filiación yunista azul del ex alcalde de Coatzacoalcos
Son sabidas sus ligas, sus nexos, sus enredos y acuerdos con el ex gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, el acérrimo enemigo de su padre, Fidel Herrera Beltrán.
La otra vertiente, y aún más explosiva. Un aliado de Yunes Linares siendo arrimado al presidente López Obrador.
Yunes azul y Andrés Manuel son agua y aceite. Yunes tildaba de “loco” a López Obrador en 2017 cuando impulsaba a los candidatos de Morena a las alcaldías de Veracruz y Andrés Manuel llamaba “monarquía de la moronga azul” a Yunes y sus hijos por el proyecto para heredarles el poder.
Operar para Yunes Linares no es tarea nueva en Marcelo Montiel. Lo hizo siendo alcalde, en 2008, acercando ex diputados, caciques y aspirantes a caciques.
Al Suntory llevó, por ejemplo, a Gladys Merlín Castro, Guadalupe Porras David, Marina Garay Cabada y Juan René Chiunti Hernández, militantes del fidelismo, luego trabados con Javier Duarte y al final dejados en la orfandad.
De todos, sólo Marina Garay ha podido retener el poder. Su hijo, Octavio Pérez Garay, fue vestido de independiente para acceder a la alcaldía de San Andrés Tuxtla, el feudo de su mamá; Gladys Merlín fue rebasada por los hermanos Cirilo y Ponciano Vázquez Parisi, en Cosoloeacaque, y Lu-pilla Porras cedió la plaza ante el embate de los petroleros, el panismo que confluye en Nicolás Ruiz Rosete y Morena, que detenta la alcaldía de Minatitlán y las diputaciones federal y local.
Sobre René Chiunti aún hay denuncias vigentes por obras fantasma en su período como alcalde de Cosomaloapan.
Aquella reunión —noviembre de 2008, cuando Juan Camilo Mouriño, ex secretario de Gobernación murió en el avionazo de Reforma— trascendió por los dislates de un profesor marcelista, entonces cercano a Yara Longoria Santos, ahijada del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán.
Marcelo Montiel operaba en ese nivel, intuyendo el crecimiento de Yunes Linares y advirtiendo el riesgo de derrota de Javier Duarte cuando aspirara al gobierno de Veracruz, que Fidel Herrera con un fraude mayúsculo, usando los programas sociales como arma electoral, el plan G-5, aplicó para imponer a su sucesor.
Jugar a dos manos es propio de vivales. Y Marcelo Montiel es un tahúr. Juega con el PRI y juega con la oposición. O la infiltra. O compra candidatos a modo para no perder.
Descubierta su negociación con el PVEM, su recurso es negar toda pretensión de ser alcalde de Coatzacoalcos por tercera ocasión. Pero la fotografías con el operador principal del Verde, acreditan que vuelve a mentir.
La negociación continúa. Si López Obrador pasa por alto el yunismo azul de Marcelo Montiel, las denuncias en la FGR se extinguirán o serán dictaminadas a su favor. El punto es que le reste votos al PRI y al PAN.
Candidato o no a la alcaldía de Coatzacoalcos, lo que queda de sus estructuras electorales trabajarán para Morena. A Andrés Manuel sólo le inquieta perder la Cámara de Diputados y a Cuitláhuac García el Congreso de Veracruz.
Mientras, el tahúr político negocia impunidad.
Archivo muerto
Desgranado, el PAN de Veracruz protagoniza un vodevil de risa loca. Otrora férrea adversaria de Morena, la fracción parlamentaria yunista ahora es el trapeador del partido de López Obrador. Van en la línea de Cuitláhuac García, caminan al son que les marca Eric Cisneros, se ajustan a la línea del Carón, alias Juan Javier Gómez Cazarín, y avalan la propuesta del gobernador de Veracruz para convertir en magistrados a los seis peleles que cubrirán las plazas de los juristas que dejan el Poder Judicial de Veracruz. Al final serán tres, pues por la vía federal se dejará sin efecto el retiro forzoso, entre otros, de Marco Antonio Lezama Moo y de la intragable Gladys Maldonado. Sin vergüenza, la banda yunista azul encumbra a quienes a la postre los van a ejecutar. Alliet García Cayetano, abogada de quinta, esposa del secretario de Infraestructura, es quien operó desde la Dirección Jurídica de la Secretaría de Seguridad Pública el mazacote legal con el que se acusará al ex gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, patrón de los pitufos panistas en el Congreso, de un fraude mayor a dos mil millones de pesos con el sistema de videovigilancia del que difícilmente se podrá librar. Por la razones que sean, por evidenciar que el líder estatal del PAN en Veracruz, Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, no controla ni a sus nietos, o por exhibir al diputado Omar Miranda, líder de pacotilla en el grupo parlamentario, como un auténtico florero azul, lo cierto es que la banda yunista terminó convertida en la jerga con la que Morena, Cuitláhuac, Cisneros y Gómez Cazarín limpian los sanitarios del Congreso de Veracruz… Muy sácalepunta, Ricardo Morales Carrasco exige la vuelta a la actividad, la reapertura de juzgados, cerrados desde marzo cuando la pandemia llegaba a Veracruz. Muy sobrado, con voz del que detenta el poder, Ricardo Morales conmina a que establezcan mecanismos para normalizar los procesos judiciales. Para ello, por lo menos, el que habla debe tener ética. Morales Carrasco no. Mala memoria la suya, la nuestra no. Ha de olvidar un nombre, el de Bernardo Cruz Mota, ejecutado con la saña del narco, a quien Ricardo Morales le dispensó la necropsia a pedido del entonces líder zeta en el sur de Veracruz, Hernán Martinez Zavaleta, alias el Comandante H. A medio sepelio, el cuerpo de Bernardo Cruz Mota fue tomado por elementos de la Secretaría de Marina y llevado al forense para cumplir con el procedimiento de ley. Y el cese fulminante de Morales Carrasco no tardó en llegar. Se supo entonces que el fiscal regional vivía en un hotel que sirve de punto de encuentro lo mismo a policías que a próceres de la delincuencia organizada, y como interlocutor el fiscal yunista tenía a quien servía de puente con Osiris Hernández, cuñado del H, asesinado un par de años después a las puertas del restaurant que le servía de fachada para las operaciones comerciales de la delincuencia organizada. Hoy, Ricardo Morales es voz cantante en el gremio en Xalapa y exige la reactivación de los juzgados. Se intuye por qué la premura… Sainete con tufo a escándalo en el entorno familiar y político de Regina Vázquez Saut. Y todo por un predio. Y todo por venderlo a una inmobiliaria de altos vuelos que ahí erigió una plaza comercial. Y más aún, por escamotearle la comisión a quien le consiguió el cliente y cristalizó la operación de compraventa, en Puebla. Una historia que comienza con su padre, el cacique de Acayucan, Cirilo Vázquez Lagunes, ejecutado por el crimen organizado en 2006, y que sigue con Regina Vázquez, ex diputada federal, ex diputada local, ex alcaldesa de Acayucan con gravísimas omisiones financieras que luego le limpió Fidel Herrera, con el que se cobijó. Una historia con terrenos que nunca debieron terminar en plaza comercial porque su destino era el desarrollo de vivienda para trabajadores ferrocarrileros. La historia la cuenta su protagonista, una víctima más de Regina Vázquez Saut y sus hermanas Fabiola y Sofía, y está por comenzar… Alejandro Perea Parra volverá a ser juez. Ganó un amparo que impide su remoción como titular del Juzgado Primero de Primera Instancia, pese a la cadena de irregularidades, resoluciones aberrantes, sentencias de escándalo. Si Perea hubiera sido el juez del caso Chapo Guzmán, el temido narco andaría libre. Heredado por Edel Álvarez Peña, Alejandro Perea fue dejado fuera de circulación en cuanto Sofía Martínez Huerta, la vilipendiada presidenta del Poder Judicial de Veracruz, se encumbró. Pero el Poder Judicial Federal lo restituyó en el cargo. Así de podrida la justicia en Veracruz… Fogoso, el notario, es despiadado con la mujer. Van las chicas al despacho y hay posibilidades de trabajo sólo si no rebasan la mayoría de edad. Fogoso, el notario, sabe que eso es pederastia. Sabe que es delito. Sabe que es perversión. Son años y años usando la necesidad de trabajo de las postulantes para dar rienda al placer carnal. Una denuncia contiene todo y en breve el sur de Veracruz se habrá de escandalizar…