Corredor Interoceánico, rehén del vendedor de frutas

Entre la minoría rapaz de la 4T destaca uno, Rafael Marín Mollinedo, de negro historial, negociante de frutas y verduras que ya empoderado, ambicioso e impune, echa a perder el proyecto cumbre de Andrés Manuel, el Corredor Interoceánico Coatzacoalcos-Salina Cruz.

Entre la minoría rapaz de la 4T destaca uno, Rafael Marín Mollinedo, de negro historial, negociante de frutas y verduras que ya empoderado, ambicioso e impune, echa a perder el proyecto cumbre de Andrés Manuel, el Corredor Interoceánico Coatzacoalcos-Salina Cruz.

Dos episodios, entre muchos, retratan al compadre de los López Obrador: el “avance” de 11 kilómetros rehabilitando vías férreas que se hallaban en buen estado, y el desmentido de la Secretaría de Medio Ambiente federal que niega que por no concretarse la autorización del manifiesto de impacto ambiental se haya frenado el proyecto.

Otro episodio describe a Rafael Marín Mollinedo en eso que el presidente categoriza como atropello con el poder: 100 millones de dólares no ingresados al erario, provenientes de Singapur, que precipitaron la caída del ex secretario de Hacienda, Carlos Manuel Urzúa Macías, el primero que dimitió en el gabinete de López Obrador.

Uno más: la reparación y rehabilitación de parte del parque vehicular —camiones de desecho— en la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, siendo Marín Mollinedo director general de Servicios Urbanos, que fueron a parar a los municipios de Jonuta y Macuspana, Tabasco, este último entonces presidido por un tal José Ramiro López Obrador (https://www.proceso.com.mx/229589/renuncia-al-gdf-rafael-marin-mollinedo).

Eso le costó el cargo. Y para no aplicarle la ley, su jefe, Francisco Garduño, hoy comisionado nacional de Migración, con fama de duro y represor, asumió la culpa ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Así salvó a Marín Mollinedo y a los López Obrador.

Una más: la proveeduría de alimentos a penales en Quintana Roo, su estado natal, aunque de origen tabasqueño, mediante su empresa Tabana Banana S.A. de C.V. con la que aún ahora que es funcionario persiste en hacer negocio.

Todo un zar del billete y un corto, limitado y pésimo operador del Corredor Interoceánico.

Año y medio —19 meses ya— lleva Marín Mollinedo acariciando el proyecto y no lo termina de aterrizar. Su última gesta fue frente a Andrés Manuel, el 25 de julio, en Ixtepec, Oaxaca, aduciendo un avance ínfimo en rehabilitación de vías férreas de 11 kilómetros de los 132.82 que comprende todo el sistema, y la falta de autorización del MIA (Manifiesto de Impacto Ambiental).

“No, pues no avanza el tren”, escribió en Instagram el periodista Joaquín López Dóriga, difundiendo el video en que Rafael Marín Mollinedo relata a López Obrador que del proyecto cumbre hay nada.

Ahí mismo, argüía que en los tramos 1 y 2 se habían rehabilitado 11 kilómetros de vías férreas, pero en los tramos 3, 4 y 5 la falta del MIA por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales frenaba el proyecto.

Tres días después hubo respuesta. Semarnat refirió que el 21 de mayo de 2020 fue resuelto favorablemente el MIA, solicitado desde enero pasado por el Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, pero estableció el cumplimiento de condiciones previas al inicio de la obra, entre ellas protección a la flora, fauna, aseguramiento de cuerpos de agua, atención a la contaminación y reforestación.

“A la fecha, 28 de julio, la Secretaría de Ambiente está en espera de los documentos de respuesta a esas condiciones”, cita el comunicado de Semarnat.

Así es la ética de Marín Mollinedo. Lo mueve la maniobra y lo mueve la mentira. A López Obrador, que lo sostiene al frente del proyecto pese a su corta visión, lo engaña con la mayor frialdad. Los 11 kilómetros de vías férreas rehabilitados, según fuentes de palacio nacional, estaban en perfectas condiciones. Fue un gasto inútil. Y no es Semarnat la que frena la obra; es el incumplimiento de Mollinedo y su equipo para hacer efectivas las condiciones fijadas.

Mollinedo no ve el potencial del Corredor Interoceánico —Transístmico—. Supone que el negocio para el gobierno está en el cobro por el transporte de mercancías. Eso es mínimo. No mide que el verdadero filón económico radica en la instalación de parques industriales a lo largo del Istmo de Tehuantepec, en una franja de 132.82 kilómetros y algo más.

Las cadenas productivas son clave en el desarrollo del Istmo. Aceleran el circulante de dinero y multiplican la pequeña y mediana empresa. Con un esquema de asociaciones público-privadas, contempladas en los tratados comerciales, el gobierno asegura un alto porcentaje de participación simplemente por ser el dueño de la tierra, y los particulares también, sin riesgo de perder sus títulos de propiedad.

La inversión programada para el arranque del proyecto del Istmo fue de 42 mil millones de pesos: 22 mil millones sería inversión del gobierno federal y el resto lo aportarían las administraciones portuarias integrales de Coatzacoalcos y Salina Cruz.

Pero Marín Mollinedo continúa en su ley. Su corta visión ya prendió alarmas en Estados Unidos, China y Singapur, que comienzan a buscar alternativas para el paso de mercancías entre los océanos o seguir atados al Canal de Panamá, con sus altos costos y sus tiempo de descarga, traslado y carga.

La ironía también es parte de la realidad. El Canal de Panamá tiene tres clientes macro: Estados Unidos, China y México. La facturación a México sobrepasa anualmente los 3 mil millones de dólares principalmente por el paso de productos petroleros. O sea, teniendo una franja geográfica ideal por donde realizar el transporte, México le regala esa millonada a Panamá.

Hay, por igual, un impacto político. Coatzacoalcos y el sur de Veracruz son bastión de Morena y, más aún, de López Obrador. Pero a año y medio de gobierno, el caos económico, la violencia desbordada, los ejecutados y desmembrados, la extorsión, el secuestro, el cierre de empresas, la crisis del coronavirus y el estancamiento total, dibujan una derrota brutal para el partido de López Obrador. Y la factura la pagará la secretaria de Energía, Norma Rocío Nahle García.

Sus ínfulas como mandona en Morena, su poder frente al del gobernador Cuitláhuac García, se desdibujan ante el caos. Morena naufraga. Los alcaldes de Coatzacoalcos y Minatitlán, Víctor Carranza y Nicolás Reyes, transitan de la ignorancia al atropello. Gobiernan a ciegas, violan la ley, reprimen al pueblo, fomentan la corrupción.

Coatzacoalcos es el bastión de Rocío Nahle. Si el Corredor Interoceánico no genera inversión, empleo, niveles de desarrollo antes de concluir 2020, Morena pagará con una derrota electoral. No aportará diputados federales para sostener a López Obrador; no tendrá diputados locales para que Cuitláhuac García pueda concluir su gobierno en Veracruz.

Irónicamente, Nahle depende de Mollinedo, o de su ineficiencia. Irónicamente, Mollinedo reclama que Nahle se adueñe de Tabasco mientras Nahle se duele que Mollinedo va a joder al sur de Veracruz.

Mientras Rafael Marín Mollinedo disfruta las mieles del poder y la impunidad, se cobija en los López Obrador y en los López Beltrán.

Opera con José Ramiro López Obrador, ex alcalde de Macuspana, y con Pío López Obrador, y con José Ramón López Beltrán, el excéntrico hijo del presidente, que presume viajes, vida de rey, esposa que gusta de conocer el mundo en avión privado y súbitamente empresario, junto con dos hermanos, en la fábrica de chocolates Rocío, con tufo a lavadero fenomenal. Es el fifí de la Cuarta Transformación.

Marín Mollinedo tiene otra carta para lo que se llegue a necesitar: es primo de Nicolás Mollinedo Bastar, ex chofer de Andrés Manuel López Obrador, protagonista de un escándalo cuando se presentó evidencia que tenía más salario y fortuna que el entonces inmaculado perredista que aún sigue ondeando la bandera de la lucha contra la corrupción.

Año y medio después, Marín Mollinedo no arranca, porque no puede, porque no sabe, el Tren Transístmico.

Archivo muerto

Cobijado por la 4T, Emilio Lozoya Austin ya tiene libertad condicional. De la segunda audiencia, por el caso Odebrecht, volvió a la perorata inicial. Lo obligaron a delinquir, a suscribir contratos, a torcer la ley. Así es en el ejercicio del poder. Peña Nieto ejercía el poder presidencial. Luis Videgaray era mano que mecía la cuna. Pero Lozoya realizó actos conscientes, sabiendo lo que implicaba, el riesgo de sus acciones, las consecuencias que debía afrontar. Hoy se delatan los rufianes y aparece la verdad oficial, porque el fango y el tufo a corrupción lo venía documentando años atrás esa prensa a la que el demagogo de palacio, o sea Andrés Manuel López Obrador, llama fifí sólo por cumplir su misión de servir de espejo del poder. El circo sigue. Lozoya, aun con su implicación en los actos de corrupción, es el reo favorito de Andrés Manuel. Simula una enfermedad para no ir a prisión, y el Peje se lo permite. No se le pone a disposición de un juez en los términos que marca el Código de Procedimientos Penales, y la Fiscalía General se lo facilita. López Obrador sigue filtrando información, violando la secrecía, y el fiscal Gertz Manero lo deja actuar. En la primera audiencia, Lozoya se fue liso. Sí con una vinculación a proceso pero la Fiscalía no pidió prisión preventiva oficiosa ni que se le fijara fianza. Y en la del caso Odebrecht, Lozoya logra libertad condicional. ¿Que no es circo? Lo es. ¿A cuántos otros reos se les da trato de rey? Ah sí, a Ovidio, el hijo del Chapo Guzmán, con el que Andrés Manuel López Obrador tuvo tal deferencia que lo dejó ir… A punta de pistola, el alcalde Víctor Carranza reabre el basurero de Villa Allende. Es la estampa de un represor nato. Su policía, la Secretaría de Seguridad Pública, la Guardia Nacional, usando escudos y puños, rompieron la noche del miércoles 29 el cerco tendido por habitantes de aquella congregación para impedir que la clausura decretada por la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente, que luego se vino abajo, se aplicara. Con toletes, con la violencia propia de la fuerza policíaca, se escribió la agresión. En 31 meses, el alcalde de Coatzacoalcos ha sido un inepto redomado, incapaz de aterrizar la solución al problema del destino final de los residuos sólidos. En 31 meses, más de dos años y medio, Carranza ha estado pasmado, aletargado, aguardando a poder cuajar, prestarse a la jugarreta de Rocío Nahle, su madrina y patrona política, para hacer realidad la planta procesadora de basura de la familia Quintanilla, los compadres de la secretaria de Energía, que usa el cargo para traficar influencias y nutrir los bolsillos a los de su clan. Víctor Carranza pasará a la historia por el acto de represión perpetrado contra los habitantes de Villa Allende, por la agresiva respuesta a una protesta legítima. Amén del cauce legal que tomen los hechos, el daño político ya está ahí. Frente al garrote policíaco, la sociedad asume las formas de proceder. Sus corifeos, sus bufones, el vocerillo de la fallida esperanza, Antonio García, qué pueden decir, qué pueden hacer ante lo que evidencia la ineptitud del alcalde y la mano golpeadora de Morena en el poder. Vergüenza, si es que la tienen, les debería dar… Coatzacoalcos, primer lugar en desocupación laboral en el primer trimestre de 2020. Así lo revela el reporte del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). En el rango de mayor desocupación —de 5.4 a 6— se halla en la cumbre. Con nivel 6, supera a la Ciudad de México y a Ciudad del Carmen con 5.6; Villahermosa, 5; Torreón, 4.9; Puebla y Tuxtla Gutiérrez, 4.6; Saltillo, 4.5, y Durango y Hermosillo, 4.4. Y aún así hay quienes ven que en Coatzacoalcos no pasa nada y que viene lo mejor… Mes con mes, solía Jonathán “N”, acusado de pederastia, acudir a firmar el libro de registro de los sujetos a proceso penal. Luego se ausentó. Amagado con la revocación de la fianza, interpuso un amparo y, oh gloriosa Cuarta Putrefacción, se le concedió. Ahora firmará cada seis meses, lo que ni a los delincuentes de cuello blanco se les permite. Al hermano de la diputada federal Tania Cruz Santos, diría el Peje López Obrador rememorando la proclama juarista, justicia y gracia… ¿Quién es ese notario público, muy fogoso, que capacita a fondo, con total empeño, a las jóvenes que llegan a su despacho en busca de una oportunidad de trabajo y que se topan con una estrujante realidad? Lo peor es que las prefiere menores de edad. Ojo Inmujeres. Pista: es del sur de Veracruz…

Dos episodios, entre muchos, retratan al compadre de los López Obrador: el “avance” de 11 kilómetros rehabilitando vías férreas que se hallaban en buen estado, y el desmentido de la Secretaría de Medio Ambiente federal que niega que por autorización del manifiesto de impacto ambiental se haya frenado el proyecto.

Otro episodio describe a Rafael Marín Mollinedo en eso que que el presidente categoriza como atropello con el poder: 100 millones de dólares no ingresados al erario, provenientes de Singapur, que precipitaron la caída del ex secretario de Hacienda, Carlos Manuel Urzúa Macías, el primero que dimitió en el gabinete de López Obrador.

Uno más: la reparación y rehabilitación de parte del parque vehicular —camiones de desecho— en la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, siendo Marín Mollinedo director general de Servicios Urbanos, que fueron a parar a los municipios de Jonuta y Macuspana, Tabasco, este último entonces presidido por un tal José Ramiro López Obrador (https://www.proceso.com.mx/229589/renuncia-al-gdf-rafael-marin-mollinedo).

Eso le costó el cargo. Y para no aplicarle la ley, su jefe, Francisco Garduño, hoy comisionado nacional de Migración, con fama de duro y represor, asumió la culpa ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Así salvó a Marín Mollinedo y a los López Obrador.

Una más: la proveeduría de alimentos a penales en Quintana Roo, su estado natal, aunque de origen tabasqueño, mediante su empresa Tabana Banana S.A. de C.V. con la que aún ahora que es funcionario persiste en hacer negocio.

Todo un zar del billete y un corto y pésimo operador del Corredor Interoceánico.

Año y medio —19 meses ya— lleva Marín Mollinedo acariciando el proyecto y no lo termina de aterrizar. Su última gesta fue frente a Andrés Manuel, el 25 de julio, en Ixtepec, Oaxaca, aduciendo un avance en rehabilitación de vías férreas de 11 kilómetros y la falta de autorización del MIA (Manifiesto de Impacto Ambiental).

“No, pues no avanza el tren”, escribió en Instagram el periodista Joaquín López Dóriga, difundiendo el video en que Rafael Marín Mollinedo relata a López Obrador que del proyecto cumbre hay nada.

Ahí mismo, argüía que en los tramos 1 y 2 se habían rehabilitado 11 kilómetros vías férreas, pero en los tramos 3, 4 y 5 la falta del MIA por parte de la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca frenaba el proyecto.

Tres días después hubo respuesta. Semarnat refirió que el 21 de mayo de 2020 fue resuelto favorablemente el MIA, solicitado desde enero pasado por el Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, pero estableció el cumplimiento de condiciones previas al inicio de la obra, entre ellas protección a la flora, fauna, aseguramiento de cuerpos de agua, atención a la contaminación y reforestación.

“A la fecha, 28 de julio, la Secretaría de Ambiente está en espera de los documentos de respuesta a esas condiciones”, cita el comunicado de Semarnat.

Así es la ética de Marín Mollinedo. Lo mueve la maniobra y lo mueve la mentira. A López Obrador, que lo sostiene al frente del proyecto pese a su corta visión, lo engaña con la mayor frialdad. Los 11 kilómetros de vías férreas rehabilitados, según fuentes de palacio nacional, estaban en perfectas condiciones. Fue un gasto inútil. Y no es Semarnat la que frena la obra; es el incumplimiento de Mollinedo y su equipo para cumplir con las condiciones fijadas.

Mollinedo no ve el potencial del Corredor Interocéanico —Transístmico—. Supone que el negocio para el gobierno está en el cobro por el transporte de mercancías. Eso es mínimo. No mide que el verdadero filón económico radica en la instalación de parques industriales a lo largo del Istmo de Tehuantepec, en una franja de 132.82 kilómetros y algo más.

Las cadenas productivas son clave en el desarrollo del Istmo. Aceleran el circulante de dinero y multiplican la pequeña y mediana empresa. Con un esquema de asociaciones público-privadas, contempladas en los tratados comerciales, el gobierno asegura un alto porcentaje de participación simplemente por ser el dueño de la tierra, y los particulares también, sin riesgo de perder sus títulos de propiedad.

La inversión programada para el arranque del proyecto del Istmo fue de 42 mil millones de pesos: 22 mil millones sería inversión del gobierno federal y el resto lo aportarían las administraciones portuarias integrales de Coatzacoalcos y Salina Cruz.

Pero Marín Mollinedo continúa en su ley. Su corta visión ya prendió alarmas en Estados Unidos, China y Singapur, que comienzan a buscar alternativas para el paso de mercancías entre los océanos o seguir atados al Canal de Panamá, con sus altos costos y sus tiempo de descarga, traslado y carga.

La ironía también es parte de la realidad. El Canal de Panamá tiene tres clientes macro: Estados Unidos, China y México. La facturación a México sobrepasa anualmente los 3 mil millones de dólares principalmente por el paso de productos petroleros. O sea, teniendo una franja geográfica ideal por donde realizar el transporte, México le regala esa millonada a Panamá.

Hay, por igual, un impacto político. Coatzacoalcos y el sur de Veracruz es bastión de Morena y, más aún, de López Obrador. Pero a año y medio de gobierno, el caos económico, la violencia desbordada, los ejecutados y desmembrados, la crisis del coronavirus y el estancamiento total, dibujan una derrota brutal para el partido de López Obrador. Y la factura la pagará la secretaria de Energía, Norma Rocío Nahle García.

Sus ínfulas como mandona en Morena, su poder frente al del gobernador Cuitláhuac García, se desdibujan ante el caos. Morena naufraga. Los alcaldes de Coatzacoalcos y Minatitlán, Víctor Carranza y Nicolás Reyes, transitan de la ignorancia al atropello. Gobiernan a ciegas, violan la ley, reprimen al pueblo, fomentan la corrupción.

Coatzacoalcos es el bastión de Rocío Nahle. Si el Corredor Interoceánico no genera inversión, empleo, niveles de desarrollo antes de concluir 2020, Morena pagará con una derrota electoral. No aportará diputados federales para sostener a López Obrador; no tendrá diputados locales para que Cuitláhuac García pueda concluir su gobierno en Veracruz.

Irónicamente, Nahle depende de Mollinedo, o de su ineficiencia. Irónicamente, Mollinedo reclama que Nahle se adueñe de Tabasco mientras Nahle se duele que Mollinedo va a joder al sur de Veracruz.

Mientras Rafael Marín Mollinedo disfruta las mieles del poder y la impunidad. Se cobija en los López Obrador y en los López Beltrán.

Opera con José Ramiro López Obrador, ex alcalde de Macuspana, y con Pío López Obrador, y con José Ramón López Beltrán, el excéntrico hijo del presidente, que presume viajes, vida de rey, esposa que gusta de conocer el mundo en avión privado y súbitamente empresario, junto con dos hermanos, en la fábrica de chocolates Rocío, con tufo a lavadero fenomenal.

Marín Mollinedo tiene otra carta para lo que se llegue a necesitar: es primo de Nicolás Mollinedo Bastar, ex chofer de Andrés Manuel López Obrador, protagonista de un escándalo cuando se presentó evidencia que tenía más salario y fortuna que el entonces inmaculado perredista que aún sigue ondeando la bandera de la lucha contra la corrupción.

Año y medio después, Marín Mollinedo no arranca el Tren Transístmico.

Archivo muerto

Cobijado por la 4T, Emilio Lozoya Austin ya tiene libertad condicional. De la segunda audiencia, por el caso Odebrecht, volvió a la perorata inicial. Lo obligaron a delinquir, a suscribir contratos, a torcer la ley. Así es en el ejercicio del poder. Peña Nieto ejercía el poder presidencial. Luis Videgaray era mano que mecía la cuna. Pero Lozoya realizó actos conscientes, sabiendo lo que implicaba, el riesgo de sus acciones, las consecuencias que debía afrontar. Hoy se delatan los rufianes y aparece la verdad oficial, porque el fango y el tufo a corrupción lo venía documentando años atrás esa prensa a la que el demagogo de palacio, o sea Andrés Manuel López Obrador, llama fifí sólo por cumplir su misión de servir de espejo del poder. El circo sigue. Lozoya, aun con su implicación en los actos de corrupción, es el reo favorito de Andrés Manuel. Simula una enfermedad para no ir a prisión, y el Peje se lo permite. No se le pone a disposición de un juez en los términos que marca el Código de Procedimientos Penales, y la Fiscalía General se lo facilita. López Obrador sigue filtrando información, violando la secrecía, y el fiscal Gertz Manero lo deja actuar. En la primera audiencia, Lozoya se fue liso. Sí con una vinculación a proceso pero la Fiscalía no pidió prisión preventiva oficiosa ni que se le fijara fianza. Y en la del caso Odebrecht, Lozoya logra libertad condicional. ¿Que no es circo? ¿A cuántos otros reos se les da trato de rey? Ah sí, a Ovido, el hijo del Chapo Guzmán, con el que Andrés Manuel López Obrador tuvo tal deferencia que lo dejó ir… A punta de pistola, el alcalde Víctor Carranza reabre el basurero de Villa Allende. Es la estampa de un represor nato. Su policía, la Guardia Nacional, usando escudos y puños, rompieron la noche del miércoles 29 el cerco tendido por habitantes de aquella congregación para impedir que la clausura decretada por la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente, que luego se vino abajo, se aplicara. Con toletes, con la violencia propia de la fuerza policíaca, se escribió la agresión. En 31 meses, el alcalde de Coatzacoalcos ha sido un inepto redomado, incapaz de aterrizar la solución al problema del destino final de los residuos sólidos. En 31 meses, más de dos años y medio, Carranza ha estado pasmado, aletargado, aguardando a poder cuajar, prestarse a la jugarreta de Rocío Nahle, su madrina y patrona política, para hacer realidad la planta procesadora de basura de la familia Quintanilla, los compadres de la secretaria de Energía, que usa el cargo para traficar influencias y nutrir los bolsillos a los de su clan. Víctor Carranza pasará a la historia por el acto de represión perpetrado contra los habitantes de Villa Allende, por la agresiva respuesta a una protesta legítima. Amén del cauce legal que tomen los hechos, el daño político ya está ahí. Frente al garrote policíaco, la sociedad asume las formas de proceder. Sus corifeos, sus bufones, el vocerillo de la fallida esperanza, Antonio García, qué pueden decir, qué pueden hacer frente a lo que evidencia la ineptitud del alcalde y la mano golpeadora de Morena en el poder. Vergüenza, si es que la tienen, les debería dar… Coatzacoalcos, primer lugar en desocupación laboral en el primer trimestre de 2020. Así lo revela el reporte del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). En el rango de mayor desocupación —de 5.4 a 6— se halla en la cumbre. Con nivel 6, supera a la Ciudad de México y a Ciudad del Carmen con 5.6; Villahermosa, 5; Torreón, 4.9; Puebla y Tuxtla Gutiérrez, 4.6; Saltillo, 4.5, y Durango y Hermosillo, 4.4. Y aún así hay quienes ven que en Coatzacoalcos no pasa nada y que viene lo mejor… Mes con mes, solía Jonathán “N”, acusado de pederastia, acudir a firmar el libro de registro de los sujetos a proceso penal. Luego se ausentó. Amagado con la revocación de la fianza, interpuso un amparo y, oh gloriosa Cuarta Putrefacción, se le concedió. Ahora firmará cada seis meses, lo que ni a los delincuentes de cuello blanco se les permite. Al hermano de la diputada federal Tania Cruz Santos, diría el Peje López Obrador rememorando la proclama juarista, justicia y gracia… ¿Quién es ese notario público, muy fogoso, que capacita a fondo, con total empeño, a las jóvenes que llegan a su despacho en busca de una oportunidad de trabajo y que se topan con una estrujante realidad? Lo peor es que las prefiere menores de edad. Ojo Inmujeres. Pista: es del sur de Veracruz…

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Fotos: El Universal, Animal Político

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