Veracruz flotaba. A duras penas, pero flotaba. Se movía en aguas turbulentas, sin timón, sin vela, sin piloto. Sacudido por el vendaval, soportaba el oleaje amenazante. Andaban atemorizados los pasajeros y, peor, al ver que la tripulación —el duartismo— destaza el barco, lo desmantela a pedazos. Hoy, oficialmente naufraga.
Es el quinto año de gobierno y Javier Duarte, el gobernador, finalmente cede: enfrenta el gobierno de Veracruz una crisis financiera y es ineludible apretarse el cinturón, racionar los recursos, cancelar programas, desconcentrar dependencias, suprimir escoltas, bajarle al derroche. Si ya atracamos los pesos, hay que cuidar los centavos.
Autor: Mussio Cárdenas Arellano
18 de Marzo: Pemex en vía de extinción
Devorado por la corrupción, Petróleos Mexicanos vive sus peores días: lo empequeñece la reforma energética, se desploma en el mercado internacional de crudo, le faltan recursos, cede áreas al capital privado y ha de echar a la calle a miles de trabajadores. Qué manera de festejar su 77 aniversario.
Por supuesto, no es el Pemex que concibió Lázaro Cárdenas. Aquella empresa creada cuatro meses después de la expropiación petrolera, en julio de 1938, dista mucho de ser la palanca desarrollo que por años sostuvo al país y hoy está en zona de riesgo.
Caso Aristegui: el torbellino que atrapa a Peña Nieto
Carmen Aristegui tiene estatura moral. Peña Nieto no. Reprimida, asediada, echada de Noticias MVS por instrucción presidencial, Carmen Aristegui concita solidaridad y apoyo, renuncias de otros líderes de opinión a esa empresa, respaldo en redes sociales y una condena general en la prensa internacional. Peña Nieto sólo es visto como un vulgar represor.
Medio México la aclama. Salen a las calles quienes siguen su labor periodística. Destacan sus hallazgos informativos: la Casa Blanca, la narcopolítica, los negocios del peñanietismo rasguñando el erario público, las propiedades de José Murat, el artífice del Pacto por México, en Estados Unidos, y cientos de perlas de la corrupción que devora al país.
Caso Aristegui: la mano fascista de Peña Nieto
Incómoda, beligerante, sobre todo libre, Carmen Aristegui irritó al presidente por la Casa Blanca de La Gaviota, la mansión de Luis Videgaray, los contratos de Higa, los 43 de Ayotzinapa, el desastre de gobierno y la explosión social. Lo llevó al borde. Lo desquició. Y le hizo mostrar que el puño de Enrique Peña Nieto es el puño de un fascista.
MexicoLeaks, como dice la empresa Multivisión, no es el problema. No lo es, tampoco, el uso de la marca indebidamente, como atribuye a dos reporteros, Daniel Lizárraga e Irving Huerta, al dar a conocer que el espacio Noticias MVS formarían parte de la nueva plataforma de información altamente documentada.
El fraude de San Samuel Muñoz
Manuel Bringas Burelo tiene un problema. Se llama Samuel Muñoz de la Rosa. De la mano de su “abogado” engaña y engatusa, ofrece el paraíso y lo vende en cómodos paguitos, urdido el negocio de la tierra a punta de invasión. ¿Su secreto? Una escritura pública que hace tres años dejó de tener validez. A eso se le llama fraude.
Manuel Bringas se vende como un ingenuo y Samuel se renta como un santo. Pero ni uno ni otro son así. Encantan a los necesitados, ofertan predios que no son suyos, fraccionan terrenos al margen de la ley y acumulan denuncias como sólo un vendelotes de alta escuela podrían enfrentar.
El fiscal y las “acusaciones de oídas”
Histriónico, Luis Ángel Bravo Contreras llegó al Congreso de Veracruz. Buscaba reflectores. Llevaba su egolatría, la metrosexualidad. Y nada más. Olvidó que en un juicio de desafuero, como en una instancia legal, cuentan las pruebas, y los hechos, y sobre todo, la verdad.
Nada nuevo llevó al Congreso donde se desahoga el juicio de desafuero contra el alcalde de Medellín de Bravo, Omar Cruz Reyes, sobre quien pesa la imputación de ser el autor intelectual del crimen del periodista Moisés Sánchez Cerezo, levantado y asesinado el 2 enero en El Tejar.
El factor Gonzalo Guízar
Tatuado en la piel, lleva Gonzalo Guízar Valladares el sello del PRI, el viejo y el nuevo, el del fraude y la violencia electoral. Sirvió a ese partido, dio y recibió. Hizo trabajo sucio y cobró por su oficio: regidurías, diputaciones, cargos públicos, la dirigencia tricolor. Sabe de las formas, conoce sus entrañas, lo ayudó a vivir y vivió de él.
Su esencia es priísta, formado en la mecánica del poder, en la cercanía de los poderosos, en la institucionalidad que sin pudor lo lleva ahora a exhibirse como presidente del Partido Encuentro Social en Veracruz mientras se trenza en un abrazo con el gobernador Javier Duarte de Ochoa. ¿Enemigos? Ni pensarlo.
Pepe Yunes se sacude a Héctor Yunes
Héctor Yunes quisiera que Pepe Yunes no hablara, no pensara y no actuara. Lo quiere dócil y manejable. Lo ve a su lado, pero qué mejor, sometido. Quiere pastorearlo. Que endurezca el discurso y luego lo suavice. Que enfrente al gobernador Javier Duarte, lo desaire y luego se reconcilie.
Así venía sucediendo hasta que José Francisco Yunes Zorrilla, senador por Veracruz, oriundo de Perote, cortó las ataduras y mandó al diablo la tutela de su perverso tío, sus truculencias y maquinaciones, la trampa y el engaño.
Saqueo e impunidad: el desgobierno de Javier Duarte
Por el desgobierno de Javier Duarte han pasado pillos y ratas, atracadores profesionales y traficantes de dinero. Usan el erario para comprar y someter. Ostentan insultantes fortunas. Se corrompen y corrompen. Y para ellos, los bufones del reino, dispone su guía moral de un kilo de impunidad. Con eso les basta.
Ha llevado Javier Duarte a Veracruz a un estado de insolvencia, desvío de recursos, ocultamiento de información, simulación financiera, saqueo descarado, trampas para evadir la ley, y siempre, siempre, la burla a la Auditoría Superior de la Federación.
Javier Duarte, el espectacular, la recompensa
Isabel Miranda de Wallace lo hizo. Publicó un espectacular. Tenía la imagen de un secuestrador, responsable de la desaparición y muerte de su hijo. Pedía informes sobre su paradero y ofrecía una recompensa. Así cimbró las estructuras del poder y después ya nada fue igual.
Luis Guillermo Lagunes Díaz aparece en uno igual. Hay, sin embargo, una diferencia. Luis Guillermo es la víctima, desaparecido hace año y medio, como si la tierra se lo hubiera tragado.