Si de manzanas podridas se trata, como Alberto Silva Ramos no hay dos. Con tufo a soberbia, y más a alcohol, la petulancia en las entrañas, Alberto Silva Ramos dice que será líder del PRI en Veracruz. Un ardid más, patadas de ahogado, de Javier Duarte para imponer sucesor o regatear diputaciones y el control del Congreso estatal.
Seguir leyendo