Repudio al alcalde Fabián Cruz; le toman el balcón de palacio y el pueblo da el Grito mientras el morenista se agazapa y huye
La multitud enardecida, irritada por los dineros perdidos, desviados, y las obras de relumbrón, y los servicios básicos que le urgen a Ixhuatlán del Sureste. Y el alcalde Fabián de Jesús Cruz se agazapa. Y huye. Y se olvida que esa noche, la del 15, debía dar, aún con la protesta encima, el Grito de Independencia.
Acobardado, le teme más a las voces que lo increpan, a los huevos y tomates que la muchedumbre arroja, al ruido de los cucharones y las cacerolas y, sobre todo, a la rabia social, al enfrentamiento entre sus gobernados y sus empleados, y opta por la fuga.
Temeroso, Fabián Cruz, aquel que se enfundó en la playera de Morena para ser alcalde y hoy está acusado de corrupción, se introduce en una patrulla y se aleja del palacio municipal.
Noche negra la del 15. Noche de Grito sin el grito del alcalde porque a falta de autoridad, el grito lo dio la sociedad.
Advertido de lo que iba a ocurrir, el célebre Fabiruchis no tuvo la capacidad de dialogar y llevar la fiesta en paz. Y se quedó sin Grito, y el lunes 16, sin Desfile de la Independencia en el pequeño pero bravo, muy bravo e histórico, municipio de Ixhuatlán del Sureste, en el rincón de Veracruz.
Días antes, entre sus detractores se lanzó la convocatoria a boicotear el Grito. Lo plasmaron en un pliego que, en los hechos, fue un ultimátum:
“No hay marcha atrás. Es ahora o nunca. El pueblo ya se cansó que está familia chiapaneca se burle de los habitantes de Ixhuatlán y quiera vernos la cara de tontos.
“Somos mucha pieza para echarlos para abajo. Es momento de olvidarnos de partidos políticos y unirnos todos a una sola causa, el bienestar y crecimiento de Ixhuatlán.
“Ya basta que todos los presidentes que han pasado, se han servido con la cuchara grande. Es momento que repitamos la historia de nuestros ancestros, que nunca se dejaron pisotear y tomaban acciones severas. Hoy, somos nosotros, la generación que debe hacer respetar sus derechos y hacer que los recursos que ingresan a Ixhuatlán sean invertidos en obras e infraestructura para el crecimiento de Ixhuatlán.
“Estos malos presidentes nos han estancado en la miseria y saqueando las arcas de la Tesorería municipal.
“Ya basta. Te esperamos el día del Grito de la Independencia. Por un Ixhuatlán libre y soberano. Por los servicios de primera calidad de agua, luz, drenaje, pavimentación y apoyo a todos los ejidos”.
Convocaban a ciudadanos de la cabecera municipal y las congregaciones de Felipe Berriozábal, El Chapo Las Palomas, Guayabal, El Túnel, Coyolar, Dante Delgado y Aldana.
Pues Fabiruchis no entendió. Y El Grito se convirtió en el zafarrancho. Un nutrido contingente llegó a la explanada del palacio municipal. Comenzaron los gritos y los reclamos. El personal del ayuntamiento los enfrentó. Temían una toma de instalaciones. Al final cedieron.
Los inconformes cargaban una escalera que sirvió para que uno de los suyos accediera al balcón. Ahí dio el Grito. Lanzó las arengas. Relevó al alcalde Fabián Cruz. Hizo sonar la campana. Consumaban así su victoria sobre el presidente municipal.
Le exigían atender la falta de pavimentación, suministro de agua y problemas que el servicio de energía eléctrica por parte de la Comisión Federal de Electricidad.
“Exigimos alumbrado público, gestión de agua y luz, pavimentación de calles y avenidas, queremos hechos no palabras”.
Y lo sentenciaron: “Ratiruchis, regresa lo que te robaste, 80 millones”.
Al día siguiente le dieron el tiro de gracia: por falta de garantías suspendió el Desfile de Independencia aduciendo la seguridad para los niños y jóvenes que habrían de participar.
Sobre Fabián Cruz Hernández pesan acusaciones por desvío de recursos, inconsistencias detectadas por el Órgano de Fiscalización Superior de Veracruz, enriquecimiento ilícito, obras realizadas a espaldas de la población, en la total opacidad.
Noche negra, la del Grito. Lo dio el pueblo y el alcalde de Ixhuatlán tuvo que huir.
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