Desde 2021 comenzó a bloquear acuerdos; se encumbró a la presidencia del PAN con el apoyo del gober morenista, Cuitláhuac García
Hay que olvidar el pasado, dice el “Chapito” Guzmán Avilés. Y simula que apoyará a Pepe Yunes.
Pues ha de ser su pasado inmediato, porque apenas en noviembre su corriente panista se opuso a ir en alianza con el PRI y PRD. Don Joaquín Guzmán Avilés pretendía sabotear la candidatura de José Francisco Yunes Zorrilla, que ya se perfila al gobierno de Veracruz.
Aquel 12 de noviembre, hace mes y medio, el Consejo Estatal del PAN en Veracruz acordó “explorar la posibilidad de celebrar convenios de coalición electoral con otros partidos políticos, excepto con Morena y sus aliados para el proceso electoral local 2023-2024”.
El acuerdo fue una formalidad. Mucho de teatro y bastante de show. Hacía un año, las dirigencias del PRI, PAN y PRD, o sea Alito, Marko Cortés y Jesús Zambrano ya había urdido la construcción del Frente Amplio por México, que finalmente halló en la senadora Xóchitl Gálvez Ruiz su salvavidas, un perfil no tan jodido como los que se movían rumbo a la elección presidencial de 2024. Y ese ejercicio se replicaría en las entidades donde hay renovación de poderes, como es el caso de Veracruz.
Aprobaron la propuesta 87 delegados, hubo ocho votos en contra y una abstención. Los votos en contra fueron de la corriente allegada a Guzmán Avilés, el llamado cacique de Tantoyuca, donde sólo su familia tiene acceso a los cargos de elección popular.
Nada pudo hacer el “Chapito”. Sus antiguos aliados, con los que arrebató la presidencial del PAN estatal a los Yunes azules, lo dejaron solo. Enrique Cambranis, Germán Yescas, Julen Rementería, los allegados a Tito Delfín, otro de los presos políticos del gobernador morenista Cuitláhuac García Jiménez, y diversas corrientes afines, avalaron el proyecto.
Guzmán Avilés se volvió pro Morena desde 2018. Apenas dejó la Secretaría de Desarrollo Agropecuario Rural y Pesquero del gobierno yunista, se arregló con Morena. Sacó las manos y se entendió con el morenismo.
A Morena le debe la presidencia del PAN en Veracruz. Cerradísima la contienda, confrontado con José de Jesús Mancha Alarcón, yunista azul, halló en el Tribunal Electoral de Veracruz su mayor aval. Pero cuando intentó la reelección, sufrió una amarga derrota ante Federico Salomón Molina.
Salomón Molina fue candidato cubriendo el espacio que dejó vacante Tito Delfín, a quien Cuitláhuac García mantenía retenido en prisión.
En 2021, Guzmán Avilés intentó fracturar la alianza PAN-PRI-PRD. Exigió 17 candidaturas a diputado local, dejando las migajas para el tricolor y el sol azteca. Obvio, provocó una reacción que obligó a que las dirigencias nacionales se involucraran y lo sometieran.
Hoy vuelve a simular. Apenas el 12 de noviembre intentó sabotear la alianza con el PRI y PRD pero no tuvo los votos en el Consejo Estatal del PAN.
Y ahora se sienta con Pepe Yunes, le encuentra virtudes, se suma a la alianza.
No importa el pasado, dice. “Por el bien de Veracruz, deben dejarse atrás las diferencias”. Pues su pasado es de complicidad con Morena. Y de traición.
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