El zafarrancho del nieto de la alcaldesa de Nanchital con botellazos y huida al estilo Tarantino

Su amigo del alma, César Ortega, es contratista en el ayuntamiento; aventar un vehículo contra personas es intento de homicidio

Junior predilecto, Farid Lamarque Rosas gusta del trago y los finales violentos. Gusta de amigos y novias de sus amigos que arman trifulca, lanzan botella, hieren rostros y huyen del antro, no como si fuera película violenta sino como la realidad violenta que les gusta protagonizar.

Farid Yael Lamarque es el nieto incómodo y consentido de Esmeralda Mora Zamudio, la comadre política de Rocío Nahle, la cuasi candidata de Morena al gobierno de Veracruz, la jefa de la banda siniestra.

Farid es el nieto de la alcaldesa de Nanchital.

Aquella noche del viernes 22 de septiembre, en el antro Agua Mala, hubo violencia innecesaria.

Una versión —la de Gerardo Enríquez Aburto— refiere que Darina Cruz, media naranja del susodicho Farid Lamarque, se puso histérica cuando una vecina de mesa, asediada por el nieto de doña Esme, le pasó el dato y le pidió que le pusiera bozal.

Darina la emprendió, no contra el intrépido Romeo sino contra la víctima del asedio. Y de ahí volaron las mentadas, los reclamos y, como debe ser, las botellas. Una de ellas se estampó en el rostro de otra damita que nada tenía que ver, refiere Enríquez Aburto en su Miscelánea Política.

La otra versión —la de Víctor Nazariego Ortiz— dice que el zafarrancho lo armó Karla Michelle Olea Cid, tesorera municipal de Nanchital, novia de César Ortega, el mejor amigo de Farid Lamarque; Karla Michelle es pieza clave en el manejo de los dineros y le imputan también que en los negocios de Farid que, vía prestanombres, realiza con el erario de Nanchital.

Karla Michelle Olea lo niega en redes sociales, afirmando que no se hallaba en el antro Agua Mala. Lo que sí es real es el control de la Tesorería Municipal de Nanchital, donde fluyen los contratos hasta para empresas de Zacatecas.

De acuerdo con videos subidos a las redes sociales, la fuga fue al estilo Tarantino: una damita fuera de control, una camioneta conducida en sentido contrario sobre uno de los carriles del malecón de Coatzacoalcos, la exquisita dama trepada a la fuerza en el vehículo, los vecinos de farra arrojándoles vasos con licor y la unidad motora intentando arrollarlos hasta emprender la huida.

No es un borrachazo más. Es el retrato de un junior y su banda ejerciendo el poder en las cantinas. Es la imagen de Farid Lamarque Rosas, el nieto incómodo de la alcaldesa de Nanchital, Esmeralda Mora Zamudio, en plan destroyer.

Es Farid Yael, aquel mozalbete sorprendido y aprehendido con una camioneta con reporte de robo, remitido a la Fiscalía en Nanchital, por el que la abuelita metió las manos hasta lograr su liberación.

Reza la conseja pública: deja impune al malhechor y su mundo será la delincuencia. Peor cuando la madrina política es Rocío Nahle.

Con esa pandilla piensa gobernar Veracruz.

#archivomuerto