* Embolsados en Playa Vicente * Los datos duros de Pepe Yunes * Veracruz, con el 8.03 por ciento de la deuda nacional * Más broncas por la basura de Coatza * Maruchi y el papá de Columba * “Culín” usa el conflicto para embestir a la bloguera * Los perseguidos del fiscal * Adrián Ortega y Braulio López
A la deriva, Veracruz se proyecta en la una espiral de violencia, los muertos a diario, la tortura, las ejecuciones, los cuerpos desmembrados y los que aparecen embolsados. Es el Veracruz de Javier Duarte, el del fracaso en seguridad.
Cada día, teléfono en mano, Javier Duarte escucha el mismo reporte. Le cuentan las cifras, los números, a detalle la violencia, la ola roja, de rojo sangre, que avasalla su gobierno, su estrategia de seguridad, el sueño de la Prosperidad.
Así oye el gobernador, o lee el reporte fatal que describe la violencia en su mayor expresión, que ya marcó para la posteridad a un sexenio brutal para los veracruzanos, como nunca la criminalidad, perdido el control, rebasadas las instituciones, las corporaciones policíacas, la imagen de aquel estado ideal que un día fue Veracruz.
Javier Duarte sabe que su desgracia se fincó en tres frentes: las finanzas, la corrupción y la violencia. Son sus tres batallas, destrozado en todas, con saldos funestos, las cifras en contra, las bajas en todo el territorio, pulverizado en imagen y convertido en el peor gobernador de México.
Sucumbe ante la oleada de sangre. Naufraga porque el poder del crimen organizado lo rebasó, golpeando el discurso del optimismo, que cuando no corresponde a la realidad se transforma en el discurso de la mentira.
Decía el gobernador de Veracruz que se iban superando las expectativas, el proyecto de seguridad, los operativos recuperando la tranquilidad del pueblo, volviendo todo a la normalidad.
Veracruz, según el evangelio de San Javier, pudo constituir el mejor cuerpo policíaco de apoyo, la Fuerza Civil, equipada como un cuerpo de élite, los mejores ahí, los más capaces, los mejor adiestrados, los más comprometidos.
Presumió Javier Duarte de la capacitación para constituir la policía más acreditable de todas las acreditables, con altos niveles de confianza, preparación, sentido común, criterio para manejo de crisis, comprometida con la sociedad.
Fortaleció la seguridad pública para hacer realidad la prevención, para desmantelar bandas delincuenciales, células del crimen organizado, para abatir el delito y disminuir sus niveles.
Equipo a todos. Le dio a la Fiscalía General elementos para investigar. Depuró sus filas. Se fueron los transas, los rebuscados, los holgazanes, los halcones, los espías. Desapareció la Procuraduría y convirtió a Luis Ángel Bravo Contreras en el fiscal transexenal, reservado para él nueve años, no para garantizar la justicia sino para impedir que le apliquen la ley a la pandilla duartista.
Casi el paraíso, Veracruz estaba en el umbral de la justicia divina, libre de delincuencia, de crímenes y delitos, de corrupción y enjuagues, de torceduras y triquiñuelas. Era el proyecto de Javier Duarte y sólo era cuestión de sentarse a esperar que la realidad llegara.
Van cuatro años y medio. No llegó la justicia. Permaneció el crimen organizado que ya existía, que Fidel Herrera Beltrán dejó pasar, que se adueñó de todo, que hizo de Veracruz su casa, su corredor, la vía expedita del sur al norte, pues ninguna otra entidad lleva va de Centroamérica a Estados Unidos como lo hace Veracruz.
Javier Duarte sigue punteando. Es el recordman de la violencia. Lo sigue la violencia, sin control, él en la cresta de la ola roja, viendo hecho añicos su proyecto de seguridad.
En 36 horas fueron asesinadas 11 personas, apenas el fin de semana, en una jornada de sangre que será difícil de olvidar. Los mataron en Veracruz, en Yanga, en los municipios aledaños a Xalapa, todos bajo los signos del crimen organizados, la mano de los sicarios, la brutalidad de la guerra entre las bandas.
Día y medio terrible, golpeado el orgullo duartista porque volvió a la escena nacional para ser vapuleado de nuevo. Luego se sabría que fueron 16 muertos en el fin de semana
En dos días, sin embargo, la cifra creció a 19 asesinados. En Playa Vicente, en el sur de Veracruz, fueron hallados tres cuerpos embolsados.
Se trató de tres varones. Quienes los ultimaron los envolvieron en bolsas negras, sujetas con cinta canela.
A los 19 muertos se agrega la muerte de un asaltante de bancos, que recibió a la policía a balazos en Cosoleacaque, a unos kilómetros de Coatzacoalcos, abatido por el embate de los uniformados.
De esto ya no se repone Javier Duarte. Su gobierno ha sido así, incapaz de atender el tema de al seguridad, rebasado en todos los órdenes, infiltrado por el crimen organizado y corrupto hasta la médula su aparato judicial.
Lo marca la violencia. De nada sirve el alarde, la expresión insultante, el “no pasa nada”, el “caiga quien caiga”, el “se hará justicia hasta las últimas consecuencias”, cuando la realidad es brutal.
Fallido, el gobernador de Veracruz vuelve a asumir el ridículo institucional, viendo su aparato de justicia desmoronarse ante la impunidad con que opera el crimen organizado.
Acudió a la milicia, a los navales, a la entrega de la estrategia policíaca, a la militarización de las calles como fórmula para recuperar la tranquilidad.
Fracasó por falaz y tacaño. No pagaba los salarios a los efectivos de las corporaciones federales. Los tuvo viviendo en condiciones deplorables, infrahumanas, hacinados, vulnerando su dignidad. Por eso ocurrió el éxodo. Muchos regresaron a sus cuarteles y olvidaron que tenían que recuperar Veracruz para el duartismo, más que para los veracruzanos.
Su gobierno hoy está peor. Fue una farsa la depuración policíaca. Pasan por la Academia El Lencero, la mazmorra oficial, el castillo de la tortura, y no aprueban los exámenes de confianza. Aún así, un ejército de policías sigue incrustado en las nóminas estatales y municipales, fingiendo que cuidan al pueblo, que lo preservan de la delincuencia, que están al servicio de la ley.
Dice Causa Común: Veracruz tiene los agentes policíacos menos confiables, pues el 40 por ciento reprobó los exámenes de confianza.
“Veracruz, que es la entidad con más policías señalados como no aptos desde que se dieron a conocer los resultados de las evaluaciones, también es la que menos policías ha destituido. De acuerdo con Morera (María Elena Morera, presidenta de Causa Común) el 41 por ciento de los reprobados sigue trabajando en dicha corporación”, refiere el portal Animal Político.
Ahí la lleva Javier Duarte. Su policía no sirve. A las fuerzas federales no les paga. Los malosos hacen cuanto quieren. Y él, trepado en la ola, el oleaje rojo, el oleaje sangriento.
Van 19 muertos a manos del crimen organizado. 19 en tres días. Y lo que falta aún.
Archivo muerto
Más sal en la herida del duartismo. Lanza Pepe Yunes datos duros: la deuda de Veracruz representa el 8.03 por ciento de la deuda subnacional; a marzo de 2015, la deuda oficial es de 40 mil 952 millones de pesos, 13 mil 15 millones de pesos más de los que se reconocían en 2011, a inicio del gobierno de Javier Duarte; el déficit rebasa el 4 por ciento del Producto Interno Bruto y respecto a sus participaciones federales, supera el 100 por ciento; el desfalco impacta a organismos como la Universidad Veracruzana y el Instituto de Pensiones del Estado. Otros renglones como bursatilización, flujos asociados a proyectos y proyectos de participación público-privados no se categorizan como deuda, aunque hay que pagar, por lo que pueden comprometerse recursos a futuro sin restricciones. El 91 por ciento de la deuda de la entidad es contraída por el gobierno de Veracruz. La contratación de deuda es usada para cubrir la diferencia entre egresos e ingresos, pero es nebulosa, sin claridad, sin transparencia, proclive a actos de corrupción. Y eso le da calidad de ilegal. Le da, pues, Pepe Yunes una nueva sacudida a la desvencijada carcacha del duartismo, a la deriva la nave, sin rumbo, pidiendo recursos y desviándolos. Y cuentan que el senador trae algo más pesado… Hecho un quecosaedro, el conflicto por la basura de Coatzacoalcos. Trinan en Agua Dulce, Moloacán y Las Choapas por el tiradero ilegal instalado en el rancho Monzoboa, propiedad de la familia del delegado de la Profepa estatal, Rafael de Hombre López, a unos metros de la super carretera Las Choapas-Raudales-Ocozocoautla. Ahí contamina arroyos y genera mortandad de animales, riesgo de enfermedades y la alteración del ecosistema. Pero no es sólo ahí. Hay irritación entre quienes habitan cerca del predio El Rebozo, en los límites con Ixhuatlán del Sureste, sitio donde se pretende construir el relleno sanitario regional. Le ponen trabas al proyecto. Dicen que la contaminación es inminente. Se resisten a dar su anuencia. Y como la ley es clara, que no se puede afectar a los núcleos poblacionales, crece el riesgo de que en cuestión de meses no haya dónde tirar las 450 toneladas diarias de basura de Coatzacoalcos. Once años después, quienes adquirieron el predio El Rebozo se lamentan de no haber cristalizado el proyecto del relleno sanitario. Así pasa cuando la visión política es nula, cuando la compra del predio dejó ganancias bajo el agua… Atiza el fuego “Culín”, alias el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras. Dice que el padre de la joven Columba Campillo González, Luis Miguel Campillo Pizano, se encuentra indignado por la difusión en Facebook de una supuesta carta en que presumiblemente admitía haber mentido en torno al crimen para implicar a quienes hoy se encuentran en prisión, sujetos a juicio, por el secuestro y muerte de la jovencita, en Boca del Río. Centra “Culín” el señalamiento en Maruchi Bravo Pagola, usuaria de las redes sociales, maestra. Dice que ella difundió una carta falsa, supuestamente elaborada por Luis Miguel Campillo, en la que exoneraba públicamente a los presuntos asesinos de su hija. Y sí, la carta aparece en una cuenta a nombre de Maruchi. Pero no es suya, según alega la maestra. Así como a Campillo le elaboran una carta, a Maruchi le crearon una cuenta en la red social. En su escrito, dirigido a Maruchi Bravo, Campillo señala directamente a los detenidos, encabezados por Ileana Mortera Trolle; aún sin conocerse la resolución del juez que lleva el caso, da por hecho su culpabilidad. Estudia interponer una denuncia contra Maruchi por la difusión del escrito y le imputa que ella tiene interés a favor de los procesados. Responde Maruchi Bravo que esa cuenta de Face no es su cuenta, que revise su historial. Luego llega “Culín”. Dice que el padre de la joven está en su derecho de proceder penalmente, o civilmente, o como quiera. Da por sentado el fiscal que la cuenta de Facebook es de Maruchi Bravo y que ella difundió. “Estaba altamente indignado por esas notas mentirosas, espurias, pero no solo eso, ahora tendrán que enfrentar la denuncia que por vía penal, vía civil por daño moral. La familia está determinando si la presenta o no; el hecho de que se publicite datos a la ligera y máxime señalando frontalmente al autor de esos supuestos comentarios o versiones”. Una más del fiscal. Poco le importa el caso Columba Campillo al fiscal Bravo Contreras. Lo usa para arremeter contra Maruchi Bravo, quien ya fue reprimida por el duartismo, la refundieron en el penal de Pacho Viejo y luego la tuvieron que liberar porque no había marco legal para procesarla. Una vez que se esclarezca si la cuenta de Facebook pertenece o no a Maruchi Bravo, se verá quién demanda a quién… Dos conocidos figuran en la lista negra del fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, sujetos a investigación: Adrián Eduardo Gómez Ortega y Braulio López García, señalados de entorpecer investigaciones sobre desaparecidos. Son 22 servidores de la ex Procuraduría de Veracruz, sujetos de “procedimientos administrativos de responsabilidad”. De ellos, 11 están sujetos a proceso por faltas graves. Adrián Eduardo Gómez Ortega fue agente del Ministerio Público en Las Choapas, torpedeado por el grupo tronquista y señalado de corrupción. Braulio López encabezó por años a los agentes de la Agencia Veracruzana de Investigaciones en la zona sur. Obvio, también estarían quienes filtraban datos que echaron a perder las telenovelas del fantasioso perverso, caso Karime Alejandra. ¿Será que hay sustento o se trata de otra más de las vendettas de Fisculín…
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Foto: Yahir Ceballos/Proceso