Javier Duarte, la PGR y el periodista muerto

Lo peor no es que Javier Duarte diga que hay periodistas que halconean, vinculados al hampa y que, acto seguido, aparezca muerto el reportero Juan Mendoza Delgado. Lo peor es que diputados, senadores, prensa nacional, el PEN Club y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos lo quieran fuera de la investigación judicial.
Nadie confía en él. Su voz es como el graznido del cuervo que presagia muerte. Y cuando la muerte llega, no es el gobernador de Veracruz quien garantiza que la justicia cumpla su misión.

Javier Duarte: maquillar asesinatos de periodistas

Nunca en Veracruz un gobierno había sido tan infame con la prensa. Matan a los periodistas y para todos tiene Javier Duarte un maquillaje ad hoc, un argumento, una excusa, una coartada, una insana explicación, el desdén y el desprecio, inquina y mala fe. Van 13 periodistas asesinados, Juan Mendoza Delgado, ex reportero de El Dictamen, el último en sufrir la canallada del duartismo.
Tilda el gobernador de Veracruz de hampones a los periodistas, de tener vínculos con el crimen organizado, de confabularse para la ejecución de otros periodistas, de echar el trago y tener relaciones con quienes después los estrangulan, de andar en malos pasos, de no portarse bien, de ser levantados por pleitos de vecinos y de aparecer cercenados después.