El mapache de Marcelo



 

* Theurel a sus amigos: “Ya me voy”  * IEV invalida Alianza PAN-PRD  * Falta la sentencia del TRIFE nacional  * Mónica Robles y la nueva burla para Peña Nieto  * Cese fulminante a director de API de Nanchital  * El político, la novia y las serpientes

 

No es por imagen ni carisma, del que, por cierto, poco queda, sino que Marcelo Montiel Montiel regresa a Coatzacoalcos para violentar la elección municipal, trepado en sus mañas de siempre, sus tretas y su ejército de mapaches.

Uno de ellos, Jaime López López, ya es parte de la nómina el Consejo Electoral en el distrito 29, en cuyas nada recomendables manos, por obra y gracia del Instituto Electoral Veracruzano, se ha puesto el área de capacitación.

Lo de menos es que Marcelo Montiel, quien vive sus últimos días como secretario de Desarrollo Social del gobierno de Veracruz, tenga la sagacidad para encajar a uno de los suyos en el órgano distrital electoral, no para contribuir al avance democrático, que es lo que menos le interesa, sino para todo lo contrario, burlando, como es su estilo, la voluntad de la sociedad. Lo grave es que Jaime López era simplemente inelegible.

Oficialmente, Jaime López López es vocal de capacitación en el Consejo Distrital Electoral, un espacio clave para controlar las casillas de votación, pues por su filtro pasan los ciudadanos que toman los cursos para convertirse en capacitadores y supervisores electorales, y que a su vez, adiestrarán a los ciudadanos seleccionados para presidir las mesas de votación.

Jaime López fue encajado en la columna vertebral del fraude. Los capacitadores y supervisores bajo su mando son quienes harán las visitas a los ciudadanos insaculados, espulgarán entre  la ideología del ciudadano, grado escolar, tendencia partidista, nivel socioeconómico. Podrán, incluso, seleccionar ciudadanos que no se harán presentes el día de la elección y otros mapaches, previamente aleccionados, tomados de la fila de votación, podrán hacerse cargo de la mesa electoral.

Sin embargo, la presencia de Jaime López López ya prendió focos de alerta entre la oposición, y con sobrada razón. Le hallaron, por ejemplo, un antecedente que de entrada lo descalifica y por el que el Instituto Electoral Veracruzano lo debe dar de baja a la voz de ya: su militancia en el PRI.

Una evidencia de que Jaime López tiene alma marcelista, pellejo priísta y las manos impregnadas de fraude, es la lista de representantes generales que el PRI inscribió ante el Instituto Federal Electoral en la contienda de 2012, cuando el candidato era Joaquín Caballero Rosiñol. Jaime López formaba parte de los 58 representantes y ocupaba el lugar 29 de esa relación.

Jaime López fue parte del staff lectoral junto con otros conocidos marcelistas, entre ellos el ex subdirector de Operaciones de la Comisión de Agua de Coatzacoalcos, Marco Antonio Camarena Trejo; Juan Ricardo Concha Segovia; el capacitador electoral Lezek Ferrari Lira Cortés; José Miguel Vázquez Domínguez, operador del ex secretario de Gobierno, Víctor Rodríguez Gallegos: el ex funcionario de Gobernación, José Alfredo López Argüelles; coordinador de Protección Civil Municipal, Juventino Martínez Reyes; ex regidora Iris Rojas Cabrera, y el operador político en Villa Allende, José Alfonso Zarzosa Barragán.

Su pasado priísta es innegable. Su vinculación con Caballero Rosiñol, el alfil de Marcelo Montiel y hoy diputado federal, inobjetable. Su militancia en los lodos marcelistas, sobradamente conocida.

Que Jaime López ocupa un cargo electoral ilegalmente, es fácilmente demostrable. Una jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, expediente SUP-JRC-60/2010, del 23 de abril de 2010, señala de manera categórica:

“Los representantes de los partidos políticos ante las mesas directivas de casilla no pueden ser designados capacitadores, toda vez que, como auxiliares de la autoridad administrativa electoral en la etapa de preparación del proceso comicial, dada la importancia de sus funciones, en su actuación deben observar los principios de independencia, objetividad e imparcialidad, al fungir como auxiliares de la autoridad administrativa; en tanto que el nombramiento con tal carácter, de quien se haya desempeñado como representante de un partido político, genera duda respecto de la imparcialidad con la que se podría conducir.”

Según los estudiados, la tesis implica a todos los integrantes de los órganos electorales con antecedentes partidistas, pues como tales carecen de imparcialidad.

Su caso es manjar para la oposición, que ya integra el expediente, documenta el caso y lo habrá de reventar cuando Marcelo Montiel y su equipo tomen posición para la próxima contienda electoral.

Jaime López no es alimaña de nueva adquisición en el marcelismo. Estuvo en el DIF, cuando Marcelo Montiel fue su titular, a raíz del suicidio de Juan Osorio López, en 1989, siendo Carlos Brito Gómez el alcalde sustituto y Edel Alvarez era el todopoderoso hasta que hartó al equipo y fue traicionado.

Tuvo mejores tiempos, en 1992, cuando Montiel ocupó la Tesorería Municipal y luego la presidencia del PRI. Gozaba del poder, la cartera abierta junto a su compañero de cuadra, el entonces director de Ingresos, David Porras Pacheco, hasta que en una fenomenal borrachera éste asesinó a un mesero en la zona de tolerancia y, gracias a los oficios de Marcelo, se esfumó.

Participó en el proceso de credencialización cuando se sustituyó la mica naranja por la actual con fotografía. Su historial registra una profunda capacitación en asuntos electorales, invariablemente al servicio del aún secretario de Desarrollo Social de Veracruz.

Mientras Marcelo Montiel partía plaza en la política local, en sus dos administraciones municipales, gozó de las mieles de la nómina. Pero cuando su mentor se fue, Jaime López padeció la orfandad política. A últimas fechas se le veía conduciendo un taxi.

A unos días de su regreso a Coatzacoalcos, Marcelo Montiel ya exhibe a su staff incrustado en el Consejo Distrital Electoral.

Su mapache, sin embargo, está a un paso de ser impugnado.

 

Archivo muerto

 

Reacio a soltar el hueso, echado por elemento gacho, por mediocre y transa, Marco César Theurel Cotero —“A esto ya se lo llevó su puta madre”— cuenta a todos que su ciclo concluyó. “Ya me voy”, le dice incluso a aquellos que lloran porque tiempo les faltó para terminar de saquear el Ayuntamiento de Coatzacoalcos. Liquidado, con la cola entre las patas, se va Theurel con el estigma de ser el peor alcalde de la historia, sin obra pública decente, dispensando contratos para sus amigos, socios y cómplices; su hermana como la ejecutora de mil fechorías, insaciable; su esposa Lu-pilla Félix, metida en una burbuja mediática a punto de reventar, sin ángel, repudiada, audaz pero hueca; los Brian, los Argüelles, los Aurelianos, para quienes habrán libros dónde contar sus trastadas. “Ya me voy”, repite Theurel a quienes esperaban escuchar que lo de su partida era un rumor. Y sí, ya se va… Diezmada y sin aliento, la Alianza PAN-PRD recibió un nuevo golpe, el penúltimo, este sábado 9: el Instituto Electoral Veracruzano desechó su registro, en acatamiento a la sentencia emitida por la sala regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Sólo le queda saber qué resuelve la sala superior del TRIFE este miércoles, que podría darle un vuelco al conflicto. Por lo pronto, las dos corrientes perredistas de Veracruz —los legítimos y los duartistas— integraron el domingo 10 la comisión de candidaturas, sabedores que el tiempo apremia y se les vencen los plazos para el registro de sus fórmulas ante el IEV. En el PAN apenas dan crédito a lo que ven, desechada la oportunidad de aplastar al PRI. Y en palacio de gobierno, gozosos y divertidos, sólo observan la película. Billete mata principios… Divierte a unos, apena a otros, ver a Mónica Robles Barajas de Hillman inventarse políticamente. Desdeñosa con los priístas, arrumbada en un cajón de archivo desde que su marido, el otrora peor alcalde de Coatzacoalcos, Iván Hillman Chapoy, terminó su gestión, se le ve en todo evento como pretendiendo decir: “soy yo, aquí estoy, no soy un holograma”. Los priístas —ella lo sabe— la detestan por su inclinación a la causa de Andrés Manuel López Obrador y por su soberbia cuando fue presidenta del DIF, cargo que usó para sus pavoneos que, por supuesto, no le pudieron recomponer la imagen. Hoy, con la promesa de ser candidata a diputada local por el PRI, donde será un pesado lastre para los otros candidatos del tricolor, lo menos que se cuestionan los priístas es si sabrá Peña Nieto cuánto ayudaron los Robles —José Pablo y Roselia— al Peje López Obrador, el mismo que no reconoce a don Enrique como Presidente y que sostiene que fue víctima de un fraude descomunal. Mientras, Mónica Robles finge que es feliz entre los priístas… Tajante, la orden llegó y se ejecutó: cese fulminante al director de la Administración Portuaria Integral de Nanchital (APINAN), Carlos Andrés Canizal Olán. De buena fuente supo el alcalde Alfredo Yuen Jiménez que cobraba por servicios diversos a lancheros y renta de espacios a empresas, pero invariablemente reportaba cero ingresos. O sea, se llevaba hasta las ganancias del alcalde. Yuen, que se deja hablar al oído, lo aguantó cuanto pudo, incluso cuando cuatro trabajadores lo denunciaron y acreditaron que escamoteaba sus salarios a sabiendas que disponía de recursos para pagarles. Se fue el viernes 8, entre la ira del alcalde y la amenaza de una denuncia por fraude. Tapadera de sus trastupijes, el notario Miguel Yuen Ricárdez, hijo del alcalde, no lo pudo, ni quiso, aguantarlo más. Dice la máxima: se es fuerte cuando se tiene el respaldo de quien manda. Después, no se es nada… Osado y audaz, dicen quienes lo han visto que perdió la cabeza por una artista de la noche; que le bailan los ojos al ritmo de la exótica danzante que lo trae loco; que no ve pasar el tiempo, las horas que invierte este nuevo amor de verano; que menos le apura que el plus del espectáculo sean las serpientes que rozan la piel que él con esmerada delicadeza acaricia. Le esperan tiempos de campaña, de estrategia electoral, de operar para un candidato en el sur de Veracruz. ¿Dejará a la novia exótica o dejará al candidato en cuestión?. Lo que es perder la cabeza por un amor. ¿Es priísta, es panista, es perredista? Mejor no saber…

 

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