“Culín” es Dios: revivió al narco y lo entambó

* En agosto, el Chichi fue “asesinado”  * Ahora lo detiene  * Un fiscal mentiroso  * Que le retiren el fuero a Tarek  * Duarte plagia a Héctor Yunes  * El OPLE no paga la renta  * Mapaches priistas en el órgano electoral  * Kalimba, Sabrina, Sinaí  * La venganza de Víctor Rodríguez  * Va contra Caballero, Moreno y Oliver

“Culín” es Dios. Mueren los que él dice; viven los que él quiere. Y así dio por muerto al “Chichi” en agosto de 2015, abatido por las balas de sus enemigos, y en seis meses el líder Zeta se paseó de nuevo entre los vivos, detenido cuando intentaba evadir un retén policíaco. La gracia está con el fiscal.

Mega show el que protagoniza Luis Ángel Bravo Contreras, fiscal de Javier Duarte, fiscal de Veracruz, pues nada le sale bien: los inocentes son criminalizados, los criminales son encubiertos, los policías trabajan para los malosos, los Zetas muertos reviven, los políticos se dedican a la narcopolítica, y él entre que se cruza de brazos y que se dedica a inventar historias de justicia.

Lo exhibe el caso del “Chichi”, un jefe de plaza de los Zetas llamado José o Josele Márquez Balderas, que un día llegó al bar, se tomó unas copas, platicó con amigos, socios y cómplices, tres periodistas entre ellos, y luego sintió las balas que le arrancaban la vida, asesinado a manos de quienes le disputaban la plaza de Orizaba. Supuestamente así fue.

Ese fue el guión de “Culín” Bravo, la coartada para explicar que un maloso más había quedado en el camino, víctima de su vida desviada, incorrecta, en un antro de perdición. Y con él el periodista Juan Heriberto Santos Cabrera, ex corresponsal de Televisa en esa región.

Otros dos periodistas, ahí en La Taberna, resultaron ilesos. Laboraban para El Buen Tono, periódico de Córdoba, cuyo propietario, José Abellá, sin mayores preámbulos los cesó. Se creyó que convivían con el “Chichi”. Pero el “Chichi” no Estuvo ahí.

Aquello sucedía el 13 de agosto de 2015. La Taberna era el escenario del fatídico encuentro con el jefe de plaza y la irrupción del comando armado, los malos contra los malos, los sicarios que cumplen su sangrienta misión.

Dueño de la verdad, de su verdad, “Culín” Bravo Contreras vendió la ejecución del jefe zeta como algo real. Por ello habló el secretario de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado, y corroboró la versión.

“Era un grupo de ocho personas, entre ellas el periodista Juan Heriberto Santos Cabrera, y el jefe de plaza de Los Zetas El Chichi Márquez Balderas,  y los mataron ahí”, expresó Flavino.

Oficialmente, Márquez Balderas murió ahí. Decía el comunicado de la Fiscalía General de Veracruz:

“La madrugada de este jueves fueron ejecutadas seis personas en un bar de esta ciudad, entre ellas José Marquez Balderas, alias “Chichi”, identificado como el jefe de plaza del grupo delincuencial, autodenominado los zetas”.

Con él fue abatido el periodista Juan Heriberto Santos Cabrera, quien laboró como corresponsal de Televisa. Luego se desligó de la empresa televisiva. Se dedicó a laborar por su cuenta. Según la información filtrada por la Fiscalía, Juan Heriberto era el encargado de chayotear a los comunicadores, de hacerlos acatar la línea del narco, de destacar u ocultar informaciones específicas.

Eso se dijo del “Chichi” y eso se dijo de Juan Heriberto.

Seis meses después la mentira sucumbe. Este lunes 1, por la tarde, sobre la carretera La Tinaja-Paso del Toro, a la altura del municipio de Cotaxtla, cerca de la caseta de peaje, Marquez Balderas fue detenido. Viajaba en una camioneta GMC, Sierra, color negro, modelo 2016.

Quiso evadir el retén. Se implementó un operativo policíaco y fue detenido. Era el muerto. Era el “Chichi”. Era el jefe de plaza de los Zetas, que el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras dio por abatido en La Taberna, en Orizaba.

Quizá ignorante de lo habría de venir, el martes 2, vía Twitter, el gobernador de Veracruz festinó el golpe policíaco. Quizá ignoraba que el detenido estaba oficialmente muerto.

“Fue detenido el peligroso criminal Josele Márquez (a) el Chichi, jefe de plaza de los zetas en Veracruz”, escribió Javier Duarte.

Luego dijo:

“Con la detención de Josele Márquez (Chichi) y de sus principales operadores (11) se desarticula una de las principales estructuras de la DO (Delincuencia Organizada)”.

Más tarde señaló:

“Agradezco el apoyo del Secretario @osoriochong y de las instituciones del @gobmx en este esfuerzo compartido por la seguridad pública”.

No imaginaba lo que vendría. En redes sociales se advertía que el jefe de plaza de los Zetas en Orizaba ya había sido dado por muerto desde el 13 de agosto de 2015 por el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras.

Estalló el escándalo. Un fiscal revivemuertos, un embuste para encubrir al narco, la efectividad policíaca reducida a la comicidad. En Veracruz primero matan a los malosos y luego los reviven para encarcelarlos.

“Culín” y su renacido en el centro de la polémica, ridiculizado el duartismo, in crescendo la sospecha y la especulación, suspicaces todos, suponiendo que a los malosos se les hace pasar por muertos para que continúen delinquiendo.

No se engañó a nadie, expresó Bravo Contreras. ¿No? Sostuvo que él lo sospechó desde un principio, como chapulín. No murió ahí el “Chichi”, aunque el comunicado oficial 110523 así lo estableciera.

Vuelto a la vida el “Chichi” por obra y gracia de San Culín, la pregunta intriga: ¿entonces quién es el muerto?

Bravo Contreras dice que otro maloso, Felipe Hernández Santana, alias “El Felino”. Sólo falta que dentro de otros seis meses aparezca vivo y el fiscal se excuse diciendo que así es, que por estrategia hacen pasar por muertos a los criminales para que se confíen.

“Culín” sostiene que los familiares se presentaron a reconocer el cadáver y que aseguraron que no se trataba del “Chichi”. No lo identificaron, resumió el fiscal. Entonces se solicitaron las órdenes de aprehensión y el juez las concedió.

Refiere Bravo Contreras que se mantuvo la versión de que Marquez Balderas estaba muerto para que se confiara y lo pudieran atrapar. Si el comunicado de la Fiscalía decía que estaba muerto, muerto se quedaba.

Pero no lo atraparon por investigación alguna. El “Chichi” circulaba por la carretera, a la altura de Cotaxtla, y al ver el retén policíaco quiso evadirlo. Se percataron de su acciónn, lo cercaron y lo atraparon. Lo cierto es que no sabían que se tratara del líder Zeta.

Javier Duarte se engulló el embuste. Salió a festejar el golpe policíaco, pero cuando arreció el escándalo por la resurrección del “Chichi”, mejor calló.

Veracruz es Walking Dead, le dijeron los usuarios de las redes sociales, vivos los muertos, renacidos por la mano del fiscal los zetas que son abatidos en un bar, se les declara oficialmente en el otro mundo y seis meses después el milagro de la ley los pone a circular.

“Qué mejor treta para los narcos que simular su muerte y ver que los políticos se hacen pendejos”, circuló en Twitter y luego en Facebook.

Pero Bravo Contreras no cedía. Supo que el asesinado no era José Márquez Balderas y así lo dejó. Que se confiara, que imaginara que la ley lo había dejado de perseguir y que lo atrapan.

Demencial, la lógica San “Culín” es mentirle a la sociedad, dejar que los criminales actúen y cuando pasen por un retén chance los atraparán.

“Culín” es Dios. Es San Culín, el de los milagros que revisen narcos. Al “Chichi” lo dio por muerto en agosto de 2015, abatido el líder Zeta por las balas de sus enemigos, y seis meses después la policía de Veracruz lo detiene por evadir un retén.

La gracia está con el fiscal.

Archivo muerto

Nada, ni el caso del narco renacido, distrae de la mega bronca que tiene en el centro del escándalo al joven Tarek Abdalá. Exigen diputados y senadores panistas a la PGR que soliciten su desafuero, que deje la Cámara de Diputados y que sea juzgado no sólo por vínculos con el narcotráfico —caso Francisco Navarrete, acusado de ser jefe de plaza del Cártel Jalisco Nueva Generación en Tierra Blanca, con quien aparece fotografiado— sino por las denuncias de la Auditoría Superior de la Federación que le imputan haberse embarrado en la desaparición de más de mil millones de pesos cuando fue tesorero en la Secretaría de Finanzas y Planeación del maltrecho y corruptísimo desgobierno de Javier Duarte. Lo hace polvo el senador panista, Fernando Yunes Márquez, hijo del cuasi candidato de la alianza PAN-PRD al microgobierno de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, al establecer un vínculo de narcopolítica en la zona de influencia del diputado Antonio Tarek Abdalá Saad. “Javier Duarte lo mete de candidato a diputado federal para poder protegerlo con el fuero constitucional por el desvío de los recursos públicos de los veracruzanos”, dice el vástago de Yunes azul. Y acusa: “A los cinco jóvenes (de Playa Vicente, levantados el 11 de enero) los desapareció además de la Policía Estatal, el delegado de la Secretaría de Seguridad Pública del estado en el municipio de Tierra Blanca (Marcos Conde Hernández), es decir, nombrado directamente por el secretario de Seguridad Pública (Arturo Bermúdez Zurita); el nexo entre gobierno, PRI y narcotráfico en Veracruz, queda plenamente confirmado”. Tarek Abdalá es diputado federal por Cosamaloapan, feudo de narcos y chupaductos, la tierra de Fidel Herrera, el ex gobernador, cuya esposa, Rosa Borunda, es la madrina política del político de origen árabe. Vaya desatino: querer ser diputado y terminar siendo etiquetado como narcodiputado… Marrullería pura entre el gobierno de Veracruz y Héctor Yunes Landa. Invita en las redes sociales el duartismo a acudir al Carnaval de Veracruz con un “¿Ya estás listo?”. Es el mismo concepto del senador con licencia, hoy precandidato del PRI al microgobierno de dos años. “Estoy listo”, dijo en su último informe de actividades el de Soledad de Doblado, siendo esa frase el punto de arranque hacia la candidatura que hoy tiene, ya sea con una unidad priista fingida, ya sea con un centralazo que mandó al carajo los sueños de Javier Duarte de imponer a su sucesor. “Estamos listos”, le dijo el líder del sector campesino en Veracruz, Juan Carlos Molina Palacios, en algo que quiso ser su destape. Hoy en Twitter dice el gobierno de Veracruz: “¿Ya estás listo?”, y convoca a ir al carnaval. Es marrullería electoral. Otro frente que le abren a Héctor Yunes… Paradoja democrática la que se vive en Veracruz. Incumple el Órgano Público Local Electoral en Coatzacoalcos con el pago de renta del inmueble que ocupa y ofrece comicios limpios, transparentes, apegados a la legalidad. Difícil de creer cuando a los propietarios de las viviendas que sirven como sede del OPLE les adeudan varios miles de pesos, uno de ellos, el del distrito Coatzacoalcos Urbano, ya rebasó el límite de su paciencia. O le pagan o que se busquen otro inmueble. No aterrizan los recursos, esgrime el OPLE. Los ha retenido la Secretaría de Finanzas y Planeación y eso derivó en un acuerdo del consejo general del OPLE para “instar” a Sefiplan a que traslade el dinero. Y Sefiplan hace como que le vale. La mendicidad también es democrática… Ya quedan pocos recios en la escena pública local. Uno de ellos es Rodolfo Corpi Lara, consejero electoral en procesos federales, crítico del sistema, que no se presta a componendas ni enjuagues. Dejó de ser árbitro electoral, dejó el IFE y luego dejó el INE. Hoy apunta a ser candidato del Partido del Trabajo a diputado local por el distrito Coatzacoalcos Urbano, uno de los contadísimos personajes con trayectoria, que al transitar por los fangos de los procesos electorales, no se contaminó. Rescatable, sin duda, don Rodolfo… ¿OPLE independiente? Sí, pues. En Coatzacoalcos Urbano el enlace administrativo es Víctor Antonio Cruz, alias El Kalimba, operador electoral del ex alcalde Iván Hillman Chapoy, el que atesora las listas de los ciudadanos insaculados, los que pudieron ser funcionarios de casilla y los excluyeron, los que no debieron ser y sí van, las identidades, tendencias, preferencias de los capacitadores y supervisores electorales. Todo lo pone Kalimba en las manos de su grupo político, el ivanismo. Otra es Sinaí Cisneros Bode, presidenta del Órgano Público Local Electoral en Cosoleacaque. Fue auxiliar en el área jurídica del ayuntamiento, ligada a la familia Merlín Castro, compañera de estudios de Carla Enríquez Merlín, subsecretaria de Fomento y Gestión Ambiental del gobierno duartista e hija de la diputada Gladys Merlín Castro. Tercer caso: Sabrina Zárate Sáenz, de la cuadra marcelista, de las jóvenes que incursionaron en política de la mano del ex delegado de la Sedesol federal en Veracruz y ex alcalde de Coatzacoalcos por partida doble, Marcelo Montiel Montiel. Sabrina, admirada por Fidel Herrera Beltrán cuando estaba en la “plenitud del pinche poder”, es presidenta del OPLE en Boca del Río, pero lo que se le cuestiona es que sea la esposa Carlos Robles Saldaña, operador cercanísimo del duartista Salvador Manzur Díaz, el que categorizó a los adultos mayores como “oro molido” por la cantidad de votos que genera la pensión vitalicia. Lo priista no se lo quita Sabrina Zárate con nada. Su marido Carlos Robles fue impuesto como secretario técnico del PRI, lo que desató una oleada de repudio de los líderes seccionales boqueños del tricolor. Qué curioso, su iniciador en política fue Marcelo Montiel y a su hijo le puso por nombre Marcelo. Así de contaminado anda el OPLE. Y hay mucho más… Que Víctor Rodríguez Gallegos, el alfil de Marcelo Montiel Montiel para la diputación local, va a despedazar a sus enemigos, a Jesús Moreno Delgado por regatearle la candidatura; a Joaquín Caballero Rosiñol, alcalde de Coatzacoalcos, por inflar a Jesús Moreno y desdeñar a Marcelo; a Oliver Damas de los Santos, secretario de Gobierno municipal, por ser compadre de Jesús Moreno y suministrar recursos para impedir que Víctor Rodríguez sea candidato del PRI. En alta la guerra en el marcelismo, los odios y los rencores. Así es la “unidad” del PRI…

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