Es infame el concepto de Javier Duarte sobre el gremio periodístico. Le son afines los aduladores que lo colman de frases dulces, halagos desmedidos y zalamería rebuscada porque de alguna manera han de justificar el pago de la factura, el viaje todo incluido, la beca en el extranjero.
Conforma ese ejército de lisonjeros el coro desafinado que sólo sirve al gobernador de Veracruz para estar ajeno a la realidad, y que nada dicen de la economía del desastre, la inseguridad sangrienta, el abandono social y el territorio en disputa entre los grupos del crimen organizado, que es ya parte del paisaje urbano jarocho.