Ni un gesto, ni una palabra, ni un reclamo. Héctor Yunes no se dolió por su parentela cuando a los Yunes azules les imputaron enriquecimiento inexplicable y los denunciaron, y los exhibieron, y los tildaron de ladrones. Se dolió cuando Javier Duarte lo ridiculizó a él, al senador, con una caña para pescar “peces gordos” en el Estero panista. ¿Es show mediático? Sí.
Sobre Miguel Ángel Yunes Linares, su primo, hay una investigación ministerial en curso, indiciado, a partir de la denuncia que le endilgaron las huestes fidelistas y duartistas, los 400 Pueblos de César del Ángel, que nace del apriete de tuercas en los días en que gobernaba Veracruz alentado por Patricio Chirinos Calero.