Hay veces que el voto duro no basta. Entonces se vuelve al carrusel, a la coacción, al control del órgano electoral, a la compra de la oposición, al fraude cibernético y a las boletas apócrifas. Y es ahí cuando se revela que el nuevo PRI es más perverso que el viejo PRI.
Da tufo a fraude la elección federal en Veracruz. Operó la maquinaria priísta como siempre, exprimiendo los programas sociales, lucrando con la pobreza, lanzando migajas en forma de cemento y varilla, despensas y becas, y en el momento crucial, el dinero que acerca y conduce a la urna electoral.