Sólo Jesús, los santos y Javier Duarte hacen milagros. Los mejores son los del gobernador. Donde no hay obra, la inventa; donde hay corrupción, abunda la gracia; donde había boquetes financieros, hay cuentas claras. Son los milagros de San Javier.
Brinca al ruedo el gobernador de Veracruz y dice que no, que siempre no hay órdenes de aprehensión, que todo fue una treta política, que su gobierno está más allá del bien y del mal, que las inconsistencias las acreditó con obra y números negros.