Cínico, desparpajado, va Fidel Herrera Beltrán a Boca del Río, feudo yunista, ahí donde el PRI se descalabra y se vuelve a descalabrar, trepado en los humos de la soberbia y confiado en que la memoria de los veracruzanos es, por lo menos, volátil. Esa es su apuesta. Cree en el olvido y en la fuerza del engaño.
Irrumpió en la campaña priísta de su alumna, Carolina Gudiño Corro, candidata a diputada federal por el distrito de Boca del Río, el sábado 30. Se paseó, habló y dijo apuntalar a la mejor carta del PRI y que los mejores momentos de México se le deben al PRI.