Tatuado en la piel, lleva Gonzalo Guízar Valladares el sello del PRI, el viejo y el nuevo, el del fraude y la violencia electoral. Sirvió a ese partido, dio y recibió. Hizo trabajo sucio y cobró por su oficio: regidurías, diputaciones, cargos públicos, la dirigencia tricolor. Sabe de las formas, conoce sus entrañas, lo ayudó a vivir y vivió de él.
Su esencia es priísta, formado en la mecánica del poder, en la cercanía de los poderosos, en la institucionalidad que sin pudor lo lleva ahora a exhibirse como presidente del Partido Encuentro Social en Veracruz mientras se trenza en un abrazo con el gobernador Javier Duarte de Ochoa. ¿Enemigos? Ni pensarlo.
Pepe Yunes se sacude a Héctor Yunes
Héctor Yunes quisiera que Pepe Yunes no hablara, no pensara y no actuara. Lo quiere dócil y manejable. Lo ve a su lado, pero qué mejor, sometido. Quiere pastorearlo. Que endurezca el discurso y luego lo suavice. Que enfrente al gobernador Javier Duarte, lo desaire y luego se reconcilie.
Así venía sucediendo hasta que José Francisco Yunes Zorrilla, senador por Veracruz, oriundo de Perote, cortó las ataduras y mandó al diablo la tutela de su perverso tío, sus truculencias y maquinaciones, la trampa y el engaño.
Saqueo e impunidad: el desgobierno de Javier Duarte
Por el desgobierno de Javier Duarte han pasado pillos y ratas, atracadores profesionales y traficantes de dinero. Usan el erario para comprar y someter. Ostentan insultantes fortunas. Se corrompen y corrompen. Y para ellos, los bufones del reino, dispone su guía moral de un kilo de impunidad. Con eso les basta.
Ha llevado Javier Duarte a Veracruz a un estado de insolvencia, desvío de recursos, ocultamiento de información, simulación financiera, saqueo descarado, trampas para evadir la ley, y siempre, siempre, la burla a la Auditoría Superior de la Federación.
Javier Duarte, el espectacular, la recompensa
Isabel Miranda de Wallace lo hizo. Publicó un espectacular. Tenía la imagen de un secuestrador, responsable de la desaparición y muerte de su hijo. Pedía informes sobre su paradero y ofrecía una recompensa. Así cimbró las estructuras del poder y después ya nada fue igual.
Luis Guillermo Lagunes Díaz aparece en uno igual. Hay, sin embargo, una diferencia. Luis Guillermo es la víctima, desaparecido hace año y medio, como si la tierra se lo hubiera tragado.
La vena cómica de Renato Tronco
Adolecía la política de un bufón y ya lo tiene. Es Renato Tronco. Fue alcalde, es diputado, es un hablador compulsivo, pesa sobre él la imputación formal de ser autor intelectual de un crimen y quiere ser gobernador de Veracruz.
Renato Tronco tiene ya un lugar en la picaresca política y además de su conducta netamente delictiva —golpeador de manifestantes, agitador que bloquea carreteras, protector de giros negros—, goza con el chantaje verbal y el ataque a sus enemigos pero también, y cuando puede, a sus amigos.
Nuvia Mayorga: los “ladrones de elecciones”, cosa del presente
Nuvia Mayorga sufre un déficit de credibilidad. Miente mal y quien miente mal, no engaña. Dice que el episodio de los “ladrones de elecciones” es cosa del pasado, que “ya quedó atrás” y que los programas sociales no se usarán para intimidar al votante. No se le puede creer. Nuvia falta a la verdad.
Nuvia Magdalena Mayorga Delgado vive un sueño, pernocta en los cuernos de la luna y cree que esa luna es de queso.
Maryjose Gamboa: que encarcelen siete meses a Javier Duarte
Le hace falta un escarmiento. Siete meses en prisión son muchos y no tanto. Muchos para el inocente; no tanto para el delincuente. Debiera sufrirlos Javier Duarte, sentir el abandono, el aislamiento, la impotencia, vivir el encierro, dejar que permee el miedo en la piel. Y así quedar. ¿Por cuánto? Siete meses y algo más.
Javier Duarte de Ochoa se merece eso y más, ser vapuleado, denostado por la sociedad, condenado moralmente por su infinita capacidad para el abuso, pues envió a prisión a la periodista María Josefina Gamboa Torales, siendo inocente, víctima de quienes aplican la ley.
PRD: La Potra, ¿víctima o asesina?
Viuda trágica, viuda de escándalo, La Potra sabe provocar el morbo. Antes fue el crimen o suicidio de su marido. Ahora lo es su reingreso a la vida pública, una regiduría, su lucha por ser diputada federal, a contracorriente, enfrentada una vez más al PRI y al fidelismo con el que cohabitó y que casi la hunde en prisión.
Si no hubiera sido La Potra, Isabel Morales Aguirre sería La Bronca, tormentosa con aires de retadora, que ni se inmuta cuando le recuerdan que en su pasado hay un hecho de sangre.
Caso Maryjose Gamboa: la mala leche de Javier Duarte
Domina la inquina a Javier Duarte. Lo consume el rencor. Pudo así tener a Maryjose Gamboa Torales en prisión, tras las rejas siete meses, con imputaciones falsas, atrapada en un mundo de chicanas legales por un homicidio imprudencial por atropellamiento que no fue su responsabilidad.
Ahí la tuvo, presa política suya, rea de conciencia, porque la periodista, autora de la columna Al Aire, publicada a diario en el periódico Notiver, no cesaba en sus filosas críticas a un gobierno, a un gobernador, a una pandilla política, la del duartismo y fidelismo, que han destrozado a Veracruz.
“A mí no me apoyaría Joaquín ni su gente”: Zarco
Coatzacoalcos, Ver., a 25 de febrero de 2015. Sr. MUSSIO CÁRDENAS Presente. Sirva la presente para hacer valer mi derecho de réplica, así como para comentarle que le tengo mucho aprecio y respeto en virtud de …
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