Morena: siete años de violencia en Coatzacoalcos

* Masacres, ejecuciones, extorsión  * Y “Odiado” Cruz Malpica no se inmuta  * Complicidad con la delincuencia  * Nahle ataca y Castagné contraataca  * Maryjose, candidata del PAN en Boca  * El candidato obradorista del PAN en Coatza  * Mujer indígena, golpeada por hija del alcalde de Tatahuicapan

Nada, ni las masacres, ni las ejecuciones, ni la extorsión le quita el sueño a Amado Cruz Malpica. Ni el cobro de piso, ni los giros negros sin control, o controlados por sus operadores, ni la violencia que sacude, día a día, a Coatzacoalcos.

Dos masacres en una semana, una mujer degollada en la Miguel Hidalgo, otra mujer ultimada de cuatro disparos en la Benito Juárez Sur, un hombre asesinado en Lomas de Barrillas, otro en Puerto Esmeralda y hasta un hombre herido al que le hallaron un arsenal y que luego se sabría que es el jefe de plaza de un cártel en Minatitlán.

Y la Policía Municipal diezmada. Y la Policía Estatal implicada. Y la Guardia Nacional que se mete y luego se desentiende. Y la Fiscalía que trabaja por encargo y termina negociando. Y el aparato judicial que es el vivo ejemplo de la justicia al mejor postor.

Y el pueblo, que es el que importa, inerme, a expensas de los cobradores de piso, de los sicarios, de los ladrones de autos y casas, de los que asaltan a los clientes que retiran dinero en los bancos.

Y el alcalde “Odiado” Cruz Malpica, con la bandera de Morena a cuestas, sentado en primera viendo pasar los cadáveres de los inocentes y de los que no lo son.

Cuatro mecánicos abatidos en el fraccionamiento Playa Sol, en la céntrica colonia Guadalupe Victoria, el 28 de febrero pasado, dejando un rastro de horror, la sangre de las víctimas, el dolor que estalla en gritos, en lamentos e impotencia. Y el alcalde no se inmuta.

Tres personas más –Lalo Robot, su hija y un empleado– ultimados por un grupo delincuencial, una semana después, el 6 de marzo, en la congregación de Villa Allende, consumando un asedio de semanas, meses, años contra Eduardo Medina, empresario ferretero que no cesaba de subir videos a las redes sociales advirtiendo que agentes ministeriales allanaban su negocio sin orden de aprehensión, imputándole delitos que nunca le pudieron acreditar.

Y nadie, ni “Odiado” Cruz Malpica, ni la zacatecana que gobierna Veracruz, Rocío Nahle García, ni el jefe policíaco Rubén Ríos, con historial de desaparición forzada, ni los inútiles de la Fiscalía, ni Ejército, Marina y Guardia Nacional atinan a saber cuál es la ecuación para quebrar el fenómeno de la violencia.

Nahle, con esa luz que sólo puede tener ella y que le brota del alma y le ilumina el seso, profetizó: hay una conexión entre la masacre de los mecánicos y la masacre de Lalo Robot. Y avizoró, faltaba más, la captura.

Pues no. La pitonisa de Río Grande falló. O la engañaron. O la embaucaron.

La Fiscalía tuvo la osadía de fabricar un culpable, Manuelito, un personaje conocido y querido en Villa Allende al que le cargaron los muertos. Y el pueblo se enardeció. Se volcó en las redes sociales. Habló, increpó, condenó que un chivo expiatorio fuera la solución. Y Manuelito quedó libre.

Dos masacres y decenas de ejecutados en el Coatzacoalcos de “Odiado” Cruz Malpica, su tierra, su cuna, pero también su Waterloo porque es aquí donde libra y pierde la batalla crucial.

Van tres años así, los de Cruz Malpica, a los tumbos en materia de seguridad, Coatzacoalcos convertido en el paraíso de la extorsión, donde ya no hay secuestros porque a los malandros no les resulta llevarse a la víctima, cuidarla, cuidarse, alimentarla, resguardarla, evitar que los grupos antisecuestro actúen hasta poder cobrar el rescate.

Entonces la extorsión se volvió el crimen ideal. Siembran el terror. Amenazan y amedrentan. Rafaguean negocios, balean fachadas de casas de empresarios, levantan familiares y así obligan a que la cuota se pague sí o sí.

O se apoderan de los giros negros, de los antros y bares, de los teibol y los depósitos de licor, y cobran lo que debiera cobrar la Dirección de Ingresos del ayuntamiento de Coatzacoalcos, pero que “Odiado” Cruz Malpica y Jorge Yunis y el títere tesorero, Ángel González, dejan pasar. Porque a los malosos, abrazos, no balazos y los giros negros a su disposición.

Y qué decir de los ataques con bombas molotov a la Policía Estatal, de la quema de palapas en la playa de Coatzacoalcos; de la Bocana y Langostinos, incendiados en una misma noche; de La Azotea y El Calamar.

Van tres años de violencia ininterrumpida. Y otros cuatro en que el morenista Víctor Manuel Carranza Rosaldo, de la cuadra de José Luis Peña Peña, el marido incómodo de Rocío Nahle, gobernó Coatzacoalcos.

Al historial de Carranza, y de Morena, entran el incendio en el teibol Caballo Blanco con saldo de 32 muertos; El Barbas, La Catrina, Los Mangos, quemado en dos ocasiones.

Al historial de Carranza, y de Morena, entra el más brutal de todos los crímenes, el de la empresaria Susana Carrera, levantada por unos malditos sicarios que le cercenaron la cabeza.

Siete años así, Coatzacoalcos atrapado en un torbellino de violencia, en un océano de sangre, en la inacción de “Odiado” Cruz Malpica y Víctor Carranza y Morena, que ha demostrado, de sobra, que no sabe gobernar.

Siete años mirando la sangre, oliendo la sangre, sintiendo la sangre y nada hace el morenismo para recuperar la paz.

Es el gobierno de Morena. El estilo de Morena. La incapacidad de Morena para ejercer el poder.

Y así ni las masacres, ni las ejecuciones, ni la extorsión van a parar.

METADATO

Vengativa, perversa, Rocío Nahle encontró en Castagné un hueso duro de roer. Denunciada en casi 40 ocasiones ante la Fiscalía General de la República, halló en una juez venal, una juez a modo, la ruta para cobrarle al empresario Arturo Castagné Couturier el agravio de exhibir su fortuna descomunal, un enriquecimiento súbito, el hallazgo de la mansión enclavada en Boca del Río donde habita, no como humilde salvadora de la nación sino como vil jeque petrolero, a todo lujo y a todo dar. La juez balín sentencia a Castagné a pagar 14 millones de pesos por daño moral. Sólo que la juez balín no notificó al empresario. Lo llevó a juicio. Lo condenó. Pero le violentó su derecho a defenderse. La juez pro-Nahle violó el debido proceso. Las salvajadas legaloides de Rocío Nahle así son. Primero la tripa, luego el abuso, al final el uso del aparato de poder. A la zacatecana que desgobierna Veracruz la denuncian Castagné, la ex diputada panista María Elena Pérez Jaén y el ex candidato priista al gobierno estatal, José Francisco Yunes Zorrilla, por enriquecimiento e irregularidades en la construcción de la refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco, y nada ocurre; la encubre el régimen obradorista. Pero le dan curso a una denuncia contra Arturo Castagné, lo enjuician sin notificarle, lo sentencia la juez de barandilla y quiere que le pague 14 millones de pesos por daño moral. Nahle es como Javier Duarte o peor. Arturo Castagné ya anuncia su defensa legal, que llevará con un pull de abogados de lo mejor, que llegará hasta donde tenga que llegar y que terminará de exhibir el nivel de perversidad que es la única cualidad de Norma Rocío Nahle García. Y saldrán a relucir más trastadas de Nahle y su clan… Antes de los Yunes y del PAN, Maryjose Gamboa ya era una figura estelar. Hoy candidata albiazul a la alcaldía de Boca del Río, con récord ganador, cuatro diputaciones logradas en las urnas, ninguna plurinominal, es la figura a vencer. Formalizó su candidatura este domingo, rubricando con una frase del ideólogo panista Carlos Castillo Peraza: “No me fui en los tiempos difíciles y no llegué a la hora de las victorias fáciles”. Se enfrentó a mala leche del ex líder nacional del PAN, Marko Cortés, un imbécil con iniciativa que la quiso exhibir como cómplice de la Narco4T, y a las tenebras de Mariana Dunyaska García, quien fue diputada local y federal y se apagó, y a los embates de Humberto Alonso Moreli, que sólo fue un accidente en la vida política de Boca del Río. Maryjose Gamboa, periodista siempre, tiene historia propia, columnista crítica, el terror de Javier Duarte al que enfrentó cuando disponía de todo el poder, al que venció desde prisión, remitida a Tuxpan donde el control del penal lo tenían los Zetas, del que emergió triunfante, amparada, para luego ver a Duarte tras las rejas, condenado por ladrón. Maryjose es anterior a los Yunes, quienes retomaron su lucha, la acuerparon, la proyectaron, pero ante la traición por la reforma judicial, Maryjose Gamboa se deslindó. A los Yunes, agradecimiento, ha dejado claro. Al PAN, su trabajo político. Por su labor con la gente de Boca del Río, por su lucha a ras de piso, por las causas sociales, por sus discursos incendiarios que sacuden al Congreso federal, es la enemiga a vencer. Se lo ganó… De plácemes, el panismo en Coatzacoalcos; su candidato es adorador de López Obrador. Una y otra vez, en cuanto espacio puede, en su show en redes, en entrevistas presentes y pasadas, Moisés Zarco Lacunza ha dejado claro que una cosa es López Obrador y otra Morena en Coatzacoalcos. Y así lo dice: el bueno es AMLO y los malos, el ex edil Víctor Carranza y el actual presidente municipal, Amado –“Odiado”– Cruz Malpica. El chiste se cuenta solo. Zarco supone que externando su filia, su reconocimiento, al mesías de Tepetitán, la secta chaira lo va a adoptar. O por lo menos, no lo va a masacrar. La treta es ridícula y digna de un iluso. Zarco insiste en ser el candidato obradorista de Acción Nacional. Es el candidato guinda envuelto en la bandera del PAN. Y en el remoto caso que Zarco ganara la presidencia municipal de Coatzacoalcos, al otro día estaría colocando los cimientos del segundo piso de la Cuarta Transformación. El panismo y su jodidez… Eusebio, el alcalde de Tatahuicapan, provoca sainetes y grescas y hasta una golpiza a una mujer indígena. Eusebio González bailaba, relajado, con Emelyn “N”, cuando su hija, Luz Elena González Martínez liberó sus demonios y se fue a los golpes contra la mujer. Nada había provocado tanto revuelo en las fiestas patronales de Tatahuicapan hasta que esa noche del 25 de marzo, la hija incómoda de Chevo agredió a Emelyn. El alcalde se marchó, la Policía intervino y aprehendió a la hija del edil, pero una orden del hijo del presidente municipal, Vladimir González Martínez, facilitó su libertad. Vladimir es candidato del Partido del Trabajo a la alcaldía de Tatahuicapan y por lo que se ve, gusta de atropellar la ley. De inmediato, el líder del Congreso de Veracruz y ex alcalde de Tatahuicapan, Esteban Bautista Hernández, advirtió que el causante de la agresión es Eusebio González. Y tiene razón…

 

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Foto: Municipiosur