* Sin seguridad, su gobierno es rollo * Cárteles, aliados de Morena * Tuxpan es suyo y Sayula también * Pedro Miguel ya renta casa en Coatza * Benita, marginando periodistas * Amado le falló a la escuela donde estudió * Empresa yunista, encargada de la seguridad en Festival del Mar * Y Nahle no se enteró
Un día, un motín. A los seis días, ataque con granadas que no alcanzan a estallar. Horas más tarde, un dron sobrevuela, lanza granadas, una de las cuales cimbra al penal de Tuxpan. Y así, Veracruz explotando en las manos de Rocío Nahle.
Zona de guerra narca, el pujante y mítico Tuxpan, designado a ser Polo del Bienestar, es cuna del crimen organizado.
Zona infernal, la ruta Poza Rica-Cazones, y en Papantla el reguero de cuerpos desmembrados, cabezas y troncos y piernas y pies y brazos y manos, en medio de charcos de sangre, hablando el lenguaje sicario, la lengua del criminal.
Zona de narco y huachicol, el sur es tierra de ladrones de combustible que tienen aliados sin par, una alcaldesa, la de Sayula de Alemán, Lorena Sánchez Vargas, que a su vez goza del manto protector de Morena, del poder político, de la Fiscalía, de un ex gobernador podrido como Cuitláhuac García y de sus enclaves en el Congreso de Veracruz como la ínclita Tanya Carola Viveros que se negó –sobre su cadáver– a desaparecer poderes e instaurar un concejo municipal. ¿Por qué?
Zona de terror, el centro, las Altas Montañas o la conurbación Veracruz-Boca del Río, donde los crímenes se suceden con frecuencia alarmante, donde la extorsión es el pan nuestro de cada día, y matan a funcionarios municipales, ex funcionarios, ex alcaldes, y a policías y ex policías.
¿Y qué dice la gobernadora de Veracruz, ella feliz en el Festival de la Salsa, en el Carnaval de Veracruz, en el Festival del Mar en Coatzacoalcos? Que el pueblo está contento.
Y lo rubrica con un baile, con una sonrisa, la estampa del mundo de caramelo al que se aferra pero que es etéreo, irreal.
Contentos, eufóricos, están los cárteles gozando del paraíso de la impunidad que sigue siendo Veracruz.
Contentos, viendo volar su dron sobre el penal de Tuxpan y disparar tres granadas, una de ellas logrando estallar.
Contentos, capos y sicarios, por la gracia de haber gozado de la complicidad republicana de la Cuarta Transformación, el manto protector de Cuitláhuac García y del ex vicegobernador, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, éste señalado en los reportes del Ejército mexicano.
Ha de estar ciega y sorda Norma Rocío Nahle, al no medir la dimensión del poder narco, poder indemne frente al aparato policíaco, buena parte de sus elementos en su nómina, haciéndola de halcones que alertan, los halcones de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz y los halcones en las policías municipales.
Ha de andar en la realidad alterna cuando cita que el pueblo está contento mientras las víctimas lloran y entierran a sus muertos y el luto las consume, y ese pueblo está impactado al ver negocios arder, fachadas rafagueadas, comerciantes sometidos al cobro de piso, taxistas que ya no sólo le pagan cuota al dueño del taxi sino a los delincuentes que los levantan y les arrancan la vida, al Grupo Sombra que se llevó a la maestra Irma Hernández Cruz, la torturó salvajemente y la mató. Y luego salió Nahle con su embajada de que murió porque se infartó.
Dos directores de reclusorios han sido ultimados, el que fuera de Tuxpan y el de La Toma, en Amatlán de los Reyes.
Otro dron lanzó su carga en Coxquihui contra una vivienda, ahí donde Morena, el partido de la desgobernadora, lleva tiempo postulando candidatos a la alcaldía con ligas con grupos delincuenciales.
Y Poza Rica, posición aún morenista, tiene un capo que ya es el decano de los jefes de plaza: “El Coco”, cuyo nombre es Felipe Abraham y que gusta de levantar a sus víctimas, ultimarlas, cercenarlas y congelarlas en refrigeradores y hieleras, arrojándolas luego en la vía pública para infundir terror. El señor “Coco” también gozó de la complicidad republicana obradorista. Lo encubrieron Cuitláhuac-Cisneros, compañeros de partido de la señora Nahle.
La violencia es el catalizador de todo gobernador. Y su tumba.
Nahle puede auspiciar festivales (circo), presumir que sus camionetitas de la salud llevan medicamento a los hospitales, condonar el pago de inscripción en el Instituto Tecnológico Superior de Coatzacoalcos, pero la inseguridad, que es tema crucial, la tiene con el Jesús en la boca.
“No hay pacto con nadie”, dice y sólo ella se traga la falacia.
El pacto existe. El pacto se vive a diario. Morena, su partido, pacta con lo peor de lo peor. Es un narcopartido que lleva al poder a narcocandidatos, que los impone como narcogobernantes, que son un narcogobierno.
Grupo Sombra le debe a Morena su crecimiento. En 2017, cuando el morenismo irrumpió en el contexto electoral, controlaba dos municipios. Hoy tiene presencia en 52, la cuarta parte del territorio veracruzano. Todo, gracias a Cuitláhuac García, el gobernador que Rocío Nahle encumbró.
En el sur el pacto es con Lorena Sánchez Vargas, alcaldesa de Sayula de Alemán, paraíso de huachicoleros que aterrorizan por su nivel de violencia, asesinos de policías municipales en San Juan Evangelista, se les aprehende y tres días después quedan libres.
En Sayula, se vive violencia de alto impacto. El viernes 15, policías realizaban un operativo. Son recibidos a balazos en una casa de seguridad. Hay dos sicarios muertos y dos policías heridos. La casa, propiedad de una regidora, fue rentada a petición de la alcaldesa Sánchez Vargas y sus amigos la usaron para guardar huachicol, armas y vehículos robados. Y la alcaldesa sigue impune, presumiendo su fotografía con la gobernadora Rocío Nahle.
Cuando la zacatecana sentencia que no pacta con nadie, es que el pacto sigue.
METADATO
Pedro Miguel Rosaldo por fin tiene casa en Coatzacoalcos. Residirá en la segunda calle de la avenida Bellavista. La mudanza se realiza a todo lo que da, según muestran tres videos. Es la comidilla de los vecinos, que tocan el tema una y otra vez. Una residencia con fachada blanca, dos plantas, espaciosa, propiedad de un conocido y apreciado matrimonio del jet set. Dicho en tres palabras, los que votaron por Pedro Miguel Rosaldo García lo hicieron por un desarraigado sin domicilio real en Coatzacoalcos. Su esposa e hijos vivían en el centro del país. No extrañó que el 1 de junio, al acudir a votar en la casilla del parque Margarita Maza de Juárez, sólo emitió el sufragio el candidato de Morena; su esposa, no. ¿Votó ella en otra sección electoral? Que se sepa, no. ¿Tendrían domicilios distintos? Sí. Por lo menos Pedro Miguel en Coatzacoalcos y su esposa en el centro del país. O el domicilio de la credencial INE de Pedro Miguel Rosaldo fue ficticio. Hoy, la mudanza lleva los enseres al nuevo hogar. Votaron por un alcalde sin residencia real… Benita ya metió la patita. Dos zafarranchos con la prensa y luego la exclusión. Toda maltrecha, la gobernadora Norma Rocío Nahle García salió reventada del episodio derivado de la muerte de la maestra Irma Hernández Cruz a manos del Grupo Sombra o Mafia Veracruzana. Llamó “miserables” a los medios de comunicación, “generadores de odio”, que practican el “nado sincronizado” y varias sandeces más. La ira por delante; la tripa en vez de cerebro. Luego suspendió la conferencia de prensa y dejó que la fiscal Verónica Hernández Giadáns reconociera que la maestra Irma murió a causa de la tortura. Días después, periodistas críticos fueron excluidos de la conferencia de prensa de la gobernadora de Veracruz. Unos, los dóciles, accedieron por una puerta alterna en palacio de gobierno; los críticos quedaron fuera. Así haya sido decisión de Nahle, la responsable directa con la prensa es la coordinadora de Comunicación Social, Benita González. Desde entonces arrecia la paliza. Es la nueva Gina Domínguez, represora, desatinada, enemiga de la prensa crítica, sobradamente incapaz de manejar escenarios de crisis, sometida a la voluntad de la gobernadora, que es una nulidad en el trato con la prensa. Aquí se le dijo: si Nahle no la escucha, si no la deja trabajar, Benita González nada tiene que hacer como vocera del gobierno de Veracruz. Y si Mary Vázquez Guízar o cualquier otro inútil tiene más ascendiente ante la gobernadora, Benita debiera renunciar. Nahle va por la ruta de Javier Duarte y en la caída la va a arrastrar… Amado no le cumplió a la Miguel Alemán, la escuela en que se formó. Prometió el alcalde Amado Cruz Malpica que construiría un domo para la secundaria y escuela de bachilleres donde cursó sus estudios y no lo hizo. Construyó otros domos, para otros planteles escolares, pero de su alma mater no se acordó. Lo reclaman maestros, alumnos, directivos, aquellos que cifraron su esperanza en la palabra del alcalde de Coatzacoalcos. Al final constataron que si algo no tiene Amado es palabra… Rocío Nahle no se enteró que la seguridad en el Festival del Mar corrió a cargo de una empresa yunista. Gorat, de Rafael Abreu Ponce, tuvo esa responsabilidad en los eventos musicales que se presentaron en el parque del Hemiciclo a los Niños Héroes. Rafael Abreu fue la cabeza del yunismo en el bienio del panista Miguel Ángel Yunes Linares, némesis de la gobernadora de Veracruz. Fue quien sirvió de patiño en la precampaña de 2016, inscrito como supuesto contendiente interno en el Partido Acción Nacional para justificar el muestreo y recorridos ante círculos panistas. Ya en el poder, Abreu fue el referente de Miguel Ángel y Fernando Yunes Márquez, hijos del ex gobernador de Veracruz. Lo colocaron al frente de una mina de oro, la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento de Coatzacoalcos. Cuando se marchó por un error político, lucrar políticamente con la ayuda a damnificados por el sismo de 2017, Rafael Abreu comenzó a mostrar en redes sociales su capacidad emprendedora: renta de yates en Cancún, restaurant y empresa de diseño y artes gráficas en San Pedro Garza García, Nuevo León, y Gorat, la firma encargada de seguridad privada con entrenamiento en Colombia, traslados en vehículos blindados, seguridad de altísimo nivel y un contrato millonario con Braskem, la petroquímica brasileña. Y ahora Gorat a cargo de la seguridad en el Festival del Mar, evento que auspició la gobernadora morenista Rocío Nahle García. Se la pasaron de noche…