Ahued y su mente de plástico * Oscuro, invisible, un fiasco * Mientras, Veracruz revienta * Pedro Miguel y el truco de los “aviadores” * Un millón mensual a la cuenta del alcalde * El PRI se extingue en el sur * Ex alcalde guardó millones en efectivo en su casa * Y al final un “amigo” le robó
Al conserje de palacio, o sea Ricardo Ahued, se le chispa la memoria. Olvida que el encargo de la rehabilitación del palacio de gobierno se lo dio Rocío Nahle, la zacatecana que manda en Veracruz.
Al conserje no le irrita ser llamado eso, conserje. Exalta el sustantivo. Lo enaltece. Y luego del autoescándalo, en el fallido control de daños precisa que el oficio es digno, noble y hasta tira memes.
“SoyConserje” dice la frase que acompaña la imagen bonachona de Ahued, sonrisa amplia, dos damas a su lado, el abrazo a una de ellas, y en una frase se envuelve, casi se inmola: “Hacemos trabajo cercano a la gente, no lucramos mediáticamente con el trabajo honesto”.
No se explica, pues, qué lo irrita y por qué su prensa farsante, servil, denuncia agresión.
Ser conserje, según Ahued, es un honor. Sólo que el conserje de palacio sale caro. Gana casi 70 mil al mes más una lana confidencial, una chequera robusta.
Ahued es un cero a la izquierda donde lo pongan. El Peje López Obrador lo llevó a la Dirección de Aduanas y apenas duró, máxime que ahí operaba una mafia de alto nivel, la de Ricardo Peralta, Mario Delgado y Sergio Carmona, el Rey del Huachicol, asesinado.
En la Secretaría de Gobierno es igual. Ricardo Ahued pasaba inadvertido, como es él, sumido en la penumbra hasta que sus aduladores de cabecera, la que le habla al oído, lo metió en el laberinto de la diatriba, pasmados porque la palabra conserje lo devaluó.
Le dieron cuerda, lo disfrazaron de víctima y lo mandaron al cielo. Pero Ahued no voló.
Entonces se le ocurrió asumirse como el conserje oficial. Y el rol le va bien.
Sólo que lo ocurrente no quita lo inservible. Ahued es apagado, OS-CU-RO, IN-VI-SI-BLE. No aletea. No se ve. Dice que no es florero. Por supuesto, los floreros sirven aunque sea para adornar. Ahued no.
Lo malo es que sea conserje y cobre como secretario de gobierno. Bueno sería que fuera un conserje eficiente. Lo malo es que los conflictos, la crisis política, la toma de carreteras y la violencia sin control, los crímenes, los desmembrados, los decapitados, los extorsionados, las masacres van escalando y Ahued no sepa qué hacer.
Tiene severamente averiada la memoria. Nadie le dijo florero pero el oriundo de Pachuca se erizó. Y cuenta:
“Por ahí dicen que soy conserje. A estas alturas de mi vida, cuando a un servidor público lo quieren ofender diciéndole que es conserje, más que ofenderme me halagan. El conserje es un personaje de respeto, de trabajo, que hace una labor importante”.
El conserje Ahued, pues, está feliz. Se siente halagado. Pero sus aduladores yunistas y priistas lo mandan a enchufarse en el escándalo, a dolerse de una campaña que sólo existe en su mente de plástico, a ver fantasmas hasta en las macetas de palacio.
Al conserje Ahued le aquejan males peores. Y son públicos. Y vienen siendo advertidos por líderes de opinión que no se dejan cilindrear porque su voz se sustenta en la verdad.
Bernardo Gutiérrez Parra, por ejemplo, apunta en su columna Desde el Café:
“La violencia en la entidad le es ajena, lo mismo que la inseguridad en las carreteras estatales. Las madres buscadoras no están en su agenda, le mataron a dos candidatos en el proceso electoral y su partido fue zarandeado en las elecciones municipales.
“Eso sí, ha resultado un excelente colaborador de la señora Nahle en los trabajos de remodelación y mantenimiento del Palacio de Gobierno. ‘Él es el que me ha estado ayudando muchísimo con esto; muchísimo, muchísimo, muchísimo’, dijo la mandataria estatal.
“Lo cierto lector, es que la gobernadora ha tenido que lidiar sola con los graves problemas de la entidad, sin el auxilio y apoyo de su secretario de Gobierno que, hay que reiterarlo, resultó un fiasco”.
Edgar Hernández, en Línea Caliente, señala:
“Ricardo Ahued era un hombre feliz en el ayuntamiento. Ahí estaba su techo de competitividad. Era el dador. El que tenía limpio su local y en el trabajo entregando obras pa´siempre. El que daba chance, pero sin pasarse, en una palabra, el rey del pueblo.
“El brinco, sin embargo, lo mató.
“Nunca pensó que en política había gente mala, gente fea, gente con la cual había que negociar; poner la mano firme cuando fuese necesario y, como decía don Fernando, pagar ya que en política lo que se puede comprar es barato.
“Ahued como buen ‘harbano’ nunca lo entendió. Iba a contra natura a su ser, por ello cuando vino la primera prueba de fuego se quemó.
“Ricardo Ahued deberá ir a un enroque”.
Y por ese tenor escriben otros más, los que ven al conserje de palacio hacer maroma y pirueta, exaltar la seguridad mientras la ola de sangre inunda a Veracruz.
Ahued ya habla como su jefa, Rocío Nahle, del Veracruz que no existe. Ahora no se persigue a ediles, dice el conserje. “No andamos extorsionando, no nos metemos con los alcaldes. Pero sí, con mano firme, con la autoridad y con la ley. Trabajamos con decencia, pero con mucho carácter”.
No ha de saber del terrorismo político de la gobernadora, de la persecución de Rocío Nahle contra el alcalde electo de Poza Rica, Emilio Olvera, que fue morenista, contendió por Movimiento Ciudadano, ganó la elección y ahora se ampara porque Nahle le puso el dedo y ya tiene orden de aprehensión. Y así la fobia contra MC.
Tiene un tiradero Ricardo Ahued en la Secretaría de Gobierno, pero en la talacha en palacio se apunta un 10. Y él lo cuenta:
“Se está renovando todo porque no servían los baños, había drenajes colapsados, goteras, pintura dañada, instalaciones en pésimo estado. El Palacio estaba a punto de quemarse. Vamos a presentar cómo lo recibimos”.
El conserje de palacio, en lo suyo, en los pisos y en los baños, es un crack.
PS.
Ya ni qué decir de su relación boyante con Fidel Herrera Beltrán, días aquellos en que comenzó la pesadilla que aún sacude a Veracruz. Y Ahued optó por el silencio.
Ya ni extraña que Javier Duarte lo haya palomeado para ser diputado local. Los primeros años, Ahued le aprobó las cuentas públicas, o sea el saqueo, hasta que vio el naufragio e hizo lo que todo roedor, saltar del barco.
O las razones por las que no duró en la Dirección de Aduanas, el huachicol fiscal, la escalofriante corrupción. Se fue y nunca denunció. Y no denunciar es complicidad.
Tres historias de Ahued, mucho qué contar. Más videos. Será peor.
METADATO
Pedro Miguel se va a meter al bolsillo un millón de pesos al mes, hasta más. El salario es lo de menos, una migaja. La clave está en los “aviadores”. Como lo han hecho los alcaldes de Coatzacoalcos por lo menos en los tres últimos períodos, la nómina de confianza lleva truco. Hay plazas que implican un salario. Hay “trabajadores” asignados en esos espacios. Pero ese salario va a parar al bolsillo del alcalde en turno. Los trabajadores no existen. Es el secreto mejor guardado. O era. Hay un expediente que lo acredita y un testigo clave. A ese millón de pesos se habrá de sumar el “ten per cent” de las obras públicas, que alcanza los 40 millones de pesos anuales. Claro, si el morenista Pedro Miguel Rosaldo García lo desdeña, el alto mando de Morena lo va a cachar. Hay un expediente, audios, videos y un testigo que lo van a detonar… A excepción de Cosoleacaque, el PRI se extingue en el sur de Veracruz. Cirilo y Ponciano Vázquez Parisi son el último baluarte del tricolor, reteniendo la alcaldía, manteniendo el bastión tricolor. El PRI deambula entre el segundo y tercer lugar electoral cuando antes solía ganar alcaldías de peso, con presupuestos altos, con fortaleza económica. Hoy lo rebasa Movimiento Ciudadano y en algunos municipios el Partido Acción Nacional. Poco queda del partido hegemónico, la aplanadora electoral que llevaba al poder a la casta priista, que aplastaba a la oposición y luego robaba a placer. El PRI pepena los votos que le deja Morena y ahora Movimiento Ciudadano. Regatea regidurías cuando antes concedía regidurías. Quienes votan por el PRI lo hacen por el candidato, no por el partido. El PRI devino en una piltrafa política, una marca perdedora, sinónimo de corrupción, de lodo, de abuso, de agandalle. En el sur de Veracruz, los Vázquez Parissi retuvieron la alcaldía de Cosoleacaque, se perdió Moloacán y milagrosamente ganó el PRI en Chinameca al partirse Morena en dos. Tácitamente, el PRI muere en el sur… ¿Quién es ese ex alcalde que por años atesoró una fortuna en su hogar, millones de pesos en efectivo, y que un día le fueron robados sin poder dar parte a la autoridad por no poder acreditar la procedencia de los recursos? Guardaba celosamente el producto de sus cuatro años de saqueo sin imaginar que un personaje cercano, cercanísimo, lo habría de traicionar. Mantuvo oculta por casi seis años esa fortuna, lejos de la mirada y la sospecha, vestido de pobre, sin ingresar un peso al sistema bancario por aquello de la huella financiera, por no confiar en prestanombres, por eludir cualquier pesquisa judicial. Y en un instante el amigo lo traicionó…
Foto: Imagen realizada con inteligencia artificial