* Descuartizados en Soledad de Doblado * Los muertos de Las Choapas * Diez ejecuciones en un fin de semana * ¿Qué fue a investigar Armando Saldaña a Acatlán? * CETIS 79: llegan los auditores * Más de 10 millones en manos del director * La carta de los alumnos * Denuncian amenazas y presiones
Por la mente de Javier Duarte no pasa nada. Todo está en blanco. Veracruz, en cambio, se tiñe de rojo por la sangre que brota en cada rincón, los ejecutados por la delincuencia, los cuerpos cercenados que aparecen aquí y allá, el miedo que se transpira, el terror en su más brutal expresión.
Dice el gobernador que no pasa nada. Veracruz es un paraíso. Y sí. No pasa nada cuando se vive rodeado de escoltas, a costo millonario para el erario, a su alcance helicópteros, aviones y vehículos blindados, la burbuja del poder.
Afirma Javier Duarte que en Veracruz no pasa nada, que la delincuencia es menor, que el registro de delitos disminuye, que la estadística nacional tiene errores, que aquí hay paz y tranquilidad, que la inversión sigue, que algún día, muy pronto, Veracruz será la capital energética de México, otro Houston o una potencia petrolera del nivel de los árabes.
Extraviado en su mundo, el gobernador Javier Duarte ve lo que quiere ver, o traza espejismos para ocultar la verdad. La realidad no cuenta mientras el cinismo es actitud. Así vive Javier Duarte sus último días en el poder.
No sabe gobernar pero intenta mentir. Su discurso es uno, el optimismo, consciente que el caos ahí está, devastador, angustiante porque Veracruz se le deshizo en las manos.
Miente Javier Duarte a un pueblo que, para su desgracia, no se deja engañar. Falso que en Veracruz no pasa nada. En Veracruz pasa todo, comenzando por un gobernador de oropel, que se dejó rebasar por el crimen organizado, que provocó un conflicto social, que corrompió la instituciones, que encubrió a su antecesor, Fidel Herrera Beltrán, y que solapó a una pandilla de rufianes que para lo único que sirvieron fue para robar.
Pasa todo en Veracruz, incluida la delincuencia, el avance del crimen organizado, la disputa de los territorios para el trasiego de droga, la trata de personas, la desaparición forzada, la extorsión, el abuso policíaco, el atropello, el robo, la amenaza y la intimidación.
A Veracruz lo envuelve una oleada de violencia. Secuestran a placer, extorsionan sin piedad, roban y asaltan, lanzan cuerpos fragmentados como signo de que quien más temor infunde es el que más poder detenta.
Veracruz vive un baño de sangre. Vive, como en los primeros días del duartismo, una sacudida de terror.
Tres cuerpos fueron hallados embolsados en el municipio de Soledad de Doblado, en las cercanías de Veracruz, el 4 de mayo, y uno más en Santa Rita, municipio de Manlio Fabio Altamirano. Eran trozos de seres humanos, la cabeza, los brazos, las piernas, el tronco, todo en pedazos. Sus imágenes macabras corrían en las redes sociales y en los medios de comunicación. Y provocaban terror.
Hizo recordar aquel episodio de Boca del Río. Decenas de cuerpos, algunos mutilados, otros estrangulados, al pie del monumento a Los Voladores de Papantla, frente a Plaza Américas. 35 en total. 35, con huellas de violencia, de tortura, a un día de la cumbre de procuradores estatales y federal y de presidentes de tribunales superiores de justicia del país.
Y siguió el hallazgo de otros más en una casa de seguridad, en aquel octubre de 2011, primer año de la pesadilla llamada duartismo. Y otros más en las calles. Al final tenía en su haber Javier Duarte una cuota de cien cadáveres como señal de que jalaba o jalaba.
Veracruz vive otra oleada de sangre. A los mutilados de Soledad de Doblado se suman diez cuerpos más hallados durante el fin de semana pasado.
Seis de los cadáveres aparecieron en Plan del Río, cerca de Xalapa. En Córdoba fue encontrado muerto a balazos un taxista. En la región cordobesa, un individuo ingresó a un mercado y asestó ocho balazos a un comerciante. Otro individuo, en esa misma región, fue hallado en un canal de aguas negras.
En el norte de Veracruz, en Poza Rica, fue secuestrada María Teresa Parada Álvarez, hija de los propietarios de la pastelería Dauzón y del Edificio Álvarez. Apareció muerta el sábado, sin que se hubiera concretado el pago que los plagiarios pedían por su liberación.
Las Choapas es punto de excepción. Ahí la muerte tiene carta de residencia. Pernocta entre los hombres, asedia a los migrantes, acaba con la tranquilidad de cualquiera, el miedo en el campo y en la ciudad.
Diez días marcaron un hito en su historia de violencia. Ocho personas fueron levantadas, torturadas y ejecutadas. Seis de ellas aparecieron en la supercarretera a Ocozocoautla, Chiapas, con signos de violencia, torturados, el odio como signo de poder.
Levantaron al ganadero Leoncio Deveze, tesorero de la ganadera de San José del Carmen, y a su trabajador Francisco Méndez Oliva, el 24 de marzo. Se dirigían al rancho Santa María. Dos días después aparecieron torturados y muertos.
El 28 de marzo se dio el hallazgo de Jesús Alemán López y su esposa Socorro Prieto Gómez, ganaderos de Hueyapan de Ocampo, a quienes levantaron el 7 de marzo. Los torturaron.
Ese día aparecieron dos cuerpos más. Era el del ganadero Felipe Sosa y su esposa Myriam. Los hallaron en los límites de Minatitlán y Las Choapas. A Felipe Sosa lo golpearon, lo amarraron de las manos y pies y lo arrojaron al arroyo El Jimbal. Ella fue violada y después asfixiada con una bolsa de plástico. También fue arrojada al arroyo.
Dos jóvenes fueron sacados de su casa y aparecieron, mutilados, en un pozo artesiano. Otros dos fueron masacrados en un balneario, a la vista de todos.
Una maestra fue degollada en San Andrés Tuxtla. En Coatzacoalcos no paran los robos a bancos, pese a la captura de una banda que procedía de Nacajuca, Tabasco, y que a diario viajaba para cometer sus delitos.
Aparecen cuerpos con signos de tortura en la playa. El dictamen médico es que se ahogaron. Este miércoles 6, un abogado que acudía a una sucursal de Banco Azteca, en el área céntrica de Coatzacoalcos, fue ultimado. En febrero, se realizó el hallazgo de 18 cuerpos en fosas clandestinas, en la colonia Lomas de Barrillas. La Fiscalía General de Veracruz sólo admite que fueron seis cadáveres.
Veracruz se tiñe de rojo. Se tiñe de sangre. Mientras, Javier Duarte entona su melodía “Aquí no pasa nada”.
Lo rebasa la realidad. Lo sepulta la violencia. Su Veracruz ideal no existe. Dejó de serlo cuando el poder político pactó con el crimen organizado, cuando entregó el territorio, cuando corrompió las instituciones, cuando encubrió a la delincuencia y cuando se implicó en la complicidad.
Ahora que don Javier disfrute el baño de sangre.
Archivo muerto
Fermín Hernández Venegas abordó su vehículo. Se dirigió al palacio municipal de Cosolapa, Oaxaca. Vio de pronto que un auto lo seguía. Sintió el amago. Pretendían obligarlo a frenar. Aceleró la marcha y más adelante descendió. Corrió entre los cañales. Ahí fue alcanzado por los sicarios que le arrancaron la vida. Lo hallaron con 13 disparos en su cuerpo. Fermín Hernández Venegas era director de la policía municipal. Ocurrió el 17 abril pasado. Cinco meses antes, en agosto de 2014, fue señalado de estar implicado con una banda de ladrones de combustible. Halló el Ejército tres vehículos, presuntamente de su propiedad, y en ellos la prueba del delito. La información fluyó a los medios de comunicación. Uno de ellos, El Buen Tono, de Córdoba, la difundió. Sin firma, la nota le fue atribuida a Octavio Rojas Hernández, voceador, que se desempeñaba como director de comunicación social municipal de Cosolapa. El 11 de agosto, Octavio fue asesinado. Le atribuyen que hubiera filtrado la información que implicaba al jefe policíaco. Refieren las versiones que al periodista Armando Saldaña Morales lo ejecutaron cuando investigaba la relación entre ambos hechos, el móvil, la mano de los chupaductos en los crímenes. No se sabe por qué si al jefe policíaco Fermín Hernández Venegas le hallaron tres autos usados por los chupaductos, en agosto de 2014, andaba libre. No se sabe por qué, si el operativo lo realizó el Ejército. No se sabe qué tan cierta era esa implicación criminal. Lo que sí se sabe es que la mañana del 17 de abril lo siguieron, huyó, lo alcanzaron y lo cosieron a balazos. Tres semanas después, Armando Saldaña, conductor del programa “La Grilla, Punto y Debate”, que se transmite en La K-Buena de Tierra Blanca y colaborador de La Crónica de Tierra Blanca, apareció muerto. El lunes 4 de mayo, lo hallaron en un arroyo, cerca de Cosolapa, con cuatro impactos de bala. Es el doceavo periodista veracruzano asesinado durante el gobierno de Javier Duarte. Y el duartismo, se esmera en lavarse las manos. Es un asunto que le compete a Oaxaca, dice el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, alias “Culín”. Es un asunto de criminalidad, de ladrones de combustible, de chupaductos, que operan en la zona de la cuenca del Papaloapan, en Oaxaca y en Veracruz… Quemante, el conflicto en el CETIS 79 de Coatzacoalcos. Se anuncia la destitución del director Evaristo Hernández Rosario, pero ahí sigue. Se anuncia una auditoría y de inmediato comienza la sustracción de documentos en el plantel. Hoy, presumiblemente, llegan los auditores enviados por la Dirección General de Educación Tecnológica Industrial de la Secretaría de Educación Pública. Hoy, también, los estudiantes volverán a bloquear la avenida Universidad. El 2 de mayo se elaboró otra carta abierta para enterar al gobierno de los trastupijes de Evaristo Hernández Rosario. Así describen el caos y las raterías: “Deterioro de las instalaciones; aulas en pésimo estado; laboratorio sin equipo y materiales para las prácticas; sala de cómputo desmanteladas; baños insalubres y sin puertas; cafetería con precios elevados y alimentos de mala calidad; laboratorios de matemáticas, inglés y gericultura que se encuentran abandonados, además del desmantelamiento de los espacios de las oficinas administrativas. También existe mal manejo del dinero que ingresa a la escuela por concepto de inscripciones (mil 600 pesos por 2 mil 156 alumnos por semestre, o sea, 3 millones 449 mil 600 pesos; 7 millones anuales); fichas para el examen de admisión (500 pesos por alumno, o sea un millón 78 mil pesos); libros (no entregados); pagos de constancias, credenciales, renta de cafetería (25 mil pesos por mes); uniformes (Williams), y donaciones como las que hizo el alcalde Joaquín Caballero Rosiñol (70 mil pesos) para remodelar baños (nunca reparó nada); venta de sillas de metal, venta de envases de plástico, diversas donaciones hechas a la escuela”. En otra parte de la carta, padres y alumnos del CETIS 79 denuncian: “La subdirección de enlace operativo de la DGETI del Estado de Veracruz, ha demostrado por conducto del Ing. Julio Cuéllar Limón, apatía y desinterés para solucionar la situación, a tal grado que envió como su representante al Ing. José Alfredo Hernández Malpica, mismo que tiene antecedentes de ilícitos de los planteles de Córdoba, Acayucan y Xalapa, y con su proceder deja en claro que vino a cubrir las anomalías y corruptelas de Javier Evaristo Hernández Rosario; por lo tanto recomendó (así esta en la minuta) que no liberáramos las instalaciones hasta que se iniciara la auditoría, con fecha máxima al día 11 de mayo del año en curso. Creemos que esa estrategia de solución es para dar tiempo a que el director Javier Evaristo Hernández Rosario y su colaborador, el subdirector Sergio Aranda Pérez, borrarán todas las anomalías. Es por ello que envió a este último para que ingresara al plantel de manera prepotente, apoyado por los vigilantes de la institución, y substrajera expedientes del área de recursos financieros”. Demandan la destitución inmediata del director y subdirector, Evaristo Hernández y Sergio Aranda; la realización de la auditoría en términos de la minuta del 30 de abril “con resultados inmediatos y sanciones legales”; reparación y equipamiento del plantel en general; ninguna represalia, amenazas e intimidación contra los alumnos y los integrantes del comité de alumnos, pues ya sufrido hostigamiento al parecer del personal administrativo y hacen responsable al Hernández Rosario “de cualquier pérdida, robo o alteración que se presente en la instalaciones de nuestro plantel”. Al rojo vivo el conflicto en el CETIS 79…
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