* Murad y Hillman: reclamos y mentadas * Crisis en Integra * Mordida de 100 mil pesos a regidores para aprobar paquete de obras de Theurel * Los huevos tibios del gobernador
Profundamente corrupta, indefendible, cacique y tirana, Elba Esther Gordillo Morales se inventó poderosa de la mano del salinismo y, paradójicamente, cayó en desgracia bajo el yugo del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, vía Enrique Peña Nieto. Su aprehensión, sin embargo, no fue un acto de justicia como el gobierno pregona; es, como en las mafias de la historia, un ajuste de cuentas entre socios y cómplices, que se desechan cuando caducan.
Masacrada por los suyos, aprehendida por cargos de lavado de dinero, delincuencia organizada y operación con recursos de procedencia ilícita lavado de dinero, la maestra duerme ya en Santa Martha Acatitla, la cárcel de mujeres, como una de las Poquianchis de la vida política, tras ser aprehendida en el aeropuerto de Toluca, la tarde del martes 26, procedente de San Diego, en un vuelo privado.
Le imputan tres delitos, pero en el centro de la telenovela están los fondos del sindicato magisterial (SNTE), algo así como 2 mil 600 millones de pesos, que dice la Procuraduría General de la República le servían para repellarse el rostro, estirarse la lonja y reposicionarse las bubis, a la par de adquirir obras en galerías de arte o las galerías completas; darle mantenimiento a sus aviones y adiestrar pilotos; darse vida de reina en hoteles de lujo y derrochar en exclusivas tiendas; nutrir sus cuentas y las de la familia, y atenderse tres males que si no acabaron con su vida, lo hará su desventura política: insuficiencia renal, hipertensión y hepatitis C.
Dicho de otra manera, la maestra está en el fondo del abismo. Si no la matan sus enfermedades, la mata la embestida del gobierno de Peña Nieto.
Lo jurídico, sin embargo, es irrelevante. Elba Esther Gordillo pudo ser acusada hasta por una infracción de transito y hoy estaría igual, confinada en una celda, condenada a pasar sus últimos días tras las rejas.
No es el punto si se enriqueció, si le robó a los maestros, si lavaba dinero. Tampoco cuadra si es un tema de índole federal o del fuero común. No está claro si la PGR tiene jurisdicción o si se excedió. ¿Jodió al gobierno o jodió a sus pares, los maestros? Si fue a éstos, no hay delito federal.
Lo de Elba Esther es político. De siempre se le supo corrupta, pero fue la pieza usada por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, el 24 de abril de 1989, para derrocar a su antiguo mentor, Carlos Jonguitud Barrios. Era corrupta pero útil al salinismo. Era corrupta pero al servicio del PRI. Y así fue en el zedillismo, con el que acrecentó su poder y se enriqueció escandalosamente.
Marcó su destino cuando traicionó al priísmo. Pactó con Vicente Fox, en 2000, y tuvo a cambio un régimen a sus pies. Fue clave para llevar a Felipe Calderón a Los Pinos, en 2006, y ganó una subsecretaría en Educación, la Lotería Nacional, el ISSSTE, que entregó a su aliado, Miguel Angel Yunes Linares, con quien luego habría de romper.
Insaciable, chantajeó al PAN y a Calderón, y cuando pudo y le convino, desde su nuevo partido, Nueva Alianza, respaldó candidaturas priístas. Impuso gobernadores, alcaldes y diputados, transformada en el fiel de la balanza, la señora de los votos.
Incapaz de leer su futuro, Elba Esther Gordillo no advirtió que Peña Nieto la atrajo, la alejó del PAN, le ofreció una alianza y luego fracturó el acuerdo. Quedó al garete cuando el PRI se alejó, le negó senadurías y diputaciones, pero sobre todo, la confrontó con el PAN y con López Obrador.
Llegado el nuevo gobierno, de arranque Peña Nieto le asestó una estocada mortal: la reforma educativa implicaba evaluar maestros y arrancarle al SNTE el control de las plazas magisteriales, el centro de poder y control de Elba Esther.
Su rabieta contra la reforma educativa, su ausencia en la promulgación, los jaloneos con el secretario de Educación, Emilio Chuayffet, y el golpeteo mediático, fueron el preámbulo de su aprehensión.
Espectacular, la detención de la lideresa del magisterio no eximió a Peña Nieto del sospechosismo popular y de la suspicacia de todos. Que si es populista, que si es un golpe mediático, que si es un ardid para legitimarse, que si es un mensaje a otros líderes corruptos, que si hay gato encerrado, que si persigue a sus enemigos y a cambio solapa a sus amigos.
Elba Esther es una lideresa corrupta, pero no es menos delincuente que otros especímenes del sistema político: Carlos Romero Deschamps, el barbaján que gobierna al sindicato petrolero, cuyo derroche es agraviante, su hija Paulina en hoteles de superlujo, aviones privados, el Ferrari de 25 millones obsequiado al junior, los 500 millones trasladados subrepticiamente desde cuentas de Pemex; Andrés Granier, ex gobernador priísta de Tabasco, que robó más de 30 mil millones de pesos, derivando el dinero a cuentas de los hijos; Humberto Moreira Valdés, ex gobernador priísta de Coahuila, acusado de falsear información para obtener créditos con los que elevó a 30 mil millones de pesos la deuda estatal y cuyos principales funcionarios depositaron el producto del peculado en bancos internacionales.
Otros más son Juan Sabines Guerrero, ex gobernador de Chiapas, que hurtó miles de millones de pesos, a través de compañías manejadas por prestanombres y generó un endeudamiento de 40 mil millones de pesos, de los cuales se sospecha que gran parte pararon en cuentas particulares. El peculado asciende a más de mil millones. Así sería la robadera, que pretendió apropiarse del Autódromo Chiapas con maniobras legaloides.
Uno más fue Fidel Herrera Beltrán, ex gobernador de Veracruz, que elevó la deuda de 3 mil 500 millones de pesos a 34 mil millones, reconocidos oficialmente por su sucesor, Javier Duarte, aunque investigadores de la Universidad de Veracruz estiman que la cifra real es de 60 mil millones. En su período, se forjaron fortunas, se entregaron bienes del estado a particulares, vía fideicomisos.
Justiciero como ningún otro, Enrique Peña Nieto tiene temas quemantes encima: Arturo Montiel, su predecesor en el gobierno del estado de México, y Maritza Díaz, con quien tuvo un hijo fuera del matrimonio. Fue omiso, cerró los ojos y encubrió el derroche y daño patrimonial que Montiel provocó en su entidad. Lo de Maritza Díaz hiere la sensibilidad social, pues se remite a las acusaciones que ella le hace por no aportar recursos para el sostenimiento de su hijo.
Que hoy esté Elba Esther Gordillo tras las rejas no pasa de ser un golpe espectacular, así hayan causas jurídicas y fundamentos legales. Pero la verdadera justicia se verá cuando a otros corruptos del sistema, estén tras las rejas.
Serán aliados del PRI, pero que Peña Nieto les aplique la ley. Si no, sólo será un ajuste de cuentas.
Archivo muerto
Así, de golpe y porrazo, Murad Loutfe enfrentaba la sentencia: debía dejar la candidatura y cancelar sus sueños. Escuchaba el diputado local sin entender, sin admitir el golpe de timón, sin dar crédito a la traición. Su gurú y hacedor, Iván Hillman, le hacía la lectura del fracaso: no sería candidato a la alcaldía de Coatzacoalcos, ni a síndico ni a nada. Iván El Terrible usaba su malsana lógica: Mónica Robles, la esposa, será candidata a diputada plurinominal, no de mayoría porque no gana ni sin contrincante enfrente, y él, Iván, el ex alcalde, funcionario del gobierno federal. No tardó Pepe Murad Loutfe Hetty en perder la compostura, golpear la mesa, inquietar a quienes lo observaban, alebrestar al personal del Fiesta Inn de Xalapa. Reclamaba el engaño, el por qué meterlo en la contienda, inflarlo, empujarlo y finalmente sacrificarlo. Y yo qué obtengo, soltó con ingenuidad de novato. Nada, acaso el recuerdo de que algún día fue diputado. Tenso el nervio, de las palabras pasaron al reclamo, a los gritos, a las mentadas, al rompimiento. Usado para ejercer presión, Murad se sabía sentenciado. Todavía recibió la amenaza sutil: ni Iván ni su Integra secundarían su sueño de ir por la alcaldía. Estaba solo. Por eso nadie lo vio en el cambio de directiva de Integra, ni en las reuniones de Iván El Terrible, alejado de todos. Sabíase engañado, usado, moneda de cambio para que Mónica Robles, Madame Quetzalli, le succione al PRI una diputación, e Iván agarre hueso en el gobierno federal. Desde entonces, la perrada de prensa del grupo Hillman lo muerde y le ladra al son que les toca su amo. Crisis, pues, en el Grupo Integra. Uno más, Pepe Murad, que conoce los hígados de Iván Una migaja bastó para que el cabildo le aprobara al alcalde Marco César Theurel Cotero Te rompo tu puta madre el paquete de obras para Coatzacoalcos, en 2013. Cuentan en los pasillos del palacio municipal que 100 mil pesos colmaron las expectativas de algunos regidores. Cómplices del saqueo, hermanos del mismo lodo y del mismo loco, guardaron silencio, levantaron la mano y asunto arreglado. Se llevaron 100 mil pesos, mientras Marcos la millonada a granel. Se sabe que las obras las ejecutarán amigos y socios del alcalde y en casos específicos ni siquiera las harán; sólo las cobrarán. Cinco puntos para la corrupción Torea Marcos Theurel al gobernador Javier Duarte de Ochoa y se mofa de él. Echada su suerte, definida su salida de la alcaldía de Coatzacoalcos, pidió tiempo; quería encabezar su último carnaval y celebrar su cumpleaños siendo presidente municipal. Duarte, que es iluso superlativo, se lo concedió. Theurel rió como nunca, sabedor que ese tiempo serviría para liberar cheques, realizar contratos, corregir estimaciones, el saqueo en toda su expresión. Dice ahora Marcos Theurel que se va, pero en 30 días más, allá por el 27 de marzo, cuando Joaquín Caballero termine de desplomarse y él reposicione a su esposa Lu-pilla Félix. Ríe, pues, el alcalde de Coatzacoalcos ante la fragilidad del gobernador Duarte, sus temores y titubeos, el blandengue de palacio. Con sorna, cuenta Theurel que son más sólidos los huevos tibios del desayuno que los del gobernador de Veracruz. Así se las trae Marcos