La Ley Nahle nació muerta

Tan feliz, tan ingenua, tan torpe. Creyendo que ya es veracruzana, por decreto, Rocío no advirtió que la Ley Nahle se hizo a ciegas, al vapor, quebrantando el procedimiento legislativo y frustrándole el delirio de gobernar Veracruz.

Así tenga hijas veracruzanas, marido jarocho, 30 años de residencia y mucha obsesión, la Ley Nahle es un bodrio que no alcanzará a nacer.

Así la aprueben el Congreso y los cabildos, la valide el gobernador, la publique y entre en vigor, la Ley Nahle es ilegal. Se legisló violando la ley reglamentaria del artículo 84 de la Constitución local.

Su adefesio legaloide no tiene futuro. Fue colocado en las manos torpes de Cuitláhuac García, y el gobernador lo endosó a su rufián de cabecera, el engreído y pedante Juan Javier Gómez Cazarín, recordman en leyes que invalida la Suprema Corte de Justicia de la Nación, líder de una plaga de diputados a los que sólo les falta rebuznar.

Tan feliz anda Rocío Nahle que no le termina de caer el 20. No asume, aún, que le tomaron el pelo. Descuidaron fondo y forma. Le armaron su ley a modo, Morena la pasó fast track, burlaron el procedimiento y le dieron tinte de ilegalidad. Y ya no hay vuelta atrás.

Así haya reclamado, en 2016, al Órgano Público Local Electoral su derecho a ser “ciudadana veracruzana para votar y ser votada”, porque sus niñas valen, su esposo —Pepe Peña— también, y sus caprichos igual, la oriunda de Río Grande, Zacatecas, entró en un laberinto del que no podrá salir.

Con la llamada Ley Nahle, promovida por la diputada local por Cosoleacaque, Magaly Armenta Oliveros, se modifica el artículo 11 de la Constitución de Veracruz, que deja de circunscribir a los veracruzanos por nacimiento —incluso nacidos en otra entidad pero de padres veracruzano o veracruzana— el derecho a aspirar contender por la gubernatura. Basta con tener hijos oriundos de Veracruz para cumplir el requisito. La Ley Nahle se conformó con los criterios y argumentos que la zacatecana esgrimía ante el OPLE en 2016.

Pero el punto es que Morena operó mal la modificación constitucional y la tornó ilegal.

Debió ser votada en un período ordinario de sesiones, aprobada por mayoría calificada, dos terceras partes de los diputados presentes en el Congreso de Veracruz.

Debió volverse a votar en el período ordinario siguiente, y ser aprobada de nuevo.

El artículo 9 de la Ley Reglamentaria del 84 constitucional, dice: “Todo proyecto de decreto de reforma constitucional aprobado en un primer período de sesiones ordinarias será nuevamente discutido y votado en el siguiente, en la sesión que determine la Junta de Trabajos Legislativos”.

El artículo 11 de la misma ley reglamentaria, señala: “En caso de aprobarse el proyecto de decreto en el segundo período de sesiones, el Presidente ordenará turnarlo a los Ayuntamientos, por conducto de la Secretaría General del Congreso”.

Y de aprobarse por al menos 107 de los 212 cabildos, regresaría al Congreso, se le validaría, se le enviaría al gobernador y éste la promulgaría.

Pero de origen no se hizo así.

La Ley Nahle está muerta.

Lo argumenta el ex diputado y ex panista, Sergio Penagos García:

“El artículo 84 de la Constitución veracruzana señala que para poder reformar una parte de ella, o toda, la propuesta DEBE SER APROBADA en DOS PERIODOS ORDINARIOS de sesiones, sucesivos; es decir, primero se debe votar en un período ordinario y si obtiene la mayoría de dos terceras partes, entonces se DEBE ESPERAR al siguiente período ordinario, para someterla a votación nuevamente y si una vez más se obtiene el voto favorable de dos terceras partes de los diputados, entonces se pasa a los Ayuntamientos, para que la mayoría de ellos determine si la propuesta de reforma se aprueba o no.

“Resulta que con las prisas por quedar bien, los diputados locales de Veracruz ‘aprobaron’ en UNA SOLA SESIÓN y además EN UN PERÍODO EXTRAORDINARIO, la reforma al artículo 11 de la Constitución de Veracruz, para señalar que los veracruzanos, además de quienes nacimos en el territorio de Veracruz, o quienes son hijos de padres nacidos en Veracruz, pues también se considerarían como Veracruzanos a los papás que hubieran tenido un hijo dentro del territorio de Veracruz.

“Pues, como la reforma no tiene fundamento ni obedece a ninguna disposición dictada desde la Constitución Federal, el proceso para su aprobación fue ilegal por doble partida: primero, por no haberse respetado el mandato constitucional de pasarla a votación durante DOS PERIODOS ORDINARIOS sucesivos y la segunda, por haberla votado al vapor en un PERIODO EXTRAORDINARIO”.

Luego aborda el tema de los derechos humanos, usado por Morena como justificación:

“Esta reforma pretende extender el espectro de derechos humanos, sin que exista una disposición en la Constitución Federal que la justifique; por lo tanto, es una reforma ilegal. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ya lo ha dicho claramente en muchas ocasiones: Los Congresos Locales NO PUEDEN AMPLIAR el ‘paraguas’ de cobertura de derechos humanos más allá de los establecidos en la Constitución Federal”.

Rocío Nahle está perdida. Por ignorancia, por soberbia o por mala fe, la reventaron sus amigos y sus vasallos. Orquestaron la celada Cuitláhuac García, y Gómez Cazarín, y Eric Cisneros y todo Morena en el Congreso, urdiendo una reforma legal que la Suprema Corte de Justicia de la Nación terminará por declarar inconstitucional.

Cuitláhuac y Gómez Cazarín ya son clientes de la Corte. Allá reventó la ley de medios de comunicación. Allá tronó la reforma electoral que pretendía rasurar las prerrogativas de los partidos políticos, sin que hubiera modificación en la legislación electoral federal. Allá fueron invalidadas las destituciones de alcaldes veracruzanos que le estorbaban al secretario de Gobierno, Eric Cisneros, Alma Negra, y al propio Gómez Cazarín. Recuérdese cómo les inventaron delitos, los acusaron de crímenes, les echaron el aparato judicial y los hicieron huir.

Gómez Cazarín es un bandolero sin un gramo de materia gris. Legisla con el hígado, imponiendo leyes que carecen de sustento legal. Luego la Suprema Corte lo muestra como el delincuente que es. Y al día siguiente, Gómez Cazarín vuelve a violar la ley.

Hay súbditos de Nahle que esgrimen que en Querétaro un veracruzano, Mauricio Kuri, es gobernador. Su argumento es falaz, frágil e imbécil. Kuri dejó Orizaba a los nueve años de edad. Estudió en Querétaro. Destacó en el ámbito empresarial y se afilió al PAN. Fue alcalde de Corregidora, senador por Querétaro y así llegó a gobernador. No le crearon una ley a modo. No aplicaron el fast track. No se valió del oportunismo político.

Otro caso: Xicoténcatl Leyva Mortera, oriundo de Xalapa, con raíces veracruzanas por parte de padre y madre. Partió a Baja California a la edad de cuatro años y ya no volvió. Formó familia e hizo carrera política en el PRI. Fue electo gobernador en 1983. Tampoco le crearon la Ley Xico.

La Ley Nahle es un atropello. Falta a la ética. Si Rocío Nahle modifica las leyes por capricho, una vez en el gobierno modificará todo el andamiaje legal por ambición, por corrupción o por delirio de persecución.

Pobre Rocío. Anda tan feliz, creyendo que ya es veracruzana sin advertir que la Ley Nahle se hizo a ciegas, al vapor, quebrantando el procedimiento legislativo. Y así no podrá gobernar Veracruz.

Y todo por encargarle la marrullería a Cuitláhuac y a Gómez Cazarín.

La Ley Nahle —díganselo, por favor— nació muerta.

Archivo muerto

Hagan lo que hagan los Yunes azules, Pepe Yunes ya definió: va por la candidatura al gobierno de Veracruz. Si para 2024 Miguel Ángel y Fernando Yunes Márquez, los panistas, aún están libres, podrían ser candidatos del PAN; Pepe lo será del PRI y, quizá, de una coalición que no sea Va por Veracruz. Si los Yunes azules se aferran, si exigen que ellos y sólo ellos pueden contender contra Morena, seguro que habrá quiebre y fractura en la oposición. Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática tendrán que conformar su alianza sin ninguna comparsa más, y el PRI exploraría la posibilidad de coaligarse con Movimiento Ciudadano y que el diputado federal por Coatepec, Pepe Yunes Zorrilla, sea su candidato. En otro escenario, si los Yunes azules andan de pelada o tras las rejas, la coalición será PRI-PAN-PRD-Movimiento Ciudadano apuntalando a Pepe Yunes o a José Manuel del Río Virgen, el que esté mejor posicionado en las encuestas. Por eso el destape con tanta anticipación, expresando Pepe Yunes que es ese su objetivo y que en su momento lo formalizará. A unos y otros, Pepe Yunes les confiaba que su decisión de ir por la gubernatura de Veracruz se daría a la hora justa, ni un minuto antes, ni un minuto después. Y la hora llegó… Hasta a los suyos sacudió Ricardo Ahued. No hay observación contra Hipólito Rodríguez Herrero, su antecesor en la alcaldía de Xalapa. Nada hay en Orfis. Nada hay en la Auditoría Superior de la Federación. Ni un rastro, ni un indicio, nada que huela a corrupción. Oficialmente, no hay, hasta ahora, de qué acusar al ex presidente municipal pues todo lo señalado en cuentas públicas por el Órgano de Fiscalización Superior, lo solventó. O por lo menos lo maquilló. Oficialmente, ni en el negocio de las luminarias otorgado a la sobrina de la diputada morenista, Ana Miriam Ferráez, le resulta responsabilidad penal. Extraoficialmente, sin embargo, hierve el caldero de podredumbre. Que Ricardo Ahued Bardahuil diga que no hay nada, no implica que la evidencia se haya esfumado. Hay huella y denuncias de trastadas, de subejercicios y licitaciones sospechosas, o contratos de plano asignados sin licitación. La uña de Hipólito, las zarpas de su gente, la ambición desmedida del gang morenista es fama pública, y las empresas fantasma, empresas fachada con nombre y apellido, con tufo a la broza de Cuitláhuac García, gobernador, y su parentela, y a la de Alma Negra, el vesánico secretario de Gobierno, Eric Cisneros. Y hoy, dice Ahued, no hay observaciones del Orfis y la ASF contra Hipólito “El Verde” Rodríguez. Siete meses después, Xalapa se asfixia en la impunidad. Y Ricardo Ahued, al que todos habrían querido ver de gobernador de Veracruz, se halla sobre un polvorín. Y si habla, vuela. No se puede aspirar a mucho cuando la rodilla se quiebra. Y por eso los suyos, sus fans, dentro y fuera de Morena, pierden el aire, callan, se irritan, lloran… Hay de traidores a traidores, pero Gersaín Hidalgo no tiene rival. Un año atrás era brother de Carlos Vasconcelos, jurándole lealtad, entrega, su gente votando por él, el Sindicato Único de Empleados al Servicio del Municipio de Coatzacoalcos —antes SUEM— para ganar la alcaldía, que el PRI regresara al poder. Contendía para ser regidor. Era verde esperanza, blanco pureza y rojo pasión. Vil tricolor. Hoy, dicta línea para la afiliación de todo el gremio sindical en el ayuntamiento a Morena. Cada integrante del SUEM debiendo llevar un invitado, sea familiar o amigo. La historia se cuenta entre los miembros del SUEM, identificando operadores en las áreas donde se concentra el grueso de los trabajadores: Obras Públicas, Limpia Pública, Tesorería. Así es Gersaín Hidalgo Cruz, cacique del sindicato de empleados municipales, cuya historia no es de lealtad. Traicionó a Mili, traicionó a los Chagra, a Fidel, a Jorge López Ríos, a los empleados del SUEM, a Vasconcelos, al PRI y cuando pueda —y él siempre puede— a Morena. Es la naturaleza del alacrán… Un año cuatro meses después, Ramón Ortiz Cisneros está libre. Lo hizo preso político Cuitláhuac García, en ese afán de llevar a prisión a todo aquel que no se alinee. Hace 16 meses, el empresario transportista y constructor, ex líder cetemista y de la CATEM, financiero del Partido Fuerza por México en el sur de Veracruz, llegaba a sus oficinas cuando la Fuerza Civil allanó el lugar. Sometido, las manos en la nuca, fue aprehendido con el argumento de que formaba parte de un grupo delincuencial. Una ficha policíaca, de las que la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz le arma a cualquier ciudadano, más aún a los personajes incómodos, rivales políticos, críticos del nefasto gobernador Cuitláhuac García, sirvió para encarcelarlo y armarle un juicio. Un año después, un tribunal federal confirmó la sentencia que había emitido un juez y lo deja en libertad. La cacería detonó por un hecho quizá irrelevante: una selfie en la que aparecen el gobernador y Ramón Ortiz Cisneros, captada en el restaurant Piquitos, en Coatzacoalcos. Cuitláhuac García aceptó posar junto al ciudadano que le pedía la deferencia. Pero al saber que se trataba de Ramón Ortiz, estalló. “A ti andaba buscando”, expresó el gobernador. Y lo conminó a no difundir la imagen. La fotografía subió a las redes. Días después se le fue encima. Fue encarcelado en un evidente allanamiento sin orden judicial. Se le trasladó a Melchor Ocampo, Guanajuato, al penal federal número 12. Intentaron extorsionarlo ofreciéndole su libertad. Y al final venció a Cuitláhuac y a la señora de las pifias judiciales, la fiscal espuria, Verónica Hernández Giadáns. Un preso político menos.

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Foto: NBC Diario