El alcalde arrastra a Morena… a la baja

Santurrón falaz, Víctor Carranza no ha gobernado con la virtud sino con la delincuencia en pleno —un secuestrador, un narcomenudista y ahora un acosador sexual en la nómina—, cultivando la repulsa y el desprecio, andanadas de ira por sus yerros y abusos o por la inacción.

A su Santidad, el Comediante Supremo, lo abuchean en congregaciones y ejidos, le reclaman desatinos, lo confronta una sociedad que exige pilas para enfrentar el secuestro, el crimen, la extorsión, para abatir el caos económico, cierre de empresas, literalmente la huida del capital.

Y al alcalde sólo le basta con pintar paredes, retomar el eslogan de campaña de Andrés Manuel, la frase trillada, sobada, manoseada, la invocación a la 4T, la Cuarta Transformación intangible, inexistente, de López Obrador.

Víctor Carranza, pues, no ve la realidad.

No mide el caos en Morena, su partido, arrastrado por una gestión municipal infame, una carrera sin rumbo, la estridencia, el alarde y el escándalo, y la promesa incumplida de limpiar el gobierno local, desterrar los vicios, enfrentar la corrupción y llevar ante la justicia a quienes transgredieron la ley.

Con él, todo sigue igual. O peor.

Van 33 meses y nada. El ayuntamiento yace en el fango, patinando sin avanzar. Y Coatzacoalcos se sume en la parálisis, sin inversión ni esperanza, desplomada la actividad económica, perdiendo empleos, emigrando los que poco pudieron hacer.

Y el santurrón persignado de Morena cosechando el repudio social.

Lo increpan las empleadas municipales que despedió y lo acusan con el sacerdote en catedral. “Es un come santo y caga diablo”, categorizan con sorna al edil mientras el video enciende las redes sociales, generando comentarios procaces, burla, risas y reacciones de locura.

Lo encaran mujeres y hombres, comerciantes y empresarios, reclamando por la seguridad y la violencia, el cobro de piso y el secuestro, las masacres y el crimen bestial.

Lo enfrentan en Guillermo Prieto, congregación de Coatzacoalcos, por la insolencia de impedir que el agente municipal hablara en un evento público y no tener argumento para explicar por qué les retiró la ambulancia que servía para el traslado de enfermos, la diferencia entre vivir o morir.

Lo destrozan en los grupos de WhatsApp y en Facebook, con memes hirientes, disfrazado de Comediante Supremo —o supremo charlatán—, infamantes los que lo muestran desnudo, o los que fustigan la complicidad de Morena con el priismo, la luna de miel, el amasiato con las ratas a las que ofrecía cazar.

El cerebro de Carranza está tapiado. Y sus ojos también. Se imagina en la cúspide de popularidad cuando se halla en un profundo abismo. Su mundo es la realidad alterna: el cariño del pueblo, el reconocimiento de todos, las grandes obras, el mayor humanismo, Víctor Carranza entrando a la historia de Coatzacoalcos. Pero la realidad alterna es, a fin de cuentas, irreal.

A 33 meses de distancia, no hay un hecho relevante en su gestión. Morena en el poder carga con los yerros, desatinos, atropellos de Víctor Carranza, la sublime obsesión por despreciar la ley.

Su obra cumbre es un parque ecológico montado sobre la Unidad Deportiva Miguel Hidalgo, echando a las ligas de futbol, atropellando los derechos de Ember Ballinas García, joven que posee una concesión otorgada por el ayuntamiento de Coatzacoalcos sobre dos canchas con pasto sintético.

Para violarle sus derechos, la banda de Víctor Carranza urdió la sustracción del acta de cabildo original y la sustituyó con un acta falsa donde no se menciona concesión alguna. En el curso de los juicios, el documento oficial apareció en archivos del Congreso de Veracruz. Y aún así, el despojo persiste.

Con recursos de Pemex se construye el Parque Central. Son 60 millones de pesos que en los hechos nadie ve.

Pero las trastadas de Carranza no culminan ahí.

Detonó un conflicto artificial cuando pretendió debilitar al sindicato de empleados municipales y tomar el control. Vio entonces caminar al gremio por las calles de Coatzacoalcos, lanzar proclamas, amagos, advertencias.

Su líder, Gersaín Hidalgo, lo desafió. Apostado con su gente en el parque Independencia, gritó que quemaría el palacio municipal. Ni a Iván Hillman, el peor alcalde, lo habían retado así.

Luego vendrían las tomas de edificios públicos, la Tesorería, el Taller de Mantenimiento, secuestrando las unidades de Limpia Pública generando un caos por el acumulamiento de basura. Y en el cenit del desastre, Coatzacoalcos bajo sitio, bloqueados todos los accesos a la ciudad.

Carranza inició acciones legales. Grabó un video. Lanzó amenazas. Ofreció que los responsables pagarían por el ultraje. Y desde entonces todos, al unísono, no paran de reír.

Víctor Carranza es misógino. Así lo determina la Sala Regional del Tribunal Federal del Poder Judicial de la Federación en el juicio interpuesto por la síndica Yazmín Martínez Irigoyen, otra ilusa que ahora aspira a la presidencia municipal o a la diputación federal.

Carranza dispone de una policía municipal contaminada por la corrupción. Sus elementos levantan ciudadanos, fabrican culpables, inventan delitos, extorsionan y gozan de impunidad.

Al primer director de la Policía Municipal, Víctor Alvarado, le pidieron la renuncia. Se negó. Le armaron un motín desde el Departamento Jurídico y lo echaron. Y al líder de los amotinados, Berdón le encargaron la corporación. ¿Sabrá Carranza que el motín es un delito y debió ser castigado, no premiado?

Morena gobierna con la delincuencia en pleno. A la nómina municipal, Carranza llevó a un secuestrador (Jairo Jafet “N”), un narcomenudista (Aarón “N”), el que se llevó un automóvil y no lo quería devolver (Joel Arellano, ex director de Comunicación Social), el que falsifica actas de cabildo (Miguel Pintos, secretario del ayuntamiento), el jurídico que le miente a los regidores (Agustín Jiménez) y ahora un acosador sexual (Ángel “N”).

Tres casos destacan: Jairo, Aarón y Ángel.

Morena, vía Víctor Carranza, le dio cabida a Jairo Jafet “N” en el ayuntamiento y luego terminó implicado en el secuestro de una joven universitaria en Boca del Río. La chica fue rescatada con bien y la banda de plagiarios cayó en manos del grupo antisecuestro.

Aarón, hijo de la jefa de programas sociales del ayuntamiento, murió ejecutado cuando un comando armado irrumpió en su hogar en la colonia 24 de Octubre y ultimó a su pareja Krystel “N”. En la vivienda se hallaron carrujos de marihuana, una bolsa de dama con crack en su interior y una veintena de latas de cerveza vacías, usadas para enmascarar la droga.

Los amanuenses de Carranza, serviles a Rocío Nahle, entre ellos Roberto Pérez López, intentaron desvirtuar la versión revelada en INFORME ROJO, el 7 de septiembre de 2018, pero hay por lo menos una decena de fotografías del lugar del hallazgo que habrán de evidenciar el nivel de pudrición del protegido de la secretaria de Energía.

Ángel “N” está denunciado por la madre de una bailarina del teibol dans Caballo Blanco, muerta en la masacre del 27 de agosto de 2019. Encargado de atender sus demandas, el empleado de la Secretaría de Gobierno municipal le retuvo su documentación e inició un asedio sexual, insistiendo en verla. En la denuncia, constan los mensajes de texto de WhatsApp que lo incriminan.

Prolifera el nepotismo, la violación a la ley, el desacato a juzgados y tribunales y la corrupción alarmante, plenamente documentada. Y Carranza sigue en el limbo total.

Su problema es psíquico y de miseria moral. No ve la realidad y viola la ley. Sus oídos no escuchan. lo arrulla el canto de los aduladores, el aplauso de los abyectos, los serviles que desde los medios de comunicación callan o elogian sin razonar.

Y arrastra a Morena que así enfrentará la elección en 2021.

Y el alcalde sueña, alucina, imagina que será diputado federal.

Archivo muerto

Desvergonzado, Miguel Pintos pregona que el archivo histórico y la información oficial se moderniza, se digitaliza y se vincula a la base de datos del Archivo General de la Nación. Ahí, entre el acervo informativo, habrá de estar, por ejemplo, el acta de cabildo falsa con la que el alcalde morenista de Coatzacoalcos, Víctor Manuel Carranza Rosaldo, y su banda intentan desconocer la concesión a favor de Ember Ballinas García sobre dos canchas de pasto sintético en lo que fue el parque Miguel Hidalgo y hoy se construye, a costo inflado, el Parque Central con recursos de Pemex. Miguel Pintos Guillén, secretario del ayuntamiento, es el truhán de esta historia. Con dotes de mago de banqueta, hizo desaparecer el acta de cabildo original y presentó un acta falsa para establecer que la concesión a favor de Ember Vallinas nunca se trató en el cabildo que gobernó Coatzacoalcos de 2014 a 2017. Pero el acta original existe. Y una copia fue remitida al Congreso de Veracruz, que así lo certificó. Y han testificado los ediles del ayuntamiento anterior, presidido por el priista Joaquín Caballero, que ellos aprobaron la concesión para dos canchas de futbol con pasto sintético y no la venta de áreas verdes a un particular, como aparece en el acta falsa. El embuste tiene un protagonista, Miguel Pintos, y un operador, el director jurídico municipal, Agustín Jiménez Hernández, el que la usó en juicios y con ello incurre en complicidad. ¿Qué seriedad tendrá lo que se le remita al Archivo General de la Nación, sabiendo de lo que es capaz el secretario del ayuntamiento de Coatzacoalcos?… Trepada en la órbita de la CMIC, a Tania Cruz Santos le da por asestar patadas al pesebre de Morena, el que le da de comer. Cesado José Adalberto Vega Regalado como director del Centro SCT en Veracruz, los líderes de las cuatro delegaciones de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción imaginaron que las obras serían suyas, el botín a su alcance. No fue así. De 26 obras, el 80 por ciento de los contratos quedó en manos de constructoras veracruzanas, contrario a lo que se dedicó a pregonar la CMIC. Y en eso, se le ocurrió hablar a la diputada federal por Coatzacoalcos. Tania Cruz se voló y se vació. Enfatiza que a las constructoras locales las dejaron fuera, que los vicios y las tretas van más allá de Vega Regalado y que el motor de la corrupción es el subsecretario Cédric Escalante, supuesto protector del subdirector del Centro SCT en Veracruz, Ángel Ovando Vargas. Y el líder CMIC en Coatzacoalcos, Pablo Jacobo Farfán García, recita el mismo script, acusando que Cédric tiene pasado priista y es parte del botín. ¿Acaso la CMIC nunca trató con priistas y se le dieron contratos y más contratos de manos de funcionarios ligados al PRI? Ambos, Tania y Farfán, atizando contra la corrupción en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, no del pasado sino de la Cuarta Transformación. Pero, hará unas semanas Farfán sostenía un doble juego con Vega Regalado. Un día lo apretaba, al siguiente lo elogiaba; acusaba licitaciones amañadas y una vez que reasignaban obras para sus allegados, destacaba la buena disposición del director del Centro SCT. Y cuando cayó Vega Regalado, junto con los otros líderes de delegaciones de CMIC intentó lavar el lodo en el que la cámara se embarró. De Farfán nada extraña. Es el modus operandi de un traficante de contratos. Pero a Tania Cruz le da por tundirle a los enclaves de Morena, su partido, en la SCT. ¿A cambio de qué?…Tres movimientos y Raúl Ojeda Banda descuajó el escenario a modo en que Marcelo Montiel, Carlos Vasconcelos y Víctor Rodríguez Gallegos forjaban sus candidaturas para la elección 2021. Ex líder de la Cámara de Comercio, ex vicepresidente del Consejo Coordinador Empresarial en Veracruz, Ojeda Banda les salió al paso, acusó que sus historias negras saldrán a la luz, expresó su deseo de contender por la alcaldía de Coatzacoalcos y presentó los cuatro ejes en que basa su proyecto político. Ojeda Banda se mueve en el Frente Cívico Ciudadano, tendiente a la construcción de una alianza de partidos de oposición para la contienda en 2021. Nereyda Santos Hernández, secretaria general del PRI local, se sube a las redes sociales. Pronto se verá a tres panistas con mucho solvencia moral que Marcelo, Vasconcelos y Víctor Rodríguez, sin escándalos ni denuncias en curso, ni deplorable historial, ni pecados bajo la alfombra. Y así, el escenario se habrá modificado sustancialmente. Habrá alianza de partidos para la contienda electoral pero sin los mismos y desacreditados de siempre… Corrosiva y cáustica, cuanto toca Liliana Orantes lo arruina. Trapecista y maromera, brincó del PRI  al PAN-PRD cuando Tony Macías, el “suegro incómodo” de Javier Duarte, se percató que carecía de estructura como tanto le presumió, y de ahí a Movimiento Ciudadano, intentando luego insertarse en las filas priistas y ahora “lidera” el Partido Verde en Coatzacoalcos, donde hay más dirigentes —dos: ella y Alfredo Nacif— que militantes reales. Como sea y por encima de quien sea, pretende ser regidora en Coatzacoalcos, como si los votos fueran maná y le cayeran del cielo. A Liliana Orantes la distingue la estridencia, la soberbia, el oportunismo y el conflicto. Y una hija que lanza amenazas y bravatas con tufo a extorsión, y todavía las deja por escrito en las redes sociales como para nutrirle la denuncia y abrirle una carpeta de investigación. No imaginan los senadores Javier Herrera Borunda y Manuel Velasco Coello, dueños y operadores del PVEM, el tamaño de alimaña política que se echaron al pantalón…

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Foto: Chapuz