* Acusa de nuevo a mandos de Seguridad * Tapadera de delincuentes * “¿Tendremos que acostumbrarnos a vivir en el terror?” * Duarte convirtió a Veracruz en narcocementerio: Proceso * Edel y el Tribunal Superior * Nada del hermano del Pollo * Un thriller * Agravio a militar en Mina * Susto a junior
En zona de muerte, increpa Miguel Ángel Yunes Linares al duartismo, coludidos los mandos de Seguridad Pública y el crimen organizado, tolerado el terror, fomentado el miedo, llevando a Veracruz al caos.
Tres amagos policíacos, encañonado el gobernador electo y su círculo cercano, le sirven para atizar la maquinaria de poder contra Javier Duarte y su policía, exhibir sus vínculos con los malosos, la protección que se brinda desde lo alto hasta inundar de sangre a Veracruz.
Lo amagó la Fuerza Civil y elementos de Seguridad en un retén de Xalapa. Irrumpió la policía estatal en el campus de la Universidad Veracruzana en Coatzacoalcos, mientras encabezaba el foro de consulta para elaborar el Plan Veracruzano de Desarrollo. Encañonó la fuerza policíaca a cinco elementos del equipo yunista en Poza Rica.
Quisieron calarlo. Los centró.
Dice pues, ahora en Pánuco, que asume la seguridad de los veracruzanos “porque es uno de los temas que más preocupa, principalmente en la zona norte de la entidad”, la frontera con Tamaulipas.
Refiere el gobernador electo:
“Desde Pánuco quiero mandar un mensaje muy claro: el compromiso de trabajar con todo el valor, de correr todos los riesgos. Ya basta de complacencias con los delincuentes, ya basta de desaparecidos, de homicidios, de extorsiones, de pago de derecho de piso, ya basta que nuestro Estado se encuentre en manos de la delincuencia organizada, permitido sin duda alguna, por los altos mandos de la Secretaría de Seguridad Pública”.
Y luego apunta:
“Tenemos que vivir seguros, ese es el elemento esencial de la vida en común, de la vida en sociedad y quien tiene que garantizar esa vida segura es el gobierno”.
Contundente y riesgosa, señala el periodista Arturo Reyes Isidoro en su Prosa Aprisa, la declaración de Pánuco, además de comprometedora.
“Nunca como el sábado —precisa Reyes Isidoro— el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares hizo una declaración tan contundente como comprometedora y hasta riesgosa para su propia seguridad personal”.
Alude al señalamiento de Yunes azul que actuará con el crimen organizado para evitar más casos de ejecuciones, secuestros y extorsiones.
“Le digo a la delincuencia desde Pánuco: se van a encontrar a un gobernador que tiene los pantalones bien puestos y la mano muy firme para combatirlos, de correr todos los riesgos, ya basta de complacencias con los delincuentes, porque ya basta de desaparecidos”, agrega.
Señala:
“Ya basta de homicidios, ya basta de extorsión, ya basta de pago de derecho de piso y ya basta de que nuestro estado se encuentre en manos de la delincuencia organizada, permitido sin duda alguna por los altos mandos de la Secretaría de Seguridad Pública”.
Y se pregunta:
“¿Nos toca acostumbrarnos a que toda la vida vivamos con miedo? ¿Nos tendremos que acostumbrar a vivir en la inseguridad? ¿Nos tenemos que acostumbrar a vivir en el terror? La respuesta es no”.
Duelo a muerte entre Miguel Ángel Yunes y la policía coludida con los malosos, la policía de Javier Duarte, la que se ha visto implicada en levantones y secuestros, extorsión y ejecuciones, represión y espionaje.
Ahí está el caso Tierra Blanca, donde cinco jóvenes procedentes fueron interceptados por elementos de Seguridad Pública, se los llevaron y no se les volvió a ver.
Ahí está la gesta de Plaza Lerdo, un festín de saña en que la policía táctica lanzó las descargas de sus bastones eléctricos contra maestros, activistas de derechos humanos y periodistas.
Ahí, también, la golpiza mortal a los ocho universitarios en Xalapa, a manos de un grupo parapolicíaco que empleaba bates con clavos, machete, palos, manoplas, pistola.
No hay banda de extorsionadores o secuestradores que no incluya en sus filas a policías o ex policías. No hay grupo criminal que no reclute policías o que no los coopte para que filtren información.
En zona de muerte, Yunes Linares contragolpea. Le imputa al gobernador y su banda policial su condición de encubridores del crimen organizado, su escudo para no enfrentar la ley.
Se remonta el tema al 5 de septiembre. Ahí se agudiza el choque. Javier Duarte, la policía duartista, exhibidos ante el presidente Enrique Peña Nieto, vía una carta en la prensa nacional, como un gobierno que se entiende con el narco y la delincuencia organizada, que gobierna para el narco, que le sirve al narco. De ese tamaño el contubernio.
En sus términos fundamentales, la carta decía:
“Miles de veracruzanas y veracruzanos han sido víctimas de desaparición forzada y las autoridades estatales han encubierto estos graves hechos negando lo sucedido. Han procedido también a sepultar un número indeterminado de cuerpos en fosas comunes sin seguir ningún procedimiento legal, lo que ha provocado que las propias familias de los desaparecidos hoy se encuentren en búsqueda de fosas clandestinas, varias de las cuales ya han sido localizadas.
“Es el caso de Veracruz que usted conoce y que de manera breve me permito enunciar.
“Vivimos una situación literalmente de emergencia en materia de seguridad pública, con un avance y accionar cotidiano de la delincuencia, nunca antes visto en nuestro Estado.
“Basta mencionar que —de mantenerse la situación actual— el número de homicidios en 2016 será un 100% superior a los cometidos en el año 2015.
“Lo mismo sucede con el secuestro y otros delitos de alto impacto.
“En las últimas semanas la situación se ha vuelto insostenible. La población está realmente alarmada y tiene razones suficientes para estarlo.
“El Gobierno del Estado no atiende con responsabilidad y eficacia este problema, por el contrario, es evidente que mandos importantes de distintas corporaciones están al servicio de la delincuencia organizada y que líderes de bandas operan con la protección de personas cercanas al Gobernador Javier Duarte de Ochoa.
“Por ello es urgente que el Gobierno Federal tome la determinación de asumir el control de todas las corporaciones de seguridad pública en estos 86 días que faltan para el cambio de gobierno en Veracruz.
“La inseguridad ha provocado también una crisis humanitaria. Miles de veracruzanas y veracruzanos han sido víctimas de desaparición forzada y las autoridades estatales han encubierto estos graves hechos negando lo sucedido. Han procedido también a sepultar un número indeterminado de cuerpos en fosas comunes sin seguir ningún procedimiento legal, lo que ha provocado que las propias familias de los desaparecidos hoy se encuentren en búsqueda de fosas clandestinas, varias de las cuales ya han sido localizadas”.
¿Y Peña Nieto, qué? Nada. No despierta, insensible al baño de sangre que vive Veracruz.
Horas después, ese lunes 5, Yunes azul fue detenido en un retén de Xalapa, encañonado al bajar de la camioneta. ¿Y si se les hubiera un tiro?
Luego fue la irrupción policíaca el el campus Coatzacoalcos de la UV por parte de la policía, cuando se realizaba el foro por el Plan Veracruzano de Desarrollo.
Finalmente su equipo de trabajo fue amagado y encañonado en Poza Rica.
Vuelve a responder Yunes Linares con un señalamiento directo: mandos de Seguridad Pública están coludidos con el crimen organizado. “Líderes de bandas operan con la protección de personas cercanas al Gobernador Javier Duarte de Ochoa”.
Quisieron calarlo. Ya los sentenció.
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Archivo muerto
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“Duarte convirtió a Veracruz en un narcocementerio”, reza el título del reportaje de Noé Zavaleta en Proceso. Describe el caos duartista por las fosas clandestinas en Colinas de Santa Fe, en el traspatio del recinto portuario de Veracruz, y las inhumaciones en fosas comunes en Xalapa, incumpliendo protocolos que van de la falta de autopsia a la falta de identificación. Relata Noé Zavaleta —virtualmente exiliado porque la presión y el asedio son demenciales, su vida en riesgo, su tranquilidad perdida— el caso Gemma Mavil, levantada en 2011, supuestamente identificada pero cuyo cadáver resulta que se perdió. Habla de las 81 narcofosas de Santa Fe, 11 de ellas con más de 30 cuerpos, y las piruetas del fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, alias “Culín”, que ante las sacudidas que le da la prensa nacional e internacional, cede y pide acudir al Congreso de Veracruz a explicar que el horror no es tan grave como parece. Difícil justificar la mano sucia de los ministeriales y policías estatales en tanta desaparición. Otra avenida en el casco del barco insignia de la corrupción, la nave del duartismo que naufraga en lo financiero, en lo político, en lo social y en la seguridad, el agravio a miles de veracruzanos a los que Javier Duarte y su pandilla debieron salvaguardarle sus derechos y terminaron atropellándoselos… Noviembre, mes de cambios. Se va Alberto Sosa Hernández de la presidencia del Tribunal de Justicia de Veracruz y habrá nuevo líder en el Poder Judicial. Concluye este período con el fracaso de Javier Duarte con su fallido proyecto de impunidad, echadas por tierra la Fiscalía Anticorrupción, la Sala Anticorrupción y las leyes anticorrupción, con serviles a modo al frente de ellas para salvar el pellejo, para evitar que la mano de la justicia lo alcance. Desechó la Suprema Corte de Justicia de la Nación la jugarreta del gobernador y colocó al Congreso estatal —la mayoría priista y los diputados satélites de a tanto el voto— como una partida de ignorantes de la ley, que crean entornos legales sin sustento, violentando la propia ley. Se va Alberto Sosa y llegará un antiduartista. ¿Será Edel Álvarez Peña, el magistrado que enfrentó a Javier Duarte en el caso Regina Martínez, la periodista asesinada en 2012, entonces corresponsal de Proceso, que cimbró a México y definió al gobernador como el enemigo número uno de la prensa crítica? Edel Álvarez anuló la sentencia contra el presunto asesino, Jorge Antonio Hernández Silva, alias “El Silva”, cuya confesión fue arrancada mediante tortura, sin asistencia de un abogado, violando el debido proceso. Su sentencia lo liberó y evidenció a una Procuraduría —hoy Fiscalía— que fabrica culpables. Vía un amparo, el aparato duartista obtuvo la revocación de la sentencia, que “El Silva” volviera a prisión pero no acusado del crimen de la periodista sino de robo, caso que se ventila de nuevo en tribunales federales. Edel Álvarez es además propietario del periódico Liberal del Sur y un consorcio de medios en los que día a día le atiza con todo a Javier Duarte… Cinco días y nada. Cinco días y el hermano del periodista Gerardo Enríquez Aburto no aparece. Fue levantado la mañana del miércoles 14 por un grupo armado. Gerardo, columnista y reportero de Diario del Istmo, forcejeó y la libró. De entonces a la fecha, hermetismo, censura, un gremio que se dice vocero de la sociedad y calla ante el agravio a uno de los suyos. Dueños, ejecutivos, los que mandan en la prensa de Coatzacoalcos, amordazados. Sí, A-MOR-DA-ZA-DOS por los paladines de la libertad de expresión. Del miércoles 14 a la fecha, nada oficial, la Fiscalía General de Veracruz agazapada. La Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas, de la que Gerardo Enríquez es comisionado, sin aletear. Sólo falta que el fiscal Luis Ángel Bravo irrumpa en el escenario y exprese que el móvil son las “relaciones interpersonales”… Guión de un thriller: secuestrando a dos se llevan a uno; los captores piden 1.5 millones a cambio de la vida de la víctima; en el fondo hay un problema marital, que podría tratarse de un conflicto por pensión alimenticia, que más de 20 mil pesos al mes no son nada si en una lista de propiedades aparecen 12 trailers, tres casas, cuatro taxis, un restaurant, renta de baños, cooperativas escolares, que los bienes son ahora del secuestrado, y hay una dama con un amigo varios años menor. ¿Quién es el autor intelectual? Simplemente un guión… Grito de Independencia o grito de insensatez, en Minatitlán. En el balcón de palacio, el pseudoalcalde Héctor Damián Cheng Barragán, arengando a vitorear la libertad, el México nuevo, el fin de la esclavitud, evocando al cura Miguel Hidalgo, y con él su amo, el de su correa en la mano, Saúl Wade León, tesorero y alcalde real, el dispensador de contratos para el cuñado incómodo. Y abajo, a ras de piso, los regidores maiceados que no protestan así los traten como transitorios petroleros. Lo de menos sería eso, sólo que entre ellos fue confinado un elemento de rango de la 29 zona militar que si no se marchó sobradamente molesto fue porque su superior se hallaba junto a Títereweng. Lección uno, la imprudencia es imperdonable porque agravia al Ejército Mexicano; dos, el ayuntamiento de Minatitlán es un caos, los ediles pateados y agradecidos, y el tesorero trepado en los hombros de su peón Héctor Cheng. De risa… ¿Quién es ese junior, empresario del duelo de los que parten para no volver, concesionario de un restaurant con tradición centenaria, que optó por el exilio tras sufrir un traumático levantón? Una pista: hoy vive en un lujoso departamento de costo millonario en Santa Fe, Ciudad de México…
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Foto: E-consulta