* Señalamientos de corrupción en Sedesol * “Es fuego amigo”, admite el marcelista * Cinco años encubriendo al gobernador * IPAX-Yunes Landa: ultimátum al comisionado * Hasta la Cumbre Tajín pudrió Duarte * La sospechosa renuncia del primo de Karime * Rotter: un fraude procesal * Cuando Tony Macías lo iba a entancar
Ni en casa cae bien Víctor Rodríguez. Y lo admite. “Es fuego amigo”, dice cuando le imputan que es imposición de Marcelo Montiel, que su candidatura provoca una crisis en el PRI de Coatzacoalcos, que es inelegible para contender por la diputación en el distrito 29 y que su paso por la Sedesol federal estuvo marcado por la corrupción.
“Es fuego amigo”, resume el ex subdelegado de la Sedesol federal en Veracruz, convocando a los priistas a la unidad, a promover a Héctor Yunes Landa, el candiDuarte, así sea adversario del marcelismo, cuyo referente real en Coatzacoalcos fue y es Gonzalo Guízar Valladares, al que promete convertir en sucesor de Joaquín Caballero Rosiñol si logra la hazaña de ganar la elección del 5 de junio.
Accidentado llega Víctor Rodríguez Gallegos a la nominación priista, con el aplauso falso de los marcelistas —los joaquinistas y los que siguen a Jesús Moreno Delgado—, el repudio de los theurelistas, del ivanismo y los operadores de Roberto Chagra Nacif, nadie tan fidelista como él.
Logra la candidatura un año después, frustrada de última hora su aspiración a ser diputado federal por Coatzacoalcos, bloqueado por Javier Duarte, esgrimiendo el gobernador que el hombre más cercano a Marcelo Montiel, entonces delegado de Sedesol federal en Veracruz, estaba condenado a la derrota, que nadie lo quería.
Asimiló Víctor Rodríguez el golpe y aguardó a un PRI que le ofrece una coyuntura única, urgido Héctor Yunes de que le sumen votos, con un desplome brutal en las encuestas, pues el mismo candiDuarte pasó de presumir 20 puntos de intención de voto sobre el precandidato de la alianza PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes Linares, a 6 puntos en el más reciente sondeo. O no le salen las cuentas al priista o la caída es irreversible.
Esas son las cifras internas del PRI. Las de Yunes azul son más contundentes: 5 puntos sobre el PRI, en el sondeo del PAN, y 10 puntos el PAN arriba en el que realizara la encuestadora Berumen.
Asoma, pues, la debacle y Héctor Yunes se pone en manos de sus enemigos. Y el show es de risa.
Abraza a Marcelo Montiel en un evento de rancio sabor priísta. Le aplaude con brío. Lo elogia con doblez. Se entrega al marcelismo a cambio de los votos que requiere para que la derrota no sea peor.
Actúa uno y actúa el otro. Escucha el candiDuarte al líder del marcelismo ofrecer el cielo y las estrellas, la lealtad que no lo distingue, la solidez de una corriente priista que en los hechos está fraccionada, a la deriva, los joaquinistas enconados con Víctor Rodriguez y su clan; contrapunteados el neocandidato con el grupo de Jesús Moreno, director del DIF; indiferente las corrientes que encabezan Alfonso Morales Bustamante y Miguel Antonio Wong Ramos.
Ese desastre político es el que llevó al PRI a la derrota en la elección federal, marginados de la candidatura, frustrado Víctor Rodríguez en su aspiración de ser diputado federal, que debió dejar pasar a Rafael García Bringas, y que abrió el camino a la victoria del Movimiento de Regeneración Nacional, de su candidata Rocío Nahle García, vencida tres años atrás, en 2012, pese a tener una votación excepcional por el efecto López Obrador, pero derrotada por un marcelismo que entonces impulsaba con todo a Joaquín Caballero Rosiñol, y obviamente gracias a la operación fraude.
Habla ahora Víctor Rodríguez y dibuja un escenario adverso. Refleja el drama del priismo, azotado por el efecto Javier Duarte, por sus pifias políticas y su desgobierno, por el caos administrativo y la violencia descomunal; la parálisis social; la represión a pensionados y los asesinatos de periodistas; el conflicto con la Universidad Veracruzana por la negativa del gobernador —y las consecuentes trampas— a pagar 2 mil 300 millones de pesos, reteniendo los subsidios federal y estatal; los 35 mil millones de pesos de recursos federales que no explica cómo y en qué se invirtieron, un robo descarado de los dineros públicos.
Habla de cambios el candidato marcelista una vez que le fue otorgado el registro ante la Comisión de Procesos Internos del PRI. O engañar con el discurso del cambio.
Difícil de creer cuando Marcelo Montiel y Víctor Rodríguez se integraron a la estructura duartista en la Secretaría de Desarrollo Social estatal y ahí su mística fue la complicidad con el gordobés. Le servían y callaban.
Dóciles, sumisos, operaron ahí el fraude electoral de 2013 en Veracruz, a su alcance los recursos federales de los programas sociales que sirven al PRI para secuestrar el voto de su ejército de pobres que por una despensa, por la pensión del adulto mayor, el piso y el techo firme, la beca, el suministro de leche, se prestan al fraude.
Son pobres con causa. Es la causa del PRI. Es la migaja a cambio de perpetuar al priismo rapaz en el poder.
Invita Víctor Rodríguez “a que cambiemos. La sociedad ya no quiere más mentiras, ya no quiere más promesas que no se cumplan. Hoy la sociedad nos exige un cambio, un cambio verdadero, un gobierno diferente, un gobierno con resultados; candidatos que sepan dar la cara, que no encubran al partido o que no encubran al gobierno. Hoy, sobre todo, tiene que estar primero la sociedad y su amigo Víctor Rodríguez les quiere decir que la sociedad para él es lo primero”. ¿Ah sí?
Luego agrega:
“Amigas y amigos, les pido de todo corazón que me ayuden. Es una batalla difícil, complicada, pero con trabajo, con fe y con entrega, vamos a ganar Coatzacoalcos y vamos a ganar Veracruz. Ayúdenme a decirle a la gente que Héctor Yunes y Víctor Rodríguez son candidatos de la sociedad, que queremos un estado que avance y que cambie, que queremos que Coatzacoalcos siga cambiando”. ¿Ah sí?
Y remata:
“Vamos a dar la mejor batalla que se ha dado del PRI de Coatzacoalcos. Vamos a conquistar nuevamente la confianza de la sociedad. No le vamos a fallar. Somos gente de trabajo, somos gente de lucha, somos gente de resultados y de la mano con ustedes, con la ayuda de cada uno de ustedes, vamos a ganar”.
Ajá.
Nada le objetaron Marcelo Montiel y su pandilla en cinco años a Javier Duarte y ahora recriminan el mal gobierno duartista. Usan la redención como bandera de campaña, súplica por el voto, promesa de cambio.
Exige la sociedad candidatos que no encubran, dice Víctor Rodríguez. Y en cinco años ese fue su sello, el silencio, el aplauso, la sumisión, sin una condena, sin un reclamo, contribuyendo al fraude electoral porque Marcelo y su pupilo estrella eran los operadores del fraude con recursos federales, la entrega de cemento violando la veda electoral, en 2013. Y ahí están los documentos de la Sedesol para quien lo quiera constatar.
De Javier Duarte recibió el Movimiento Territorial, apéndice del PRI. Le alzó la mano el gobernador, el 12 de agosto de 2015, y se benefició del dedazo, acuerpado por Alberto Silva Ramos, alias el Pato de Tuxpan, otro infame, otro voraz, borrachín que ordeñaba los sobres de la prensa duartista en sus días como vocero del desgobernador, otro impuesto del duartismo en la dirigencia estatal tricolor.
Días de silencio, sonrisa, aplauso, complicidad. Javier Duarte y Víctor Rodríguez, victoriosos, con la mano en alto, en las mieles del poder.
Y ahora dice el pupilo de Marcelo: “La sociedad ya no quiere más mentiras, ya no quiere más promesas que no se cumplan. Hoy la sociedad nos exige un cambio, un cambio verdadero, un gobierno diferente, un gobierno con resultados; candidatos que sepan dar la cara, que no encubran al partido o que no encubran al gobierno”.
Terreno fértil para sus tretas, inició entonces la afiliación de los integrantes del MT, que no son otros que los mismos priistas que pertenecen al sector popular, al Frente Juvenil, a la Organización de Mujeres. O sea, la misma gata priista nada mas que revolcada.
Ninguna mano tan sucia entre el marcelismo, como la suya. Víctor Rodríguez carga con denuncias por fraudes y desvío desvíos en su paso por la delegación de la Sedesol federal en Veracruz. Y a eso sólo responde que es “fuego amigo”.
Lo acusan el senador Alejandro Encinas, ex perredista en una denuncia que implica el robo de recursos federales usando tarjetas bancarias y disponiendo de las contraseñas de los beneficiarios, a partir de la aprehensión de dos de los ejecutores del atraco en un cajero de San Andrés Tuxtla; Pablo Ruiz Domínguez, quien reveló la mecánica del despojo falsificando firmas de quienes reciben los recursos de Sedesol, y Alejandro Gutiérrez Cabrera, quien retoma y actualiza ambas denuncias en las que puntualiza que hay robo de dinero federal y obras fantasma.
Le imputa Guadalupe Félix Porras, alias Lu-pilla de Theurel, ex primera dama de Coatzacoalcos, que su candidatura es una imposición, y a eso responde Víctor Rodríguez Gallegos que es “fuego amigo”.
Denuncia el ex regidor perredista, Alejandro Wong Ramos, que incurre en actos anticipados de campaña y que no acredita tener domicilio electoral en el distrito 29 sino en el distrito 30, y refiere el marcelista que es “fuego amigo”.
No lo quieren los adversarios de Marcelo Montiel, pero tampoco los marcelistas. Cuentan las promotoras sociales que por ellas sí habría voto por Víctor Rodríguez, pero el problema es la gente de las colonias, que lo recuerdan mal y que aseguran que el ayuntamiento de Joaquín Caballero no les respondió.
Nadie lo traga. Ni los cuadros de Marcelo Montiel.
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Archivo muerto
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Se despeña Fernando González Ortiz. Acude Ignacio Hernández Berrueco al IPAX y le transmite al comisionado que con Héctor Yunes Landa en el microgobierno de Veracruz, si es que gana la elección, ya no podrá repetir en el cargo. Le da las malas nuevas el enviado del candidato del PRI, el famoso “zapatitos blancos”, el verdadero operador de Héctor Yunes en el sur de la entidad, no Marcelo Montiel como le vendieron a los priistas de Coatzacoalcos para jugar con la emoción del marcelismo. Por la fuga de información en el IPAX, por el escándalo de los parientes de Héctor Yunes disfrazados de policías para obtener su permiso de portación de amas, por el engaño a la Secretaría de la Defensa Nacional y a la Secretaría de Gobernación, por el boquete financiero a la corporación, por la denuncia penal en curso, simplemente le cantaron: “Tú no estarás”… Deslucida, desairada, la Cumbre Tajín ya sufre el efecto Javier Duarte. Arranca sin público, mucho menos de lo esperado, si acaso 3 mil con boleto pagado en el primer día. Poca afluencia, según refieren los medios de comunicación, stands vacíos, restaurantes con unos cuantos clientes y escasa venta de refresco y cerveza. Si acaso Plastilina Mosh y Troker emocionaron al raquítico auditorio. Refleja el desaire el caos en que anda el gobierno duartista, que este año invirtió muchos menos que en eventos anteriores, por el desprestigio de un Javier Duarte que reprime y golpea; que agravia a la Universidad Veracruzana con un adeudo de 2 mil 300 millones de pesos; que sume a Veracruz en la quiebra financiera y mantiene a su policía al servicio del crimen organizado. Así, el desdén de la sociedad se va haciendo palpable en lo que antes fueron eventos símbolo del impulso a la cultura, luego negocio familiar duartista y hoy desprecio de la sociedad. Bien, don Javier, nadie lo podía hacer mejor. Pudrió la Cumbre Tajín… ¿A qué hora y por qué se peló Jorge Ramírez Tubilla, primo de Karime Macías Tubilla, primo político de Javier Duarte? Dejó la Subsecretaría de Ingresos de Sefiplan, convertido en zar de los dineros, miles de millones que pasaron por sus manos, sabiendo sólo él qué destino tendrían. Se fue Jorge Ramírez sin mayores aspavientos, sin las fanfarrias con que se le designó, aberrante el nepotismo, colocados los familiares donde hay, así Córsica, así Brenda, las otras primas del clan… Sólo Armando Rotter cree en Armando Rotter. Rechazado en el PRD, en el PAN, en Movimiento Ciudadano, en el Partido del Trabajo, habría encontrado cobijo el ex alcalde en el Partido Verde para contender por la diputación local en el distrito Coatzacoalcos Urbano. Nadie ha pasado por tantos partidos y se vende como lo que sólo él cree que es. O sea, a acarrearle sus tres votos al proyecto de Mónica Robles, la heredera del Clan de la Succión que en 2000, el último año de alcalde, vía Diario del Istmo, su periódico, lo exhibió implicado en actos de corrupción, desvío de recursos, disponiendo de dinero entregado por una firma cervecera para obtener patentes, y correteado hasta exiliarse en Canadá. Regresa, se rehace, vuelve con los suyos, reorganiza sus empresas y vuelve a figurar. Y a dar de qué hablar. No hace poco se enfrascó en un pleito a ultranza con el suegro incómodo del gobernador, Tony Macías, por un predio hacia el poniente de Coatzacoalcos. Huía, amparado, porque la mano del influyente suegro logró una orden de aprehensión contra Rotter. La libró gracias a la exhibición de un contrato de compraventa del predio, con fecha anterior a 2007, aunque elaborado en 2013 y validado con la fe del notario Aguilar Urcelay, lo que desató la ira de Tony Macías y la embestida contra el fedatario hasta parar en prisión. ¿Cómo se le llama a eso? Fraude procesal. ¿Quiénes se prestaron a eso? Los Riquer, el Registro Público de la Propiedad y varios personajes más. Así de sucia es la política. Y ahora cohabita con sus enemigos. Rotter hoy en el proyecto de Tony Macías, el verdadero dueño del PVEM en el sur de Veracruz, pese a que se burló de él en los tribunales; en el PVEM, el partido que también le sirve a Mónica Robles para soñar con la alcaldía de Coatzacoalcos. Qué manera de tragar sapos todos y sonreír…
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Foto: Código Veracruz