No siempre compra Carlos Slim gato por liebre. En Veracruz sí. Aquí adquirió la concesión del túnel sumergido bajo el río Coatzacoalcos, que no es una obra magna ni el negocio ideal. Es, eso sí, conflictos por doquier, corrupción y demagogia, deudas y denuncias, y un desfalco de 2 mil millones de pesos.
Carso, su emporio, encabeza ahora el rescate de la fallida obra del gobierno de Veracruz, mina de oro de Fidel Herrera Beltrán, el ex gobernador que le diera vida, que inflara sus costos, que modificara el título de concesión y en cuyo reinado se fuera tejiendo un descomunal fraude con cargo, por supuesto y como siempre, al erario público.