Entre fuego y violencia, vandalismo y terror, no hay elección que prenda. Es el escenario electoral de hoy. Alguien le dijo a Enrique Peña Nieto que así habría de ocurrir y no lo creyó.
Día complicado, inédito, el lunes 1, cuando la ira de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación se tradujo en acciones radicales, repudio a la reforma educativa, a la evaluación de maestros, al engaño peñista que con posponerla supuso que habría de amainar la tormenta.
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