Cínico, desparpajado, va Fidel Herrera Beltrán a Boca del Río, feudo yunista, ahí donde el PRI se descalabra y se vuelve a descalabrar, trepado en los humos de la soberbia y confiado en que la memoria de los veracruzanos es, por lo menos, volátil. Esa es su apuesta. Cree en el olvido y en la fuerza del engaño.
Irrumpió en la campaña priísta de su alumna, Carolina Gudiño Corro, candidata a diputada federal por el distrito de Boca del Río, el sábado 30. Se paseó, habló y dijo apuntalar a la mejor carta del PRI y que los mejores momentos de México se le deben al PRI.
Categoría: Informe Rojo
Javier Duarte, el Franky y la maleta millonaria
Franky no es un pez chico. Es compadre-amigo de Javier Duarte, es empresario cañero, quiebra ingenios, su fama de lo peor y lo ligan con el bajo mundo. ¿Faltaba algo? Sí, que su hermano fuera apañado con 5 millones de pesos en un avión privado y no acreditara su origen lícito.
Javier Duarte, Francisco García González, alias Franky, y su hermano Mariano, el de la maleta incómoda, transitan del conflicto legal al escándalo, otra vez el dinero, otra vez el avión, otra vez el aeropuerto de Toluca.
Javier Duarte, el helicóptero y el peculado electoral
Una vez más, Javier Duarte fue pillado. Lo captan en Martínez de la Torre, en helicóptero oficial, en pista privada, en horario laborable, junto a un candidato nocivo, el infumable priísta Edgar Spinoso Carrera, haciendo campaña, violando la ley.
Se le ve a distancia. Lo rodean varios sujetos, unos ataviados de traje, otros de camisa en manga larga. Unos metros a su derecha, el helicóptero rojo. A su izquierda, dos camionetas color blanco.
Agua Dulce: agresión policíaca contra periodista
Se agolpan en la mente de Jair Negrete los recuerdos. Se ve inerme, indefenso. Siente la ira, el odio, impotente, sin qué hacer, agredido, insultado, vejado, escupido, y la amenaza, la amenaza que no se olvida, la sentencia que ladran los tres malditos rufianes, policías municipales, delincuentes con licencia para matar.
De no ser periodista, a Jair le habría ido mejor. Pero lo es. Fue reportero de TV Azteca Coatzacoalcos y ahora es jefe de prensa de un área de la iglesia católica: Obras Misionales Pontificio Episcopales de México.
Arturo Bermúdez criminaliza a familiares de desaparecidos
Desvaría el “general” Bermúdez. Dice que su Fuerza Civil no reprime, no se involucra, nada tiene que ver con la desaparición de cinco personas, que es “ajuste de cuentas”, una vendetta. Y a los familiares que protestan, que bloquean carreteras, que exigen que los regresen vivos, los llama delincuentes, los criminaliza.
Arturo Bermúdez Zurita llegó a Coatzacoalcos el viernes 22. No traía en su agenda el paradero de las cinco personas, en su mayoría jóvenes, levantados entre el 11 y el 16 de mayo, pero sí la descalificación.
Armando Saldaña: el asesinato y la manipulación
Armando Saldaña Morales tenía signos de tortura, su cuerpo lacerado, la oreja desprendida, pecho y pies quemados y cuatro impactos de bala. Súbitamente, dijo la justicia oaxaqueña que no murió asesinado, que andaba ebrio, lo golpearon, resbaló y se desnucó. Y más tarde, desnuda la infame versión, presenta al supuesto criminal.
A los tumbos se va tejiendo —y enredando— la investigación ministerial en torno a la muerte del periodista de Tezonapa, conductor de noticiarios en la K-Buena, titular en el espacio “La Grilla, Punto y Debate”, y del periódico La Crónica de Tierra de Blanca.
Javier Duarte, la violencia, el PRI y el voto de castigo
Cobijado por el PRI, solapado por los priístas, Javier Duarte llegó a Veracruz a desgobernar, a consumar la quiebra financiera, a enraizar la inseguridad, arrodillado ante los cárteles, presa de la violencia y el baño de sangre. Y todavía pide el voto para el PRI.
Se multiplican los muertos en un escenario brutal, fuera de control, irracional. Si no son los embolsados, sus cuerpos mutilados, el mensaje de la venganza y el aviso de que esto está por comenzar, son los personajes políticos que comienzan a morir por las balas del odio y el clima de terror.
PRI: la farsa y los farsantes
Comen y beben los priístas, sueltan las risas que contagian, se funden en abrazos que debieran transmitir calor, y escuchan, divertidos, con sorna, el discurso que convoca a la hermandad. Nada es verdad. Así son siempre sus desayunos de la unidad.
Sábese que es el ritual de la farsa, el llamado a las tribus dispersas y la instrucción sutil a la simulación, invariable el evento de los descarriados y los que deciden no escuchar, menos participar, cuando el ambiente de conflicto, los odios soterrados, los conduce a la pérdida del poder.
Arturo Bermúdez y los otros desaparecidos
Iván y Diego no son los únicos. Hay otros cinco ciudadanos desaparecidos, llevados por la fuerza, sacados de su domicilio, interceptados en las calles y de los que no hay, siquiera, una pista. Son el retrato de la inseguridad, el miedo, la zozobra, el caos que priva en Coatzacoalcos.
Por Iván Arévalo y Diego Corro se armó una protesta mayúscula, Coatzacoalcos bloqueado, sus accesos en manos de familiares y amigos desde la noche del domingo 17 hasta pasadas las 3 de la tarde del lunes 18 cuando un grupo antimotines de la Fuerza Civil los desalojó.
Los desaparecidos y la Fuerza Civil
Alevosa, temible, la Fuerza Civil no llegó para sembrar paz. Está para sacudir a Veracruz, su mano para reprimir, su poder para intimidar. Y ahora, contraria a su esencia, es acusada de levantar personas, de torturar, de incriminar y de desaparecer con total impunidad.
Salió peor, pues, el remedio que la enfermedad, cuando el baño de sangre no termina y la violencia convierte a Veracruz en otro Tamaulipas, en otro Michoacán, en otro Guerrero. Pero aquí, con la agravante que quien debe cuidar al pueblo, lo agrede y lo sumerge en el miedo.