Javier Duarte de Ochoa, gobernador de Veracruz

Saqueo e impunidad: el desgobierno de Javier Duarte

Por el desgobierno de Javier Duarte han pasado pillos y ratas, atracadores profesionales y traficantes de dinero. Usan el erario para comprar y someter. Ostentan insultantes fortunas. Se corrompen y corrompen. Y para ellos, los bufones del reino, dispone su guía moral de un kilo de impunidad. Con eso les basta.
Ha llevado Javier Duarte a Veracruz a un estado de insolvencia, desvío de recursos, ocultamiento de información, simulación financiera, saqueo descarado, trampas para evadir la ley, y siempre, siempre, la burla a la Auditoría Superior de la Federación.

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Espectácular de Luis Guillermo Lagunes Díaz

Javier Duarte, el espectacular, la recompensa

Isabel Miranda de Wallace lo hizo. Publicó un espectacular. Tenía la imagen de un secuestrador, responsable de la desaparición y muerte de su hijo. Pedía informes sobre su paradero y ofrecía una recompensa. Así cimbró las estructuras del poder y después ya nada fue igual.
Luis Guillermo Lagunes Díaz aparece en uno igual. Hay, sin embargo, una diferencia. Luis Guillermo es la víctima, desaparecido hace año y medio, como si la tierra se lo hubiera tragado.

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Renato Tronco Gómez

La vena cómica de Renato Tronco

Adolecía la política de un bufón y ya lo tiene. Es Renato Tronco. Fue alcalde, es diputado, es un hablador compulsivo, pesa sobre él la imputación formal de ser autor intelectual de un crimen y quiere ser gobernador de Veracruz.
Renato Tronco tiene ya un lugar en la picaresca política y además de su conducta netamente delictiva —golpeador de manifestantes, agitador que bloquea carreteras, protector de giros negros—, goza con el chantaje verbal y el ataque a sus enemigos pero también, y cuando puede, a sus amigos.

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Nuvia Mayorga y los ladrones de elecciones

Nuvia Mayorga: los “ladrones de elecciones”, cosa del presente

Nuvia Mayorga sufre un déficit de credibilidad. Miente mal y quien miente mal, no engaña. Dice que el episodio de los “ladrones de elecciones” es cosa del pasado, que “ya quedó atrás” y que los programas sociales no se usarán para intimidar al votante. No se le puede creer. Nuvia falta a la verdad.
Nuvia Magdalena Mayorga Delgado vive un sueño, pernocta en los cuernos de la luna y cree que esa luna es de queso.

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Maryjose Gamboa, libre.

Maryjose Gamboa: que encarcelen siete meses a Javier Duarte

Le hace falta un escarmiento. Siete meses en prisión son muchos y no tanto. Muchos para el inocente; no tanto para el delincuente. Debiera sufrirlos Javier Duarte, sentir el abandono, el aislamiento, la impotencia, vivir el encierro, dejar que permee el miedo en la piel. Y así quedar. ¿Por cuánto? Siete meses y algo más.
Javier Duarte de Ochoa se merece eso y más, ser vapuleado, denostado por la sociedad, condenado moralmente por su infinita capacidad para el abuso, pues envió a prisión a la periodista María Josefina Gamboa Torales, siendo inocente, víctima de quienes aplican la ley.

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Isabel Morales Aguirre, La Potra

PRD: La Potra, ¿víctima o asesina?

Viuda trágica, viuda de escándalo, La Potra sabe provocar el morbo. Antes fue el crimen o suicidio de su marido. Ahora lo es su reingreso a la vida pública, una regiduría, su lucha por ser diputada federal, a contracorriente, enfrentada una vez más al PRI y al fidelismo con el que cohabitó y que casi la hunde en prisión.
Si no hubiera sido La Potra, Isabel Morales Aguirre sería La Bronca, tormentosa con aires de retadora, que ni se inmuta cuando le recuerdan que en su pasado hay un hecho de sangre.

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Javier Duarte y Maryjose Gamboa

Caso Maryjose Gamboa: la mala leche de Javier Duarte

Domina la inquina a Javier Duarte. Lo consume el rencor. Pudo así tener a Maryjose Gamboa Torales en prisión, tras las rejas siete meses, con imputaciones falsas, atrapada en un mundo de chicanas legales por un homicidio imprudencial por atropellamiento que no fue su responsabilidad.
Ahí la tuvo, presa política suya, rea de conciencia, porque la periodista, autora de la columna Al Aire, publicada a diario en el periódico Notiver, no cesaba en sus filosas críticas a un gobierno, a un gobernador, a una pandilla política, la del duartismo y fidelismo, que han destrozado a Veracruz.

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Joaquín Caballero, alcalde de Coatzacoalcos, incurre en peculado

Joaquín Caballero: el peculado existe y es del alcalde

Lo suyo es la ilegalidad. Y la complicidad también. A diario incurre Joaquín Caballero Rosiñol en el peculado electoral, la burocracia municipal al servicio del PRI, las arcas públicas de Coatzacoalcos para operar políticamente.

Rechaza el alcalde que el peculado exista, pero sí lo hay. Dice que nadie, ningún trabajador, se dedica a hacer proselitismo en horas de trabajo, que hay permisos laborales, que son de priístas y también de la oposición.

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Pepe Yunes

Pepe Yunes, el engañatontos

Pepe Yunes tiene un discurso para cada ocasión. Un día, el del catastrofismo; otro, el de la concordia; uno más, el de la esperanza, y otro más, el de la ruptura. Así habla el senador, sin definirse, o simulando que se define, engañando a quien lo quiera escuchar.
Decía en diciembre de 2014 que una gubernatura de dos años, propuesta entonces por el gobernador Javier Duarte de Ochoa, sería perjudicial para Veracruz, que alejaba la inversión, que enviaba una mala señal al capital privado, que provocaría estancamiento y que afectaría el desarrollo de la entidad.

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Joaquín Caballero

Joaquín Caballero y el PRI: peculado electoral

Curtido en el fraude, y lo que sea fuera de la ley, Joaquín Caballero Rosiñol opera para su partido, el PRI, en el mayor de los descaros. Compra adeptos, renta voluntades y dispone, porque lo tiene a la mano, del erario para organizar y mover al priísmo. Lo instruye o lo somete. Y, si es necesario, incurre en peculado electoral.
Lleva así dos meses. Todo enero y todo febrero, sacudido el PRI de Coatzacoalcos, sus bases y sectores pasmados, ha intentado cuajar la candidatura de Rafael García Bringas, un personaje de pragmatismo indignante que le da lo mismo servirse de los priístas que enfrentarlos, enlodarlos y reventarlos desde su condición de panista, y luego regresar al redil y pedirles el voto y el aplauso.

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