Su fama —mala fama— se finca en esa magia para acumular fortuna en unos cuantos años, saltar de un cargo a otro, heredarle espacios políticos a su esposa y, sobre todo, ser un clon de Javier Duarte, el ex gobernador que por ladrón terminó procesado y condenado a purgar una sentencia de nueve años en el Reclusorio Norte
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