Keren Prot

Keren Prot: nepotismo a sangre y fuego

Entre el fuego del crimen organizado, una ráfaga de metralleta sobre su hogar, Keren Prot Vázquez vive días malos y días mejores. Los buenos son de jauja, el poder en su mano, un sueño hecho realidad. Los goza y los transforma en alegría familiar, el presupuesto a su alcance, el nepotismo a su mayor nivel.
Villa Allende es tierra violenta, sin control, rebasada la autoridad en la congregación más importante de Coatzacoalcos, donde la joven Keren gobierna a los tumbos, cuestionada por la población, intrigada por tantos y tantos a los que les prometió una alianza y les salió con una traición.

CBTIS-113 en Las Choapas, Veracruz

CBTIS Las Choapas: cátedra de corrupción

Cree Emilio Chuayffet Chemor que la reforma educativa es real, aplicable. Quizá en todo el país. Quizá en Guerrero, Oaxaca, Chiapas no. Tampoco en Las Choapas. Ahí, por decisión de la mafia sindical, es letra muerta.
Callejistas, los líderes sindicales siguen en lo suyo, convertida la educación en negocio millonario, de alcances exponenciales, usado el presupuesto para enriquecer a grupos afines al líder moral del magisterio veracruzano, Juan Nicolás Callejas Arroyo, un peón de lujo del PRI.

juanelo y Joaquín Caballero Rosiñol

Joaquín Caballero y Juanelo: traición al amanecer

Es infinita la capacidad de traición de Joaquín Caballero. Lo hace con sus amigos, y con sus mecenas, y con sus aliados. No sabe de lealtades, pacta y olvida, cumple a medias o no cumple. Y cuando puede, que es siempre, ejerce el poder para sojuzgar, aplastar y congelar a los miembros de círculo estrecho, su círculo rojo.
Su nueva víctima es Juan Manuel Rodríguez Caamaño. Lo ninguneó, lo maltrató, lo insultó, lo despedazó en una reunión clave, vital en las horas electorales por venir, sombrías las jornadas que vive el PRI en el distrito de Coatzacoalcos, disperso el rebaño, a flote los odios y el ajuste de cuentas, como sicarios políticos en medio de una vendetta.

Vuelve el PRD en Veracruz de la mano de Rogelio Franco Castán

PRD, la mascota del PRI

Sin pena ni gloria, desvencijado, el PRD tiene la encomienda de perder. No emociona. Carece de lustre. Arrastra una historia infame, enrojecida por su vinculación al priísmo, al docenato de la fidelidad y marcado por su condición de partido venido a menos, sometido y profundamente corrupto. Fue una fiera en el espectro político y hoy es la mascota dócil del PRI.
Hace tiempo que el Partido de la Revolución Democrática dejó de ser un trabuco electoral en Veracruz, marcado por pleitos y conflictos, por la disputa de espacios, por el sometimiento al gobierno estatal en turno y a un cúmulo de prebendas que hicieron que militantes y dirigentes se dejaran seducir.

Fidel Herrera y José Murat Casab

Fidel Herrera y Murat: el golpe del New York Times

A Fidel Herrera Beltrán le gusta la buena vida y la riqueza, el lujo y el dispendio, los negocios desde el poder, los autos y los aviones, las casas, las mansiones, los departamentos. Y si son en el extranjero, lejos de las miradas inquisidoras, mejor.
A lo que no es afecto es a la discreción. Presume y ostenta. Y si no lo hace de viva voz, sus allegados, sus aliados o sus cómplices se encargan de relatar para qué sirve ser senador o gobernador.

Fidel Herrera y Marcelo Montiel

Fidel Herrera y Marcelo Montiel: pleito a muerte

Fidel Herrera Beltrán es truculento, mañoso, voraz y despiadado, pero ni cuando estaba “en la plenitud del pinche poder” pudo someter a Marcelo Montiel Montiel. Lo cercó. Lo marginó. Le regateó espacios. Le concedió una alcaldía. Le arrebató dos. Y hoy, por una diputación, se han vuelto a agraviar.
Su pleito es, como dicen los clásicos, a muerte. Y si no, es hasta ver quién despedaza a quién. Proviene de los días en que Fidel Herrera aspiraba a ser gobernador de Veracruz, en 2004, y daba rienda suelta a su hiperactividad política, amarrando, soltando, trabando acuerdos, pactando por cuenta propia, decidiendo por encima de los caciques y los hombres de poder.

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El Hay Festival Xalapa y el déspota ilustrado

Sadomasoquistas, los defensores del Hay Festival Xalapa que auspiciara Javier Duarte filosofan con sofismas y venden verdades sin tocar la verdad. Dicen que pierden los xalapeños por el retiro del festival, los hoteleros, la cultura y que el mandatario, cansado de que ahí mismo se le critique, está feliz. No es así. El golpe fue político y le pegó al gobernador.
Su argumento es pueril. También es insensato. Políticamente, la cancelación del evento provoca un impacto demoledor en la figura central del poder, vapuleado Javier Duarte por los once crímenes de periodistas en su sexenio, por las cuatro desapariciones, por los exiliados y por su constante agresión a la libertad de expresión.

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El cementerio que decía Solalinde

Veracruz, decía Alejandro Solalinde, el sacerdote de los migrantes, es un cementerio monumental, fosas clandestinas por doquier. Y es verdad. Hay muertos, muchos muertos, de los que no se volvió a saber. Es el sello de la mano criminal, de la violencia, de la impunidad y del horror.
Y sí que lo es. Las fosas están en Pueblo Viejo, en Alvarado, en Actopan, en Tres Valles, en Agua Dulce, en Acayucan, en Las Choapas, en Cosoleacaque. Y ahora en Coatzacoalcos.

Represión a la prensa en las fosas encontradas en lomas de barrillas

De periodistas asesinados, desaparecidos y reprimidos

Javier Duarte es rejego y lo que le sigue. Suman 11 periodistas asesinados y cuatro desaparecidos. Lo agobia la muerte de Moisés Sánchez Cerezo. Y en la víspera del aniversario del levantón a Gregorio Jiménez de la Cruz, ultimado por informar, su policía reprime a los periodistas de Coatzacoalcos.
Su hostilidad hacia la prensa es proverbial, propia de su nula formación política, de su improvisación en la esfera pública y de su incapacidad para ejercer el poder.

Gregorio "Goyo" Jiménez de la Cruz

Goyo Jiménez: el crimen y el olvido

Maltratado por la vida, Gregorio Jiménez de la Cruz hizo periodismo hasta el límite de sus capacidades. Se entregó a su profesión. Dio voz. Recogió historias, narró atropellos, reporteó para informar. Y un día, sin más, la violencia se lo llevó.
Un levantón, el miedo, la angustia, la tortura, la saña, un asesinato brutal, su cuerpo semienterrado en una fosa clandestina. Son los destellos del trágico final de Goyo Jiménez, el periodista que murió dos veces.