Sin pudor y sin tacto, teje Javier Duarte un fraude que le dé impunidad. Arma un Código Electoral a modo, sin alcances, limitando al candidato independiente, contrario a la reforma federal y ejerciendo, como siempre, el control sobre el órgano electoral. Es su nueva Ley de Herodes.
Aterriza el gobernador de Veracruz las nuevas reglas electorales que regirán la sucesión y el andar de los partidos políticos, en un ambiente adverso, ríspido y tenso, provocado por su paso errático por las instituciones, las finanzas destrozadas, la insolvencia total y el desastre social.
