Quizá otros no, pero el ataque a ocho universitarios fue una conspiración, urdido con saña, fraguado en la mente criminal de quien no escucha sino reprime, de quien no dialoga sino que asedia, de quien antes que hablar, amedrenta. Y luego se exculpa.
Duelen las heridas pero más el agravio. Recuerdan la irrupción violenta, el allanamiento a un hogar de Xalapa, la madrugada del 5 de junio, en la calle Herón Proal, cerca de la Unidad de Humanidades de la Universidad Veracruzana, cerca del PRI.
