Sin una guerra en su haber, Arturo Bermúdez es un general de pacotilla proclive a reprimir, a hostigar sin mesura, a hablar sin prudencia, a joder periodistas y por qué no, a espiar.
Así va trazando el “general” su historia propia en el Veracruz de la violencia infinita y la sangre de inocentes y malosos, en la zozobra que provoca la delincuencia incontenible y en la disputa por el territorio único para el trasiego de droga, para la industria del levantón, para el secuestro de migrantes, para la trata de mujeres y el entre y la extorsión.