Si quiere disfrutar la beca seis años, tendrá que doblegarse; luego, ver si el de Perote gana la elección
Con un güevo mordido llega Héctor Yunes al día de la rendición.
Tantas vistas, tantos likes, tanta saliva gastada en las redes sociales y el candidato TikTok tuvo que sacar la bandera blanca si aspira a seis años más enchufado en la ubre presupuestal.
Apaleado, aporreado, aplastado, Héctor Yunes Landa le tiene que levantar la mano a Pepe Yunes Zorrilla y entregar el diezmado ejército de priistas y no priistas, sus leales, que cada día son menos, so pena de verse solo y su alma, y de observar a los suyos iniciar el éxodo y rendirse ante el nuevo rey.
Estará enchufado en la ubre presupuestal si José Antonio Yunes Zorrilla logra sacudir a los indecisos, incorporar a la sociedad civil, convencer a los arrepentidos que un día le creyeron sus patrañas a Andrés Manuel y llevaron al poder al malogrado vándalo danzarín que responde al nombre de Cuitláhuac García Jiménez, en Veracruz. Si no es así, Morena continuará en el poder.
Héctor, el del güevo mordido, parafraseando a su ex coordinador de prensa, Gustavo Cadena Mathey, periodista excepcional, podrá incrustarse en la nómina sólo si Yunes Zorrilla tiene con qué generar los votos para vencer a Morena y en particular, a la susodicha zacatecana, Norma Rocío Nahle García, que por tal condición de oriundez es inelegible, está vetada por ley, no reúne el requisito constitucional para acceder a la gubernatura de Veracruz.
Héctor Yunes tendrá espacio sólo si Pepe Yunes logra ganar la elección, si los Yunes azules, los del Estero, no la baten imponiendo en la candidatura a la senaduría a Fernando Yunes Márquez, el más tóxico entre los tóxicos, el más ambicioso entre los ambiciosos, el más descarado del clan.
Ahí estará, Héctor Yunes Landa, en el próximo gobierno de Veracruz, sólo si Pepe Yunes vence a la zacatecana; sólo si en lugar de restar, suma, y no incurre en su costumbre de traicionar, y no le da por hacer contracampaña.
Mientras, se tiene que morder un güevo, tragar sapos, sonreír y alzarle la mano a Pepe Yunes, el cuasi candidato del Frente Amplio, el que lo venció en la interna del PRI.
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