Los Yunes azules primero deben arreglar sus líos con la justicia
A las mil y quinientas, el PAN decide ir en alianza en Veracruz. A las mil y quinientas porque había que saber el juego de Morena y, de paso, forzar la tuerca, apretar al PRI y ni se diga al PRD.
Los azules, que son la ambición andando, aguantaron hasta que Morena vio desplomarse a Rocío Nahle y que con un dedazo la sacaran del hoyo, regalándole la candidatura al gobierno de Veracruz.
Ya midieron a la zacatecana y vieron que no trae nada. Ni veracruzana es.
Midieron el rechazo popular, el repudio y la indiferencia social.
Midieron a Cuitláhuac García y vieron que el gobernador es una nata como operador político.
Los azules saben que el priismo tiene en Pepe Yunes Zorrilla a su mejor carta, pero a ese rancio priismo, rancio y hasta agrio por la corrupción y la voracidad, no le basta con aspirar a la gubernatura.
La broza de Héctor Yunes, de Anilú Ingram, de Marlon Ramírez, de Carvallo quieren senadurías, diputaciones federales, diputaciones locales. Quieren todo y que PAN y PRD les hagan el juego.
Y entonces el PAN estiró el hilo. Lo tensó. Si el priismo quiere la candidatura a gobernador, que entregue lo demás. Y habrá que ver dónde se acomoda Julen Rementería, el senador que promueve las mafufadas del partido español Vox, los ultras de la derecha; dónde cae Indira Rosales San Román, si intenta la reelección o se le ocurre a firmar de nuevo otra carta loca contra el comunismo que ya no existe, como la que le firmó a Vox a instancias de Julen.
Y algo les tocará a los yunes azules, Miguel Ángel jr. y Fernando, si es que logran arreglar y disipar la denuncia por falsedad de declaraciones a la autoridad por el tema de la residencia de Chiquiyunes en el puerto cuando se postuló para la alcaldía y los tribunales electorales lo atajaron.
El sábado 11 hubo humo blanco. Quedó el acuerdo y el PAN irá en alianza con PRI y PRD. En los hechos, a ver cuánto dura.
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