Mili Chagra vio a Víctor Kidnie como a un Kleenex: lo usó y lo desechó

Mili fue una figura durante el fidelismo, la diosa; así hasta que a Fidel Herrera se le ocurrió jugar al trenecito y las fotos sacudieron a Veracruz y, sobre todo, a doña Rosa

Lo de Mili Chagra con el ex líder petrolero, Víctor Kidnie de la Cruz, es como las novelas rosas con final nada feliz.

Entre diciembre de 2022 y enero pasado, la ex reina del Carnaval de Coatzacoalcos pintó su raya. Y a la fecha nada le falta y nada le faltará, incluido el amor. Un buen departamento en la Ciudad de México, un buen auto, lo que requiera, lo que sea su antojo.

Mili fue una figura durante el fidelismo. La diosa. Si la veneraba el gobernador, la veneraba la corte.

Así hasta que a Fidel Herrera se le ocurrió jugar al trenecito y las fotos sacudieron a Veracruz y, sobre todo, a doña Rosa.

Entonces Mili cambió de ruta. Y Víctor Kidnie, poderoso líder de la Sección 47 del sindicato petrolero, se volvió opción.

Mili viajaba con Carlos Romero Deschamps y esposa en avión privado. Visitaba frecuentemente Cancún. Era asidua al Coco Bongo. Pero un día la magia terminó.

Viendo las broncas de Kidnie, el conflicto con los subalternos, la denuncia por el seguro colectivo de los trabajadores, el lodo que Víctor le lanzó a Víctor Colunga, al que pretendió convertir en títere, hoy aprehendido y vinculado a proceso, y la venganza de Aldana que lo congeló y lo tiene a un paso de la cárcel, Mili optó por tomar su camino.

Kidnie ya entendió el juego. Fue como el Kleenex. Lo usó y lo desechó.

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