* Secretario de gobierno, una vez más * Otro que le aguanta todo a Javier Duarte * ¿Oaxaqueño o veracruzano? * El proyecto Montano * Manuel Huerta y los periodistas * Que PGR atraiga la investigación de los crímenes * Director del CBTIS 113, peón del sindicato * Héctor Yunes plagia a Hillary Clinton
Oaxaqueño, falsamente veracruzano, Flavino Ríos Alvarado gusta del truco y del documento falso, de un acta de nacimiento a modo, del veto y la inquina de Javier Duarte y del cinismo con que ha terminado por amar a sus verdugos. Sea todo para abrirle paso, una vez más, al alemanismo.
Vuelve Flavino a la Secretaría de Gobierno. Llega a operar la sucesión, sin rumbo la maquinaria de poder, rebasado el gobernador por las corrientes priístas que maniobran y avanzan, que acuden a sus referentes nacionales porque él carece de peso político, en un Veracruz hecho trizas por la deuda descomunal, la quiebra financiera, la violencia sin fin y el rezago social.
Asumió el cargo este lunes 20. Sustituye a Gerardo Buganza Salmerón, echado el cordobés con una treta demencial, engañado de manera vil, haciéndolo creer que es más bronco que El Bronco, Javier Rodríguez, gobernador electo de Nuevo León, y que será el único candidato independiente para enfrentar a las mafias del PRI y del PAN, con las que trabajó y a las que sirvió. A sus años Sor Buganza ya debiera sentar cabeza.
Regresa al cargo que ocupó durante el alemanismo, al final del sexenio, cuando Miguel Alemán Velasco fingía que gobernaba, que hacía política, a control remoto, de paseo cada que podía, de vacaciones en Europa.
Alemán fue un desastre. Entregó el gobierno a dos alfiles: Alejandro Montano Guzmán, secretario de Seguridad Pública y hombre de todas sus confianzas, y a Roberto López Delfín, su secretario particular.
Obvio, ninguno de los tres gobernó. Alemán ni en sueños; Montano basó todas y cada una de sus decisiones en su consejero de cabecera: Flavino Ríos Alvarado; López Delfín se apoyó en Edel Álvarez Peña. Flavino y Edel manejaron Veracruz.
Vuelve Flavino Ríos a la Secretaría de Gobierno. Olvida que Javier Duarte lo vetó para ser alcalde de Minatitlán y lo confinó al Congreso, encerrado en jaula de oro, pastoreando a la bancada priísta, pero lejos de su sueño de ser alcalde.
Con Fidel Herrera, Flavino Ríos vivió el olvido y el castigo. Guardó perfil bajo, ninguneado por el sultán del Golfo, sometido y anulado a lo largo de un sexenio para no recordar.
Javier Duarte lo rehabilitó a medias. Le permitió moverse. Le dio cargos menores. Lo dejó llegar al Congreso y ahí lo mantuvo, sin mayor nivel, desoído, fraguando cómo apoderarse de la alcaldía de Minatitlán.
Insólito lo que le ocurre al doctor Flavino Ríos Alvarado. Nunca pudo ser presidente municipal de su patria adoptiva, el terruño del que se apropió con un acta basada en datos falsos, mientras su pupila, Guadalupe Félix Porras, llegaba al cargo, crecía, se consolidaba, hacía fortuna, pulverizaba las finanzas del ayuntamiento y hacia vivir a los minatitlecos una pesadilla de la que muchos aún no se han podido reponer.
Poderoso en el alemanismo, enfrentó una tormenta cuando se descubrió que no es veracruzano, que nació en Estación Mogoñé, municipio de San Juan Guichicovi, distrito de Juchitán, Oaxaca. Y algo peor: que usa un acta de veracruzano tramitada cuando tenía 24 años de edad.
Fue el personaje central de una historia concienzudamente tejida por el extinto periodista César Augusto Vázquez Chagoya, autor de la columna Pasillos del Poder, quien documentó la treta.
Escribía Vázquez Chagoya:
“En esta ocasión presentamos el acta de nacimiento de Flavino Ríos Alvarado, en donde su propio tío le certifica que nació el 22 de diciembre de 1950 en Mogoñé, municipio de San Juan Guichicovi, Oaxaca. En este documento expedido el 14 de octubre de 1967 por el Agente Municipal y encargado del Registro Civil, Eloy Alvarado Antonio, asienta que el ciudadano Genaro Ríos presentó el 23 de diciembre a su hijo Flavino Ríos Alvarado, quien nació a las 9 horas del 22 de diciembre de 1950 en Mogoñé, Oaxaca y que es el segundo alumbramiento de su esposa María Alvarado.
“¿Dónde sacó Don Eloy para certificar un nacimiento de 1950 en 1967? Pues del libro dos en la foja siete del Registro Civil de Mogoñé, Oaxaca, del año de 1950. En Oaxaca, para asentar a los niños en esa época, los registros civil estaban en las Agencias Municipales, contrario a lo que pasa en Veracruz que los habitantes forzosamente tienen que registrar a sus hijos en la cabecera municipal. ¿Por qué Flavino pidió la certificación de su acta de nacimiento en 1967?
“Aquí se dan unas de las grandes mentiras de Flavino, quien dijo que él nació en Minatitlán porque su familia se fue a radicar a la petrolera ciudad entre los años 1948 y 1949. Ya se comprobó que su primera hermana Joaquina nació el 25 de marzo de 1949 y su padre la fue a registrar el 28 de marzo, a los 3 días de nacida. Con el acta que presentamos hoy, Don Genaro presentó ante la autoridad a Flavino un día después de nacido en 1950 en Mogoñé, Oaxaca. Juana Ríos Alvarado, su otra hermana, nació el 24 de junio de 1953 y su padre la registró el 30 de junio de mismo año. ¿En qué días, años, la familia de Flavino llegó a Minatitlán? Puede ser en cualquier año, pero no antes de 1953. Flavino nació en Mogoñé en 1950, como lo comprueba la certificación de 1967, así como su hermana Joaquina y Juana Ríos Alvarado”.
Flavino Ríos habló, explicó, pero nunca pudo desvirtuar los señalamientos de Vázquez Chagoya. Dijo que para estudiar usaba una fe de bautismo, pues su papá se había ido a la guerra y no deseaba que él fuera a ser enrolado posteriormente.
¿A qué guerra se refería Flavino Ríos? La Segunda Guerra Mundial concluyó en 1945 y él nació en 1950. La versión se cayó sola.
Tampoco usó fe de bautismo alguna para realizar sus primeros estudios. Usó el acta de nacimiento expedida en su lugar de origen, Mogoñé, explica Vázquez Chagoya.
Años después, cuando tenía 24 años, tramitó un acta donde asegura que es oriundo de Minatitlán. Y con un acta que asienta datos falsos, fue diputado local en un par de ocasiones y asumió la Secretaría de Gobierno. La Constitución de Veracruz establece que para ocupar ese cargo se requiere ser veracruzano por nacimiento o hijo de veracruzanos. Flavino Ríos no acredita ninguno de los requisitos. Sus actos de gobierno, pues, carecían de validez.
Hoy vuelve al cargo. Falsa o verdadera, su acta de nacimiento sale sobrando. Javier Duarte lo rehabilita. Lo lleva primero a la Secretaría de Educación de Veracruz, sustituto de Adolfo Mota, al ir a contender por la diputación federal en Xalapa Rural, y ahí se convirtió en tapadera del descomunal desfalco señalado por la Auditoría Superior de la Federación, los aviadores que figuran en la nómina y el saqueo de la pandilla duartista.
Es el nuevo secretario de Gobierno. Es el signo que esperaban las corrientes priístas desde que Alejandro Montano Guzmán anunció que sí participaría en la contienda interna por la candidatura al gobierno de dos años.
Montano habló y luego calló. Se mantuvo a la expectativa. Alemán comenzó a protagonizar. Descalificó a Javier Duarte como antes lo había hecho con Fidel Herrera Beltrán, vivo el reproche por la venta disfrazada del Armadillo, el Centro de Convenciones, a empresarios chinos.
Alemán se mueve en el círculo peñista. Fue financiero en la campaña del hoy presidente Enrique Peña Nieto, impulsor del proyecto, su peso incuestionable entre los empresarios.
Flavino Ríos Alvarado regresa y con él se mueve el alemanismo. Flavino será el operador político del último tramo del sexenio duartista, aún a costa del ninguneo del gobernador, del veto que le impusiera para no ser alcalde de Minatitlán, de verse relegado y mantenido en la sombra y a distancia del primer círculo de poder.
Héctor Yunes ya está listo. Pepe Yunes supone que será él. Montano ya comenzó a operar, confiado en que se impondrá la teoría del tercero en discordia.
Oaxaqueño o no, Flavino reaviva al alemanismo en la sucesión.
Archivo muerto
Puntilloso, Manuel Huerta no cede. Insiste el diputado federal en que la PGR atraiga los casos de periodistas veracruzanos asesinados, que encamine las investigaciones, que establezca el móvil y que dé con los culpables. Llevó el tema al seno de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, donde reveló que la Procuraduría General de la República realiza una investigación paralela sobre el caso de Armando Saldaña Morales, asesinado en territorio oaxaqueño, el 4 de mayo. Armando Saldaña era locutor en la K-Buena de Tierra Blanca, donde tenía un espacio llamado “Grilla, Punto y Debate”, de análisis y crítica, así como corresponsal del Crónica de Tierra Blanca. Manuel Huerta, vicecoordinador de Morena en el Congreso, asegura que la PGR “se encuentra recabando, como parte de una indagatoria abierta a nivel federal que permita dar paso a la atracción del homicidio, ‘elementos probatorios idóneos y suficientes, tendientes a determinar principalmente si los hechos perpetrados en contra del citado periodista, son consecuencia de su actividad periodística’ ”. Recordó que tras el crimen de Armando Saldaña, desapareció Juan Mendoza Delgado, director del portal en internet Escribiendo la Verdad, ex reportero de El Dictamen, y quien fuera hallado en el Semefo de Medellín, donde residía, atropellado pero con una venda en la frente, lo que suscitó críticas y condenas pues se infiere que fue asesinado y luego colocado en la carretera Santa Fe-San Julián, el 1 de julio. Con él van 13 periodistas asesinados en Veracruz durante el gobierno de Javier Duarte, quien ha generado un ambiente hostil hacia los comunicadores. “Espero —dijo el diputado Manuel Huerta— por parte de la Procuraduría General de la República, una eficaz protección a la libertad de expresión por parte de los periodistas en México, en particular ante los lamentables atentados que padece recurrentemente el gremio de periodistas de Veracruz. Debe investigarse, y debe castigarse severamente a los culpables, y a eso mismo se ha comprometido la PGR, a hacer todo su esfuerzo para conocer y resolver los delitos contra quienes ejercen la libertad de expresión, de conformidad con lo que informaron al Congreso de la Unión, por lo que le daremos seguimiento”. Y sí, como la Fiscalía General de Veracruz no da una, no halla a los culpables de los crímenes de los periodistas, no le replica nada al gobernador Javier Duarte, pues que los casos de los periodistas asesinados los tome la PGR… Golpista, saboteador, Carlos José Estrada Herrera tiene una premisa única: estar bien con el sindicato para no enfrentar conflictos. Así, sometido, conduce al CBTIS 113 de Las Choapas. Y cómo no. Carlos José Estrada Herrera, el encargado de la dirección del plantel, es parte de la mafia. Es peón de las hermanas Cobos Reyes, Themis y Soledad, dueñas virtuales —e ilegales— del CBTIS 113. Hoy dirige el plantel, el mismo que tomó en dos ocasiones, sellando oficinas, la Dirección y Recursos Financieros, del 24 de marzo al 18 de agosto de 2014, y luego, del 9 al 20 de octubre, cerrando el plantel, negándole el paso a 31 trabajadores y al director, y afectando a miles de alumnos. Fue denunciado ante la agencia del Ministerio Público Federal, según las averiguaciones previas AP/PGR/CTZ/1/399/2014 Y AP/PGR/CTZ/1/003/2015. Tiene en su historial un adeudo de 30 mil pesos, clasificado como “deudor diverso” en la contabilidad del plantel, que data de los días en que fue encargado del CBTIS 113, de 2006 a 2009. Presentó su examen para director de plantel en el sistema CBTIS pero se desconoce si aprobó o reventó. Fue nombrado nuevamente encargado del plantel, el 8 de mayo de 2015, y desde entonces pregona que tiene que “trabajar de la mano del sindicato porque el sindicato siempre le gana a la SEP”. Y así lo hace. Permite que la lideresa sindical, Themis Cobos, acuda al CBTIS 113 cuando está en proceso de separación del plantel por el cúmulo de acusaciones que tiene en su haber. Supuestamente dirige, pero está a las órdenes de la mafia sindical, a la que se debe… No es Hillary. Usa, sin embargo, su logo. Hillary Clinton aspira a gobernar Estados Unidos y usa un logo con una H dominante, una flecha que sobresale, apuntando a la derecha y luego la leyenda Hillary for America. Héctor Yunes Landa no se quemó el seso. Mejor la plagió. Su logo es igual. Sólo varía los colores, pero la H domina, la flecha la sobrepone apuntando a la derecha y en tres líneas se lee Héctor Yunes Landa. Qué oso. Quiere el senador veracruzano ser el candidato oficial. Lanza un discurso de escasa credibilidad, el optimismo hueco, el llamado a iniciar, la arenga con el “Estoy Listo”, y se vuelve el hazmerreír del festín porque alguien en su equipo, vival, plagió el logo de la ex primera dama de Estados Unidos, Hillary Clinton, que se encamina a gobernar el país más poderoso del planeta. No le faltó originalidad al senador. Le sobró audacia para apropiarse de un logo que no era suyo. Lo evidencia y exhibe el portal La Silla Rota…
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