Le falló la técnica del petate del muerto; nadie se rasgó las vestiduras porque amagó com renunciar al PRI
Anilú ni baranda tocó. Para ella, ni gubernatura ni senaduría.
Enchilada, sabiendo que no está en el ánimo del priismo, mucho menos de la sociedad, se marchó lanzando sapos por la boca, despotricando, acusando que el proceso interno del PRI es una farsa a la que no se habría de prestar.
Puro berrinche de Cuarta. Anilú Ingram Vallines se bajó de la contienda minutos antes que saliera humo blanco el PRI, el viernes 24.
Sabía de las tres encuestas que dieron ganador a Pepe Yunes Zorrilla, la del Frente Amplio por México, la del PAN y la que auspició el propio Pepe. Anilú Ingram sabía que la cuarta encuesta, realizada por la prestigiada firma “Lorena Becerra”, la misma que tiene a su cargo las que difunde el periódico Reforma, confirmó la percepción favorable a Pepe Yunes. Y esa se hizo por exigencia del bloque opositor a Yunes Zorrilla. En todas, un 2 a uno contundente. En las cuatro, Pepe ganador.
La reina —de carnaval— carga un catálogo de incongruencias: desde los habituales lapsus linguae hasta los gazapos de memoria.
Semanas atrás, la reina quiso espantar con la técnica del petate del muerto. Estoy haciendo una reflexión sobre mi permanencia en el PRI, dijo, palabras más, palabras menos. Y creyó que el PRI en pleno se soltaría a llorar. Todo porque a su príncipe consorte, Fernando Kuri Kuri, le negaron ser presidente del PRI en Veracruz.
Y como nadie la fumó, Anilú se reinsertó entre los aspirantes priistas a la nominación.
Alejandro Moreno, líder nacional del PRI, y Adolfo Ramírez Arana, la dejaron que se diera cuerda sola, aplicándole la del Kleenex —úsese y tírese—. Y ya no llegó al final, convencida la reina, que por muy reina que sea, nada le tocaría de ese tamal.
La pataleta es como para Del Toro o Cuarón. Es el preámbulo de una renuncia que el priismo celebrará a gritos. Porque, dicho sea con verdad, a esa reina ya no la quieren ni los pajes de la corte.
Lo suyo es abonar el terreno para dar el salto al Partido Verde Ecologista de México y, tácitamente, meterse en la puja por la candidatura al Senado bajo las siglas del Morena-PT-PVEM, así tenga que atropellar a Citlali Navarro, Mónica Robles, Claudia Tello y Elizabeth Morales. Aquello, como cualquiera intuye, atisba un desgreñadero apocalíptico.
Y Anilú se irá a cantar sus corridos al PVEM.
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