* Acusa cacería de brujas * “Son presos políticos” * En Guatemala decía que cada quien era responsable de sus millones * Sus cómplices lo desnudan * Es un voraz ladrón * Flavino anda de shopping * Impunidad domiciliaria * Uribe, el sacrificado por el PAN * July y la boda de García Escalante * La cuñada de Saúl Wade * Con parientes nutre minisindicato municipal * Los Chagra y el H * Habrá segunda parte
Otra farsa, la de su huelga de hambre con té, muestra a Javier Duarte desquiciado y en el delirio total. Sus cómplices ahora son “presos políticos”, víctimas de una juez y un dictador —el gobernador Yunes—, blanco de una “cacería de brujas”, de una persecución. Algo así como House of Cards.
Hundido, se sabe teatral. Inicia una huelga de hambre sólo de alarde verbal, ingiriendo sólo té y lanzando un rollo que mueve a la sorna popular.
Su argumento es que la mano de Miguel Ángel Yunes Linares —“dictador que actualmente se ostenta como Gobernador”, le lanza con más ardor que tino— mueve a una juez, Alma Aleida Sosa Jiménez, para encarcelar a sus ex colaboradores y librarles órdenes de aprehensión.
Así, dice el ex gobernador de Veracruz, los harán declarar en su contra. Así los intimidarán.
Sufren pues los duartistas en prisión una “cacería de brujas”, “persecución política”, confinados en “el infierno por el que están pasando”.
Y se lanza a una huelga de hambre —farsa de hambre— para replegar al aparato judicial yunista.
Si eso no es teatralidad, ¿qué es?
Dice en su carta al periodista Ciro Gómez Leyva, aquel defendiera la honra de Xóchitl Tress, la novia del gordobés —“la amante, la puta”, expresó al aire—, airado por lo que llamó un linchamiento mediático.
En Imagen TV, lee el contenido el comunicador:
“A partir del día de hoy comienzo mi ayuno y mi confinamiento por voluntad propia y solicitado estar encerrado permanentemente en mi estancia y a diferencia de lo que se ha publicado en algunos medios de comunicación, no cuento con ningún lujo, vamos, no tengo ningún aparato electrónico.
“Esta decisión la tomo con la finalidad de que se detenga la persecución política y la cacería de brujas que existe en mi contra y en contra de mis excolaboradores en el estado de Veracruz.
“Mis excolaboradores que se encuentran privados de su libertad arbitrariamente en el penal estatal de Pacho Viejo en Coatepec, Veracruz, fueron detenidos con el objeto de:
Primero: presionarlos para que declaren en contra mía.
“Segundo: para crear una cortina de humo que distraigan a la sociedad del desastre de gobierno que existe actualmente en el estado de Veracruz.
“Por tal razón es que solicito la intervención inmediata del Consejo de la judicatura Federal y estatal para frenar a la juez Alma Aleida Sosa Jiménez que curiosamente es la juez que ha librado todas las órdenes de aprehensión y quien actúa bajo las órdenes del dictador que actualmente se ostenta como Gobernador.
“Ella es quien ha obsequiado todas las órdenes de aprehensión en contra de mis excolaboradores sin fundamentos legales, respaldándose en argumentos ridículos, complaciendo de esta manera las órdenes que recibe, repito, de su jefe, el gobernador del estado.
“Mi solidaridad está con Arturo, con Gina, con Mauricio y con Francisco. Estoy consciente del infierno por el que están pasando. Son presos políticos, víctimas de la desesperación de un mandatario que no tienen nada que ofrecerle a la sociedad, a la que sirve, salvo el circo que ha montado en mi contra en Veracruz.
“Creo en las instituciones, a lo largo de mi vida profesional y política he dedicado mi tiempo y concentración en fortalecerlas.
“Es por ello que estoy seguro que al final, este montaje creado para distraer a la sociedad veracruzana de los temas que en verdad interesan y permitan su desarrollo, se caerá y prevalecerá la justicia.
“La verdad nos hará libres”.
No es una carta común. Es la radiografía de un enfermo mental que habla de su respeto a las instituciones, por las que pasó como servidor público, ufanándose de haberles dedicado “mi tiempo y concentración en fortalecerlas”.
Lo que dice es demencial. Si alguien atropelló a las instituciones, las saqueó, las desmanteló, barriendo con el futuro de Veracruz, fue Javier Duarte, el ladrón.
Y a sus cómplices en prisión, Arturo Bermúdez y Gina Domínguez, Mauricio Audirac y Francisco Valencia, los usa para justificar la “cacería de brujas”, que no es de brujas sino de transgresores de la ley.
No dice Javier Duarte que semanas atrás —27 de junio—, confinado en la prisión militar Matamoros, en Guatemala, se lavó las manos en torno al saqueo de las arcas públicas de Veracruz. Si alguien robó, no fue él. Si alguien desvió recursos, habrán sido los secretarios de gabinete.
Les imputaba que si alguno participó en “la extracción”, que asumiera su responsabilidad, que pagara sus culpas.
Allanado a la extradición, decía al tribunal guatemalteco:
“El Gobernador del Estado no tiene esa competencia, para ello existen los secretarios de cada una de las dependencias, que como la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo del Estado establece, son responsables de cada una de sus actuaciones en sus secretarías, así que no tiene que ver con la actuación del jefe del Ejecutivo del estado, por lo cual verdaderamente considerarlas irrisorias y una falta de respeto a las autoridades aquí presentes”.
De aquel episodio, INFORME ROJO planteó el 7 de julio:
“Siempre sí hubo saqueo. ‘Extracción’, le llama Javier Duarte, el puntilloso, soberbio y locuaz ex gobernador, perfilando a su séquito, los secretarios de su administración, como los autores reales del robo al erario, los que le metieron la mano al cajón.
“Allanado a la extradición, acusa que son ellos los responsables de los recursos, su uso, las acciones que por la naturaleza de sus encargos les confiere la ley.
“Su dicho es fuego para el duartismo que lo vio encabezar el peor saqueo a las arcas públicas, desviando los dineros de orden federal, simulando acciones e inversión, engañando a la Auditoría Superior de la Federación, unas veces con efectivo que trasladaba en helicópteros oficiales, otras vía transferencias bancarias en cantidades descomunales.
“Y hoy dice que si hubo saqueo que respondan los secretarios de gabinete.
“Su declaración sacude a quienes llevan la bitácora del robo, los que participaron y sus perseguidores, los que recuerdan al sátrapa en el poder, dispensando órdenes demenciales luego de meter la mano al cajón.
“Una vez que admitió allanarse a la extradición por los delitos que le imputa la Fiscalía General de Veracruz —27 de junio— suelta su alegato, avizorando que el duartismo que lo ayudó a saquear, y que ya pactó su impunidad con el yunismo, tendrá que entregar cuentas.
“Van al paredón los titulares de Finanzas: Tomás Ruiz, Mauricio Audirac, Fernando Charleston, Gómez Pelegrín; el falso general Bermúdez, que en la Secretaría de Seguridad halló un botín, desatando la violencia para vender seguridad privada; o en la Sedarpa, donde el ínclito Ferrari está acusado de todo”.
Hoy, sus cómplices son “presos políticos”. Ya no son los secretarios que tendrían que asumir su responsabilidad por el manejo de los recursos que pasaban por sus manos. Hoy son “presos políticos”, presionados con cargos de la Fiscalía por malversar recursos para que lo terminen de hundir.
Si por Javier Duarte hubiera sido, quienes participaron en la “extracción”, los Bermúdez y las Ginas, los Audirac y los Valencia, tendrían que quedarse en prisión.
Uno de ellos, Arturo Bermúdez, el falso general, no es la víctima que Javier Duarte pretende vender. Bermudez es su acusador, el que ante la Procuraduría General de la República reseñó cómo se realizaba el desvío de dinero, a instancias del tesorero, hoy diputado denunciado, Tarek Abdalá Saad, por orden del ex gobernador.
Tira dardos sin tino. Dice Javier Duarte que la juez Alma Aleida Sosa Jiménez es juez de consigna y que va contra sus ex secretarios de gabinete. Pues no. Ella lleva parte de los juicios, otros jueces desahogan causas penales distintas, todas sobre el atraco a Veracruz.
Javier Duarte no es un luchador social, ni un activista por los derechos humanos, ni perseguido político. Es un truhán que saqueó a Veracruz, su erario, sus bienes, llevado de la mano de su esposa Karime Macías, la que goza de cabal impunidad en Londres, solapada por la PGR, por el círculo de control priista, por Peña Nieto y su mafia en el poder.
No hay sobre Javier Duarte una “cacería de brujas”. Ese término se atribuye a los inocentes que son ejecutados por una imputación infundada.
Su caso es diametralmente lo contrario. Saqueó, robó, atracó las arcas públicas, y con él una banda delincuencial, la parentela y los amigos que usaron el poder para provecho personal.
Lo desnudan Moisés Mansur, José Juan Janeiro, Alfonso Ortega, los cómplices cuyas revelaciones grabadas lo retratan, lo describen, lo incriminan, lo exhiben como un voraz ladrón.
Y ante lo que ve venir, su farsa de hambre.
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Archivo muerto
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Goza Flavino Ríos de impunidad domiciliaria. Debía estar confinado en su hogar, en Xalapa, tal como lo determinó un juez, sujeto a proceso penal, pero no. Anda de shopping el ex gobernador interino de Veracruz, el que movido por su ambición asumió el poder —lo que quedaba de él— cuando Javier Duarte dejó el cargo y huyó. Lo captan en centro comercial y en las redes le dan con todo. Anda libre, impune, tras el show que armó para dejar el penal de Pacho Viejo, un preinfarto, su vida en riesgo, el traslado a un hospital privado y de ahí a su hogar. De treta en treta, con la venia del Poder Judicial, con la farsa del fiscal Jorge Winckler que sólo fingió que se inconformaba por la decisión, Flavino se pudo zafar. Días atrás se sabía que estaría libre. Una vez que el priismo en el Congreso de Veracruz avaló la propuesta del gobernador Miguel Ángel Yunes para reestructurar la deuda estatal, Flavino Ríos debía salir. Y salió. Ahora va de shopping. Se le ve en los centros comerciales, quitado de la pena, burlando la justicia, con su sonrisa mordaz. Era prisión domiciliaria y ahora es impunidad domiciliaria. Y luego por qué la sociedad piensa que hubo negociación… Ya está. Nada le quitará a Pepe Uribe ser el candidato del PAN a la diputación local por el distrito Coatzacoalcos Urbano. Va con la venia de los Yunes azules, que ven en el sur un escenario caótico. Va, también, directo a una estrepitosa derrota. Con el fallido equipo yunista, los Rendón, los Esparza, los Abreu, los León, que no ganan ni en el juego de perinola, y la incapacidad de los panistas tradicionales, que resuelven el mundo desde el café, alejados de las colonias y congregaciones, de los problemas y sus víctimas, lo único que el médico y el PAN verán será el triunfo, una vez más, de Morena. Mal momento escoge Uribe para manchar su trayectoria política, sabiendo que al pejepartido, en Coatzacoalcos, simplemente no se le puede ganar… Se llama Vania Silva Barraza y es cuñada de Saúl. Con ella y otros rellenos, armó su sindicato municipal el alcalde real de Minatitlán, Saúl Wade León, para enfrentar y socavar al Sindicato de Empleados Municipales de Minatitlán, titular del contrato colectivo con el ayuntamiento y que le ató las manos cuando pretendió tener el control de toda la plantilla laboral. Sirve la cuñada y otros 40 empleados para la trastada, las ínfulas de poder de l’enfant terrible, el junior que usa a TítereCheng, el alcalde de pacotilla que le avala el saqueo, los contratos de obra con los que otro pariente, su cuñado Jaime Silva Barraza, ha hecho fortuna. Unos 50 millones de pesos entregados a siete compañías… A July Sheridan —Miriam Judith González Sheridan— no le indigna que diputados vayan a la boda del legislador Rodrigo García Escalante, en la Riviera Maya. Le purga que no la inviten. Fiestera como es, bohemia como le gusta, la diputada de Morena por Minatitlán les imputa que no acudan a la primera sesión de la Comisión Permanente del Congreso de Veracruz por acudir al enlace matrimonial del legislador del Partido Verde Ecologista de México, hoy desvinculado del Grupo Mixto Juntos por Veracruz. La corrige la diputada del PAN, Mariana Dunyaska García, quien refiere que la sesión no se realizó en solidaridad con la presidenta del Congreso estatal, Mariely Manterola Sáinz, por la muerte de su hermano, el ex subsecretario de Gobierno, Pedro Manterola. Dice July Sheridan que ella mejor se dedica a ir “visitando comunidades y atendiendo necesidades”. Su fama no es esa, la del servicio a los demás. Es la única diputada de Morena que acude a festejos con sus pares del PAN —¿lo sabrá Andrés Manuel López Obrador?—. Es la única que se ha quedado dormida en plena sesión del Congreso de Veracruz —la foto con esa estampa fue viral en las redes sociales—. Es la única que teniendo un caso de corrupción documentado en su distrito, el que implica a Saúl Wade, el poder real en Minatitlán, ha dejado pasar el saqueo, los negocios, el engaño a la Auditoría Superior de la Federación, a la que el gobierno de Saúl Wade, vía el alcalde formal, Héctor TítereCheng Barragán, le mintió para ocultar el destino de 117 millones de pesos. Por si July Sheridan no lo sabe, la omisión también es corrupción… Irrita al chagrismo la difusión de sus ligas con el Comandante H, la renta de inmuebles, su vínculo con Fidel Herrera, la fascinación que el ex gobernador sentía por el Clan Chagra, sobre todo por Mily, y el desprecio hoy del jet-set de Coatzacoalcos en el que insertaron al líder zeta. El video es mío. Y lo que les falta por ver. Habrá segunda edición…
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Foto: PanAm Post