“El patrón quiere hablar contigo”. Escuchó la voz. Se resistió. Entonces no habló la razón; habló la violencia. Sintió la mano agresiva, un cachazo en la cabeza y de ahí, la entrega total.
Disfrutaba ese día, domingo 28, Jorge Luis Pérez León, con él su esposa, en playa Palmitas, un balneario de Agua Dulce, el municipio que hace años gobernó.
