Maruchi Bravo: las amenazas y el espionaje

* Gobernación la monitorea en internet * La obsesión del fiscal por encarcelarla * Lu-pilla tiene para 10 campañas * Karime quería deberle a 100 mil abuelitos * Callejas y su ignorancia con la sanción a Duarte * Playas, drenaje y turismo * El candidato y la notaría

¿Quién se deja hackear? Tácitamente nadie. Maruchi Bravo Pagola sí. Sus teléfonos están intervenidos. Sus cuentas en internet también. Monitorean las cuentas apócrifas en las redes sociales, las que llevan su nombre pero con las que no tiene que ver. Está, pues, en manos de Gobernación.

“Soy considerada —puntualiza— por parte de la Segob como persona que se encuentra en alto riesgo”.

Hostigada, encarcelada en 2011, sabe de la demencia del duartismo, el delirio por embestir a sus críticos, la fobia del gobernador Javier Duarte por la prensa libre, la inquina y mala fe, convertida la persecución en política de estado contra las voces que disienten.

Lo sabe porque lo vive. Amargo es el recuerdo de los días en prisión, implicada en el delito de “tuitear”, de compartir información, de reflejar lo que un portal electrónico difundía en torno a un ataque del crimen organizado en escuelas del puerto de Veracruz.

Javier Duarte y sus secuaces la hicieron responsable, junto con el maestro Gilberto Martínez Vera, de generar el caos, de las reacciones impensadas de padres que acudían a los centros escolares a buscar a sus hijos, protagonizando accidentes vehiculares.

Leyó Maruchi Bravo en las redes que iban por ella. Vio llegar a gorilas policíacos, prepotentes, abusivos, que allanaron su hogar. La sacaron a rastras, tomaron sus pertenencias, la trasladaron al penal de Pacho Viejo, en Coatepec, en las cercanías de Xalapa.

Sufrió agresión física y psicológica. Le acercaron lesbianas violentas para someterla a un estado de terror. Derramaban líquidos en el piso, sabedores que es alérgica a diversas sustancias.

Salió Maruchi Bravo cuando el nefasto Javier Duarte fue enterado que no había marco legal para procesarla, cuando la opinión pública se le echó encima, cuando la prensa nacional e internacional lo despedazó.

Creó un delito no grave, con derecho a fianza, para concederle la libertad. Algo así como los dictadores criminales que torturan a sus víctimas para luego concederles su gracia y su perdón.

Dejó Pacho Viejo y volvió a su línea crítica. De ahí no se ha movido Maruchi Bravo, incluso alentando la conformación de autodefensas y grupos de vigilancia para enfrentar a la delincuencia, obvia la complicidad de las policías.

No cesa en su crítica al gobernador de Veracruz. Lo vapulea. Habla por sí misma o le da cabida a comentarios de usuarios con identidad o anónimos. A cambio, recibe amenazas, es denostada en las redes sociales, sufre espionaje, le siguen los pasos, le pisan la sombra.

Ser Maruchi Bravo es un dilema. Se puede soportar la presión, el asedio, el ataque perpetrado por los protegidos del gordobés, los duartebots, pero siempre, invariablemente, se llega al límite.

Maruchi Bravo acudió a la Secretaría de Gobernación federal. Planteó su caso. Dimensionó el nivel de amenaza, la agresión verbal, los amagos del fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, la fabricación del delito, el uso perverso del aparato judicial, agentes del Ministerio Público y jueces al servicio del gobernador de Veracruz, para cumplirle sus caprichos, incluso violando la ley.

Tomó el caso el secretario Miguel Ángel Osorio Chong. Dialogaron vía telefónica. Escuchaba el número dos en el gobierno peñista las razones de la periodista para temer por su vida.

“No me da la gana de ser el periodista asesinado número 14, por ello me decidí en hacer público mi caso a la federación”, dijo en una entrevista con la periodista Silvia Núñez, autora de la columna Fuera de Foco y directora del portal AGN Veracruz.

Personal de Segob llegó a su hogar. Fue asesorada sobre el mecanismo de protección a periodistas en riesgo. Abrieron el expediente 244/2015/P/E. Consta ahí su encarcelamiento, en 2011, donde “describe cómo por órdenes de Reynaldo Escobar —en aquél entonces Procurador General de Justicia en Veracruz— fue agredida física y psicológicamente por los elementos de la hoy extinta Agencia Veracruzana de Investigación (AVI) —hoy Policía Ministerial”.

Le hicieron un análisis psicológico de rutina para detectar el grado de afectación emocional en ella y su familia.

“En este momento —dice— soy considerada por parte de la Segob como persona que se encuentra en alto riesgo (…) Actualmente tengo intervenido todos mis teléfonos —residencial y móvil—, tienen hackeada con mi permiso mis cuentas redes sociales (…) Saben de las cuentas apócrifas”.

Nadie se deja hackear. Maruchi Bravo Pagola lo permitió para detectar ataques y amenazas. Y, sobre todo, para saber el origen de la infamia, los ejecutores del duartismo instruidos para enlodarla, para implicarla en delitos, para llevarla de nuevo a prisión.

Maruchi dejó que pusieran la trampa y los condujo a ella.

Atrapó, por ejemplo, al fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, alias “Culín”, en un episodio fabricado para generarle una denuncia por daño moral.

De una cuenta apócrifa, a nombre de Maruchi Bravo, que no es suya, surgió una carta en que supuestamente, el 27 de julio, Luis Miguel Campillo Pizano, padre de la joven Columba Campillo, secuestrada y asesinada en Boca del Río, revelaba que había sido presionado para implicar a “gente inocente” en el crimen. Exoneraba de palabra a los detenidos, encabezados por Ileana Mortera Trolle, presunta autora intelectual, según el fiscal. Acusaba la misiva que había violación al debido proceso.

Luis Miguel Campillo reaccionó. Le envió una carta a Maruchi Bravo acusándola de difundir la carta falsa, que él nunca escribió, y amagó con proceder legalmente.

“Culín” convocó a rueda de prensa. Habló a su estilo, protagonista sin remedio, el ego por delante. Dijo que le llamó el padre de Columba Campillo, que estaba “altamente indignado por esas notas mentirosas, espurias. Pero no sólo eso. Ahora tendrán que enfrentar la denuncia por la vía penal, vía civil por daño moral. La familia está determinando si la presenta o no”. ¿Entonces?

Son comunes las contradicciones del fiscal de Veracruz cuando la realidad es sustituida por los montajes. Dice que “tendrán que enfrentar la denuncia” y luego sostiene que “la familia está determinando si la presenta o no”.

Le preguntaba la prensa si la denuncia sería contra Maruchi Bravo. Respondió con otra verdad de Perogrullo: “sería contra quien haya sido”.

Maruchi Bravo reclama. Le indigna que Fisculín pretenda fabricarle delitos y le lance amenazas en ruedas de prensa. Recurre al miedo con fines de autocensura, la mordaza para cesar sus críticas en las redes sociales.

“Yo no entiendo —dice— por qué el padre de Columba Campillo me etiqueta la carta, no entiendo la causa (…) Yo entiendo su dolor, yo he perdido también seres queridos y estoy absolutamente de acuerdo que se le haga justicia a la niña (…) Lo que no entiendo es por qué dirige su carta a mí, porque yo no creé el blog, ni compartí blog, ni tengo nada que ver en eso (…) Soy ajena, absoluta, totalmente (…) Dicen que en una cuenta mía es dónde se publicó el blog en dónde destapa todas y cada una de las acciones de la fiscalía, pero es una cuenta apócrifa con mi nombre es dónde se publicó (…) Yo reporté a Facebook desde hace 5 meses esa situación de esa cuenta falsa y puedo comprobarlo (…) Pero esa página es quien lo comparte y lo hace como lo compartieron “N” número de personas (…) Es decir sólo comparte sin comentar el contenido del blog y nada más”.

Maruchi sospecha que esa cuenta de Facebook la pudo haber creado la pandilla duartista. “Yo veo que todo es una puesta en escena para amedrentar, para intentar callarnos (…) ¿Pero por qué no platican con nosotros? ¿Por qué no dialogamos? (…) La carta me parece incorrecta porque yo no tengo ninguna personalidad jurídica ni dentro del asunto (…) Ni soy testigo, ni soy familiar, ni tengo interés personal ni nada que ver en el asunto”.

Dejarse hackear por la Secretaría de Gobernación permite advertir el origen de los ataques, las amenazas y el juego de presión. Segob conoce las cuentas apócrifas, a nombre de Maruchi Bravo pero sin ser suyas. Permite también obtener el reporte de Facebook, las IP de quienes las manejan, la información que insertan, los nodos telefónicos de quienes las administran.

Osorio Chong tiene el caso Maruchi Bravo en sus manos. En sus manos también está el fiscal Bravo Contreras, tan dado a los montajes, a los casos sin lógica, a guardar cadáveres para que no empañen los eventos políticos de su patrón, el gobernador Javier Duarte.

Dejarse hackear fue una trampa. El duartismo cayó en ella.

Archivo muerto

Aferrada, Lu-pilla dice que es la diputación local o es la diputación local. Lo cuentan las promotoras del PRI, sus operadoras en las colonias de Coatzacoalcos, las que van moviendo la imagen de Guadalupe Félix de Theurel entre los que votan y marcan la diferencia entre ganar o perder. Sábese que si no la nomina el PRI, está abierta a contender por la oposición, incluido Morena, el partido del Peje López Obrador, y mucho más aún si el candidato del PRI es marcelista. Por recursos no para el proyecto. Tienen los Theurel para esa y 10 campañas más… Karime Macías Tubilla no le paga a 35 mil adultos mayores. Les adeuda 300 millones de pesos. Y es un escándalo. Pero podría ser peor. En abril de 2013, el día 15, llegó a Coatzacoalcos y anunció que la meta era afiliar a 71 mil más. O sea, más de 100 mil. Los tenía en lista de espera, atendiendo a un acuerdo entre Javier Duarte, su marido, y el presidente Enrique Peña Nieto. No los dio de alta. Y qué mejor. Si estuvieran incorporados, el adeudo hoy sería de 900 millones de pesos, 100 millones por mes, pues no se les paga desde noviembre de 2014… Lo sabe Callejas. Lo sabe la borregada del PRI. Lo saben todos. Sin embargo, le dan la vuelta a la sanción que tendrá que determinar el Congreso de Veracruz contra Javier Duarte por violar la veda electoral. Juan Nicolás Callejas Arroyo admite que vio la nota en los medios de comunicación, pero que oficialmente no hay notificación del Instituto Nacional Electoral. Y de ahí se agarran los priístas y sus satélites, los diputados-empleados del gobernador para no hablar de la segunda sanción al gobernador. La primera fue por acudir a un mitin de campaña de Enrique Peña Nieto, entonces Candidato presidencial del PRI. Ahora por difundir sus obras en la prensa nacional. Sólo tres gobernadores pasan por esa vergüenza: Eruviel Ávila, del Estado de México; Manuel Velasco Coello, de Chiapas, y Javier Duarte, de Veracruz. Vale pues. Mientras Juan Nicolás Callejas, el coordinador de los peones legislativos de Javier Duarte se hace rosca, ocho millones de veracruzanos gozan con la balconeada del gordobés… Sucias, malolientes, la playa de Coatzacoalcos recibe a diario miles de litros de aguas negras, desechos sanitarios con heces fecales. Y ahí se bañan los turistas, pese al olor nauseabundo. Todos saben que están contaminadas, pero el secretario de Turismo municipal, Jaime Ruiz, niega la verdad, rechaza que haya aguas negras en la playa, así lo admita la propia Comisión Municipal de Agua y Saneamiento de Coatzacoalcos, que señala que hay desfogues que van directamente a la costa… ¿Quién es ese político, poco visto, poco involucrado, medianamente avezado en tareas electorales, a quien tienen proyectado convertir en diputado local por el distrito de Coatzacoalcos? Dos pistas: el marcelismo, que finge que va por la candidatura, lo va a dejar pasar, y se mueve en el ámbito de las notarías públicas. Así, el marcelismo ataja a Beto Chagra y a Lu-pilla Félix o al mismo Marco César Theurel Cotero, alias “Te rompo tu puta madre”, y entra de lleno a la presidencia municipal…

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