Javier Duarte maquilla el cobro de la tenencia vehícular

Javier Duarte: vocación para el engaño

* Un fiasco, la eliminación de la tenencia vehicular * Le puso candados y creó más impuestos * Xóchitl Tress y la visita de Javier Duarte * El oportunismo de Mónica Robles * La Unidad de Acceso a la Información, al garete * El pariente incómodo * Reduce adeudos de agua y se lleva comisión

Javier Duarte no es un tipo leal. No le interesa. Pudo hablar con la verdad. Pudo decir que el impuesto por tenencia vehicular no se elimina; que tendrá un subsidio; que le puso candados, y que no todos podrán acceder a él. Pero prefirió mentir. Tiene vocación para el engaño.

No eliminó el impuesto de tenencia vehicular; sólo lo subsidia, y además crea otros impuestos también relacionados con el uso de automóviles para compensar la baja de ingresos.

En el centro de la tormenta, el gobernador de Veracruz había sido enfático en la “eliminación” del impuesto. Hizo el anuncio. Festinó en los medios de comunicación. Alardeó sin mesura y sin prudencia. Y al final no fue así.

Medio mes después, el Congreso de Veracruz le enmendó la plana. No aludió a eliminación alguna. Aprobó un subsidio y estableció una serie de requisitos para que el propietario del vehículo pueda evitar el pago de tenencia vehicular. Lo avalaron los priístas y sus satélites; se abstuvieron 12 legisladores de oposición.
Enredarse es lo suyo. Había dicho Javier Duarte —diciembre 15— que ese impuesto sería eliminado y así se beneficiaría a casi dos millones de veracruzanos y a 60 mil empresas.

Lo dice el boletín emitido por la Coordinación de Comunicación Social del gobierno de Veracruz: “El gobernador Javier Duarte de Ochoa anunció que envió al Congreso del Estado una iniciativa para eliminar el cobro de la tenencia vehicular en la entidad”.

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¿Eliminar el cobro del pago de tenencia vehicular?
Refería el gordobés que con el ahorro, las familias contarían con recursos que aplicarán en el consumo de otros bienes. Y enfatizaba: “Esta propuesta significa la respuesta de mi gobierno a una justa demanda de los ciudadanos. No más pago de tenencia en Veracruz”.
¿No más pago de tenencia vehicular?
Recordaba Javier Duarte que la eliminación del pago de tenencia vehicular era promesa de su campaña al gobierno de Veracruz en 2010 y que hoy “estamos en condiciones de cumplir. Hago honor, como siempre lo he hecho, a la palabra empeñada”.
Según el gobernador, toda acción o decisión “están vinculadas al beneficio de las mayorías, al interés de la sociedad veracruzana”, y decía que la propuesta de eliminación del impuesto a la tenencia vehicular “es el resultado del trabajo de un gobierno eficaz y comprometido con sus ciudadanos”.
Vaya alarde de demagogia el de Javier Duarte. Tardíamente llegaba el cumplimiento de su promesa de campaña, cuatro años después, aquejado por el desprestigio y la impopularidad, pues sus dos primeros tercios de gobierno han significado el estancamiento de Veracruz, el crecimiento descomunal de la deuda, el rezago social.
Pero la realidad es que no eliminó nada. Dos semanas después —diciembre 29— el Congreso de Veracruz maquilló las trampas fiscales de Javier Duarte. Lo que aprobó fue un subsidio para evitar el pago de tenencia vehicular sólo si se cumplen ciertos requisitos. O sea, la iniciativa del gobernador tenía candados.
En Veracruz, están exentos de pago de tenencia vehicular los automóviles con valor menor a 230 mil pesos. Ahora podrán dejar de cubrir el impuesto aquellos propietarios que estén al corriente en sus obligaciones fiscales estatales y federales.
Se señala que el contribuyente debe estar al corriente en pago de tenencias anteriores al año 2015, derecho vehicular, permisos y licencia de tránsito, pago de impuesto predial, luz, impuesto sobre la renta como persona física o moral, permisos y obligaciones del sector comercio, y todos aquellos que el estado considere requisito para acceder al beneficio aprobado por el Congreso estatal.
Si el contribuyente no califica, “el beneficio será inaplicable en el correspondiente ejercicio”. Deberá ponerse al corriente, cumplir con el pago de tenencia vehicular en el 2015 y esperar al año 2016. El plazo para saldar deudas es este 31 de diciembre.
Evidente el engaño, Javier Duarte no eliminó el impuesto de tenencia vehicular. Lo subsidió. Le dio el beneficio a un reducido sector de los propietarios de automóviles. Lo volvió selectivo.
Subsidiar no es lo mismo que eliminar. Quince días antes, decía el gobernador que “no más pago de tenencia en Veracruz”. Su oficina de prensa reiteraba en su comunicado que se trataba de una eliminación. Su prensa vendida alardeaba la medida adoptada por Javier Duarte. Pero no fue así.
Al subsidio no tendrán acceso los dos millones de veracruzanos y las 60 mil empresas. Lo harán quienes están al corriente en el pago de sus tenencia, su licencia, su permiso de manejo, su derecho vehicular, su pago de impuestos federales y estatales, sus permisos de comercio, su pago de predial y todos aquellas contribuciones que estime la Secretaría de Finanzas y Planeación.
Sabe Javier Duarte que la mayoría de los propietarios de vehículos no están al día. Deben impuestos, carecen de licencia o no la han renovado. Seguirán siendo contribuyentes y deberán cumplir con el pago de tenencia vehicular.
Doblemente tramposo, el gordobés implementó a la vez otros impuestos. Ahora se gravarán prestaciones como el fondo de ahorro y se aplicará un impuesto al 2 por ciento en el sueldo. La verificación vehicular se realizará dos veces año con un costo de mil 200 pesos, superior incluso al pago de tenencia vehicular.
Del total de impuestos que capta el gobierno estatal, el 25 por ciento corresponden al pago de tenencia vehicular. Sustituir ese ingreso era el dilema. Nadie se esperaba que la creación de nuevos impuestos sería una carga mayor para los veracruzanos.
Cuando Javier Duarte anunció la “eliminación” del impuesto por tenencia vehicular, la oposición advirtió que era una medida electorera, inminente ya las campañas por la diputación federal, golpeado el PRI por el desastre duartista, por la crisis del régimen de Enrique Peña Nieto, por la revuelta social desde la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Ahora es peor. Javier Duarte no gana adeptos. El PRI tampoco. El engaño los aleja. No eliminó el pago de tenencia vehicular, lo subsidió. Creó candados y condenó a cientos de miles a seguir pagando. Pero agregó nuevos impuestos, incrementando así la carga fiscal, agraviados los veracruzanos, afectada su economía, condenados a la pobreza y a elegir entre comer o tributar.
Falsa es la generosidad de Javier Duarte. No cumplió su promesa de campaña de acabar con el pago de tenencia vehicular. No quiere el beneficio de los veracruzanos, como tanto pregonó. Si así fuera, no habría condicionado con candados excesivos el subsidio y tampoco habría inventado nuevos impuestos.
Javier Duarte no es un tipo leal. Le gusta mentir. Tiene vocación para el engaño.

Archivo muerto

Expuesta al escarnio, su picante álbum fotográfico en las redes, Xóchitl Tress Rodríguez llegó al gobierno de Veracruz, y como entró, se fue. Venía la viuda alegre de un episodio traumático, el asesinato de su esposo, Gregorio Barradas Miravete, alcalde panista electo de Rodríguez Clara. Intentó ser diputada federal y alcaldesa en San Juan Evangelista bajo las siglas del Partido Acción Nacional y fracasó. Dejó su esencia yunista. La cooptó Javier Duarte y la hizo directora de Espacios Educativos, la millonada en sus manos. Una visita fugaz, la del gobernador a su pueblo, no a ver a la alcaldesa, no a atender asuntos políticos, sino a convivir con Xóchitl y su familia, marcó su destino. Se agitó el palacio. Tembló en Casa Veracruz. Subía la presión, amagos de escándalo, un nuevo show. Y así se decidió su salida del gobierno de Veracruz. Burlada, usada, exhibida, Xóchitl Tress ya no ve futuro alguno. Dejó el PAN, la bateó el PRI y en su pueblo, quienes le dieron su voto y se jugaban todo por ella, no la quieren ver. Lo que le costó haber sido títere del duartismo… Oportunista, como siempre, Mónica Robles de Hillman sugiere un ajuste en los recibos de pago de agua. Lo hace ante la protesta generalizada de la población por la crisis derivada de la toma de la presa Yuribia a manos de los tatahuis, irritada la población por la escasez, la entrega irregular mediante pipas, el sabor salado del agua, su color oscuro y su fetidez. Dice la diputada que habría que considerar un ajuste en el recibo de pago. Lucra con la inconformidad cuando fue incapaz de subir a la sierra, buscar a los tatahuis, negociar con ellos, exponer argumentos y hallar una solución. No acudió al lugar del problema la diputada por Coatzacoalcos y ahora quiere ser el paño de lágrimas de la población. Succiona pues, la abanderada del Clan de la Succión… Meses van y meses vienen y sigue descabezada la Unidad de Transparencia y Acceso a la Información del ayuntamiento de Coatzacoalcos. Víctor Manuel Gallegos Ortiz ocupó el cargo y con la misma se fue. Marcelista, joaquinista, abandonó la escena entre versiones de conflicto laboral, una paga injusta y sus deseos de haber sido director Jurídico Municipal. Dos meses después, la Unidad de Transparencia anda al garete. La atiende en sus ratos libres el titular del Jurídico, Carlos de la Rosa López. Si algo ha distinguido a los ayuntamientos marcelistas es la opacidad y el ocultamiento de información… ¿Quién es ese joven personaje ligado al DIF, que opera para la gente de escasos recursos descuentos en los recibos de pago en la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento? Una pista: le dicen el pariente incómodo, pues mientras CMAS cobra 100 pesos por cada recibo ajustado, él se levanta mínimo mil pesos. ¿Lo sabrá el que lo puso?…

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