* Desalojar tiene precio: 160 millones * Detrás de los paracaidistas, el marcelismo * Pancho, Fidel y Duarte se hacen bolas * Los oradores y la diputación * Nadie quiso a Patty Peña * Frustran a recomendado de Iván * El Cisne no suelta a Cindy
Poco ingenuo, muy mañoso, Joaquín Caballero Rosiñol deja pasar las broncas, atiza los conflictos, estimula con su inacción la invasión de predios y peca de omiso. Nada, sin embargo, es casual. En el fondo hay un negocio de 160 millones de pesos.
Es la mina de oro del marcelismo. Es la tarifa, la cuota de la delincuencia política, para desactivar el paracaidismo inducido, armado por esa facción priísta, aposentado sobre 62 hectáreas de Coatzacoalcos.
Caballero no es un novato aunque simule serlo. El cachorro del marcelismo creció entre la intriga y la corrupción, cerca de la fortuna y más cerca de la turbiedad. Recuérdese a su empresa Perconsa, los daños a Gonzal y la orden de aprehensión. Si los problemas no existen, hay que crearlos, y luego llegar y sofocarlos. Es la máxima del buen grillo.
Caballero es una nulidad como alcalde, pero un hábil generador de negocios al amparo del poder. Desarrollo Urbano, primero, Obras Públicas, después, son su alma mater en política. Ahí halló la clave. Mientras más obras, más sobra, diría Carlos Hank. Y el joven Caballero lo ha seguido puntual, al amparo de su amo, Marcelo Montiel Montiel, el ex alcalde de Coatzacoalcos y ahora delegado de la Sedesol federal en Veracruz.
Coatzacoalcos vive una oleada de invasiones de tierras. Caballero las tolera y las solapa porque el marcelismo las induce. Acusa que mientras no haya denuncia de los propietarios de los predios, nada puede hacer para meter orden, desalojar invasores y aplicar la ley.
Pero las hay. Una es de Gestiones Inmobiliarias Arkitektur, interpuesta ante la Agencia Primera del Ministerio Público, el 29 de mayo pasado. Arrancó ahí pero las dádivas de mil pesos por promoción solicitadas por el agente del MP, Ramiro Ramírez, obligó a solicitar el cambio de ubicación. Finalmente se llevó en la Agencia Cuarta. Otra denuncia de Arkitektur está radicada en la Procuraduría General de la República. Ninguna camina.
Teníase acreditado el delito, la invasión del predio, y Arkitektur gestionó la restitución de la posesión. Se instruyó al Mando Único Policial para proceder al desalojo. De último momento, el operativo fue cancelado. Los marcelistas aseguran que fue orden del secretario de Gobierno de Veracruz, Erick Lagos; éste dice que fueron los entenados políticos de Marcelo.
Una tercera denuncia es de la empresa Hermanos del Sureste, cuyo socio mayoritario es Ramón Ortiz Cisneros, registrada con el número COAT5/147/2013. Su predio, en Punta Diamante, enfrenta la invasión y venta de terrenos sin permiso de fraccionamiento por parte de Manuel Bringas Burelo, el autollamado Conde de Bringas, que en 2011 cedió su 25 por ciento de derechos pero que actualmente sigue vendiendo lotes que ya no le pertenecen.
Hoy Coatzacoalcos es un desastre. El paracaidismo es el nuevo deporte del marcelismo, obvia su mano tras las hordas que se asientan en terrenos que no son suyos y en la disputa sorda o abierta entre los que se dicen dueños de todo, los Bringas, los Guízar, los Wong, los Gutiérrez, los Hillman, los Anaya, los Ramón, los Lemarroy, los Edel, los Chagra, los Theurel, los Macías, los Fidel.
Casuchas de madera, otras construidas con botes de plástico, unas más con huacales de frutas; techos de lona y tela, verdaderos cinturones de miseria conformados por profesionales del atraco y del despojo, son el triste espectáculo que ofrece Caballero al inversionista, al inmobiliario que supone erróneamente que en Coatzacoalcos existe seguridad en la tenencia de la tierra.
Proliferan las invasiones y Joaquín Caballero las tolera y las permite, la decencia perdida. Entre la colonia Almendros y el malecón costero se observa la mancha más grande de invasores, profesionales del paracaidismo, feligreses de una supuesta iglesia cristiana que halló en el predio de la empresa Arkitektur su Nueva Jericó.
En ella está la mano de uno de los dueños de Coatzacoalcos, Manuel Bringas Burelo, quien por voz de su representante, Samuel Muñoz de la Rosa, un ex guarura metido a defensor de derechos humanos admite que para preservar “su tierra” han movilizado gente para defenderla. Dirían los abogados, a confesión de partes, relevo de pruebas.
Son seis invasiones, dos en el período joaquinista: Punta Diamante, Almendros, Rabón Grande, Villa Allende, Santa Isabel y Paraíso Las Dunas. Proliferan los asentamientos irregulares, la venta de pedazos de tierra, la pasividad del alcalde, la complicidad del marcelismo y un negocio de muchos millones fraguado transgrediendo la ley.
De mayo a la fecha, el caso Almendros comenzó a evidenciar que la ambición es el motor de Joaquín Caballero y su amo Marcelo Montiel. Fue omiso el alcalde. Calló. No movió un dedo y, en cambio, permitió que José Gertrudis Guízar Valladares, socio de Manuel Bringas en esta aventura, taponara un canal de aguas pluviales que desfoga los torrentes de lluvia para evitar que se inunde Punta del Mar y Punta Caracol. ¿Y qué hace el alcalde? Nada.
Ahí, la inversión de los industriales del paracaidismo no tiene límite. Cinco traxcavos, a razón de 20 mil pesos diarios, trabajan planificando el terreno; cuentan con planta de luz permanente; colocan postes de luz; los alinean con especificaciones municipales. En cuatro meses han aplicado más de 3 millones de pesos. ¿Dinero de colonos menesterosos que suplican por un pedazo de tierra? ¿O de Marcelo, Caballero y demás bichos de su circo?
Embustero de la palabra, dice el secretario de Obras Públicas municipales, Fernando Ramos, que ninguna área verde ni propiedades del ayuntamiento se han afectado. Falso. Arkitektur entregó al municipio un predio de 3 mil metros cuadrados, correspondiente a la manzana 11-B, cuyo valor se estableció en 8 millones 304 mil como pago en especie a cambio del impuesto de traslación de dominio. La operación se concretó el 15 de noviembre de 2013, siendo aún alcalde de Coatzacoalcos, Marco César Theurel Cotero, y fue protocolizada ante el notario número 2, Yohan Hillman Chapoy, el 4 de diciembre de ese año, según la escritura 60,227. Ese predio está invadido y es municipal.
Caballero incurre en omisión de deber legal y eso es un delito. Conocedora del tema, la síndica Alejandra “Peri” Theurel Cotero sabe del hecho y también calla. Y lo sabe porque junto a ese predio se halla otro de igual dimensión, a nombre de Víctor Hugo Méndez de la Cruz, allegadísimo a Marcos Theurel, parte de otras operaciones del ex alcalde, a quien Arkitektur le vendió en sólo 301 mil pesos ante el mismo notario, Yohan Hillman, sólo que el 9 de diciembre, cinco días después. Pero esa es historia aparte.
Dejar crecer la invasión de Almendros es negocio redondo para el marcelismo. Caballero no actúa. Bloquea así los proyectos de Arkitektur, la inversión de 61 millones de pesos pagados al gobierno de Veracruz por el predio de 40 hectáreas y los 40 millones entregados a los hermanos Bringas Burelo, incluido Manuel, el Conde de Bringas, para evitar litigios y conflictos en los tribunales.
Arkitektur, una inmobiliaria de la talla de Expectras y Urbis, enfrenta un conflicto artificial. Con los paracaidistas en su predio, no puede pegar un ladrillo, alzar una barda o construir una vivienda. Es objeto de un bloqueo tramado desde las entrañas del palacio municipal.
Destrabar el conflicto, desalojar a los invasores, tiene precio: 160 millones de pesos, que incluye permisos de fraccionamiento, permisos de urbanización, deslinde, manifiesto de impacto ambiental, contrato de agua, número oficial, alineamiento. Si acaso 10 millones para las arcas, 150 millones para el bolsillo marcelista.
La propuesta indecorosa la conoció Arkitektur en la segunda quincena de julio. Y se negó. Posteriormente, la “oferta” se redujo: 80 millones o no construyen nada en Coatzacoalcos.
Es el negocio del marcelismo. Es el pago de una cuota, derecho de piso al estilo del crimen organizado, la tarifa a cubrir si las inmobiliarias quieren que proceda el desalojo de paracaidistas. Si no, ahí se quedan. Y se pudre su inversión.
Qué manera de extorsionar.
Archivo muerto
Hace daño la reclusión. Francisco “Pancho” Colorado dice ahora que a Javier Duarte le dio el voto y que el que le pedía dinero era Miguel Ángel Yunes Linares. O sea, el lavador de Los Zetas recula. A Ciro Gómez Leyva le expresó que le había puesto a la campaña de Javier Duarte en 2010 “como muchos otros empresarios”. Y sobrado retó: “Eso qué tiene que ver”. Aparece así en la entrevista que publica Milenio, el 3 de septiembre. Ahora, cuando la liga del narco hacia la fidelidad y el duartismo comienza a incendiarlo, dice el pagador de los caballos de Los Zetas, por lo que fue condenado a 20 años de prisión en Estados Unidos, que no, que la lana se la pidió Yunes Linares. Obvio, Yunes refutó. De eso quería su limosna. Dijo Yunes a Ciro Gómez Leyva que si a alguien señaló desde la campaña de 2004, fue a Pancho Colorado cuando advirtió que había dinero del narco en el financiamiento priísta. Inverosímil pues, dijo Yunes, que seis años después le hubiera pedido su cooperación para sufragar sus gastos de campaña bajo las siglas del PAN. Y asegura que de 2004 a la fecha ha pedido que en México, como en Estados Unidos ya ocurrió, se esclarezca cómo le puso recursos Pancho Colorado a las campañas de Fidel y el gober Duarte. Pancho y sus socios jarochos queriendo apagar el fuego con gasolina… Señales electorales: fueron oradores de la guardia a los Héroes Patrios y serán candidatos a diputados federales. Uno cada día, según la dependencia de gobierno: por Sedesol estatal, Jorge Carvallo Delfín, para Los Tuxtlas; de Finanzas, Tarek Abdalá, para Cosamaloapan; Protección Civil, Noemí Guzmán Lagunes, para Coatepec; SEV, Adolfo Mota Hernández, para Xalapa; Sedesol federal, Víctor Rodríguez Gallegos, para Coatzacoalcos; iniciador de las guardias, el 1 de septiembre, Erick Lagos Hernández, quien será candidato por Acayucan. Así fue el destape de Joaquín Caballero Rosiñol en 2012. Ser orador significó su último evento en la Sedesol estatal, y de ahí a contender por la diputación por Coatzacoalcos… Ilusa, desconectada de la realidad, Patricia Peña Recio quiso perpetuarse en la secretaría general del PRI de Coatzacoalcos, donde, por cierto, pasó como una sombra en la noche: imperceptible. Cabildeó la diputada federal, buscó apoyos, tocó puertas, dialogó con líderes de corrientes priístas y terminó por desengañarse. Tuvo el rechazo de todos; del delegado de la Sedesol federal en Veracruz, Marcelo Marcelo Montiel; de Carlos Vasconcelos, líder de la CTM; del ex dirigente del PRI y líder del sindicato de electricistas, Víctor Andrade López. No la quiere nadie. La repudian todos, principalmente los maestros, gremio al que pertenece… Ambicioso y codicioso, no le basta a Iván Hillman Chapoy ser el gerente de cuenca de la Comisión Nacional del Agua. Quiere tener sus enclaves donde se maneja, se controla y se dispensa la tierra. Propuso, pues, a Francisco Alemán Rasgado para la subdelegación de la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra (CORETT) en Coatzacoalcos. Nuevo rico, dueño de gasolineras, súbito adinerado, Francisco Alemán estuvo a un paso de adueñarse del cargo. Si no ocurrió así fue porque una mano política lo impidió cuando Iván el Terrible ya daba por hecho que tendría acceso a la información clave sobre las zonas a regularizar y, por supuesto, los terrenos que nadie reclama y que tanto encantan al clan de los notarios Hillman, entre ellos al ex novio de Isis, la que hoy duerme en un penal de máxima seguridad… Se llama Cyndi Paola Virués Rodríguez y su jefe no la deja ni a sol ni a sombra. Joven, cabello lacio, atractiva, es la secretaria privada, la pagadora de la chiquiprensa de Alberto Silva Ramos, “El Cisne”, vocero del gobernador de Veracruz. La atosiga en horas de trabajo, y después también. Le llegan mensajes a diario, en el día, en la noche, de madrugada. La requiere para todo. Unos dicen que es trabajo; otros que es exceso…
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Cartón: Beti de Siracusa