Calambre a los Yunes

Patricia Lobeira brinca del cielo al limbo, de la gloria a la incertidumbre, de ser reina en el paraíso de los Yunes a degradarse a plebeya en el escenario del poder perdido. Un tribunal rechazó confirmarle la alcaldía de Veracruz.

Dos de los tres magistrados que integran el Tribunal Electoral de Veracruz —controlado por el gobernador en turno, hoy el morenista Cuitláhuac García— dan palo a la señora Lobeira, candidata del Clan Yunes, sustituta de su esposo Miguel Ángel Yunes Márquez al no acreditar residencia efectiva a los no nacidos en el municipio a contender, y presunta sucesora de su cuñado Fernando, alcalde saliente del mítico puerto de Veracruz, al que debe cubrir, proteger, encubrir.

Dos magistrados —Roberto Eduardo Sigala Aguilar y Tania Celina Vázquez Muñoz— rechazan el proyecto de la magistrada presidenta, Claudia Díaz Tablada, que negaba las impugnaciones interpuestas por Morena por rebase de topes de campaña, irregularidades en el escrutinio de la votación, fraude a principios democráticos, intromisión del alcalde Fernando Yunes a favor de Patricia Lobeira y análisis de inconstitucionalidad.

Díaz Tablada desestimó un audio en el que se escucha una voz, presuntamente la de Fernando Yunes, exhibiendo su preocupación por la elección del 6 de junio y deslizar que si triunfa su cuñada, Patricia Lobeira, los trabajadores del ayuntamiento seguirían bien.

Sigala adujo falta de profundidad en el análisis por parte de Díaz Tablada, no contar con los elementos necesarios para sustentar la validez de los agravios esgrimidos por Morena, cuyo candidato fue el empresario duartista Ricardo Exhome. 

“Resulta necesario analizar en el proyecto —apuntó Sigala—, las distintas infracciones a la normativa electoral en lo que se vulneran los principios de certeza, legalidad, imparcialidad de la contienda, como son el uso de recursos públicos, los programas sociales, promoción personalizada, actos anticipados de campaña, difusión de propaganda, posicionamiento de los actores políticos, mismos que fueron motivos de análisis en los procedimientos especiales sancionadores”.

Sigala esgrimía que para contar con elementos de juicio, la ponencia debió contener, por ejemplo, la versión estenográfica de la sesión de cómputo y no sólo el acta circunstanciada.

Tania Vázquez votó contra la ponencia de Claudia Díaz Tablada porque, pese a que el Instituto Nacional Electoral determinó que los eventos de protesta de Miguel Ángel Yunes Márquez no constituyeron actos que hubieran rebasado el tope de gastos, esa resolución aún se encuentra en estudio en la Sala Regional del Tribunal del Poder Judicial de la Federación.

Arguyó Tania Vázquez que por unanimidad de votos de los consejeros se estableció que la marcha “Todos Somos Miguel” fue evento de campaña y no actividad ciudadana. Y cinco de los 11 consejeros consideraron que el monto supuestamente gastado por Yunes Márquez no corresponde a la realidad y debió profundizarse sobre el costo efectivo, sustentado con pruebas, para acreditarse si rebasó el techo financiero de campaña.

Y con dos votos a uno, tumbaron la ponencia que confirmaría el triunfo de Patricia Lobeira de Yunes a la alcaldía de Veracruz.

La consigna, pues, se cumplió. El TEV morenista alarga la agonía del Clan Yunes y será este miércoles 8 cuando el magistrado Eduardo Sigala, el más identificado con el gobernador Cuitláhuac García, aseste la estocada.

Luego, se anule o no el triunfo de Patricia Lobeira, el caso Veracruz irá a Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Antes del 31 de diciembre vendrá la decisión final.

Pero el entuerto tiene más.

Si gana, Patricia Lobeira será alcaldesa pero no ejercerá el poder. Será una pieza en el ajedrez de los Yunes, la intendente política para el control del municipio más codiciado de Veracruz, el de mayor presupuesto, el de mayor historia.

Políticamente, Patricia Lobeira no existe. Es la sombra de Miguel Ángel Yunes Márquez y un accesorio en el ejercicio del poder.

Es el tapón que permitió a Chiquiyunes evitar el naufragio de la nave del yunismo en su obsesión por tener, detentar, controlar y no ceder nunca, jamás, la alcaldía de Veracruz a nadie más.

Fue el chaleco flotador que evitó zozobrar al primogénito del Clan Yunes, tras el triple golpe de la anulación de una candidatura que una facción del panismo repudió de origen, acusando imposición y agandalle, y que cuajó cuando las cúpulas del PAN, PRI y eso que llaman PRD cerraron filas postulando a un inelegible por no ser nativo del puerto, carecer de residencia efectiva de tres años y falsear documentación oficial por lo que enfrenta aún una investigación judicial junto con su hermano Fernando.

Chiquiyunes fue vencido en el Tribunal Electoral de Veracruz —a las órdenes de Morena— y en las salas Regional y Nacional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Tres “estraiks” y se ponchó.

Su club de fans aducía que en el Trife enderezaría el caso pero al final la candidatura cayó.

No hubo entonces yunista alguno que pudiera calzar sus botas. Nadie entre la mancha yunista dio la marca para relevarlo. Nadie tuvo la inteligencia, el compromiso, la capacidad, la lealtad para asumir la candidatura y proseguir el proyecto. Sólo Patricia Lobeira… de Yunes.

De los miles de fans, no hubo una sola mente brillante, con visión superlativa, con entrega al cien, político 24/7, de los que se mueren en la raya y resucitan para consolidar al yunismo salvador de Veracruz. Nadie, sólo Patricia Lobeira… de Yunes.

Ninguna figura entre el yunismo avasallador, el que domina la franja Veracruz-Boca del Río, con la imagen, el carisma, la astucia, el arrojo, el valor. Sólo Patricia Lobeira… de Yunes.

Pero “Paty Yunes”, como fue rebautizada, no tiene méritos políticos.

Pieza de segundo nivel, Patricia Lobeira sólo fue visible como presidenta del DIF en Boca del Río, en las dos alcaldías presididas por Yunes Márquez y su compañera de campaña en los días en que pretendió ser gobernador de Veracruz, en 2018, pero el efecto López Obrador le dio el triunfo a Cuitláhuac García.

Políticamente, está vacía. Carece de trayectoria. Ni una regiduría, ni una diputación, ni una alcaldía, ni siquiera una dirección municipal.

Hoy, Patricia Lobeira colecciona un doctorado honoris causa por el Claustro Doctoral Honoris Causa de la Ciudad de México “por su labor social a lo largo de su vida en beneficio de la sociedad veracruzana”. Si al Negro Durazo otra agrupación le dio el suyo, por qué a ella no.

La futura alcaldesa de Veracruz —si el TEV y el Trife se lo permiten— ya tiene consejero. Es su esposo Miguel Ángel, tal como ella reveló: “Es mi consejero y va a estar a mi lado”. Como Rasputín y la zarina Alejandra Románov.

Así, con desparpajo, presumía cuando aún andaba en el cielo. Hoy está en el limbo.

Así, sintiéndose alcaldesa, hasta que el TEV le dio el calambre a los Yunes.

Archivo muerto

Sustituyen a Tito Delfín en la planilla yunista y se vuelven a meter el pie. Lo releva Víctor Salomón Molina, en una abierta transgresión al reglamento de elección del Partido Acción Nacional. Fuentes panistas advierten que el reglamento en su artículo 15, primer párrafo, permite el relevo de los integrantes de la planilla contendiente, “excepto (el) de aspirante de la Presidencia”. Pero la banda yunista lo hizo. Lo llevó a la Comisión Permanente Nacional y ésta avaló el cambio de candidato a la presidencia del comité estatal en Veracruz, Tito Delfín Cano, quien permanece en prisión, sujeto al proceso penal por una denuncia que le enderezaron hace años sus nuevos aliados, los Yunes azules, y que hoy usa el gobernador morenista Cuitláhuac García Jiménez para entrometerse en la contienda interna del partido albiazul. Ante la sustitución y el aval de la dirigencia nacional, las redes sociales se sacudieron. Corrientes panistas, rivales del yunismo, advierten la ilegalidad. Y abundan: aún si Tito Delfín hubiera firmado su renuncia estando tras las rejas, debió haberla ratificado en presencia del Comité Estatal Organizador de la elección panista, tal como lo señala el mismo artículo 15 del reglamento. La nueva treta va a propiciar la judicialización del proceso, que se dirima en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y al final, la anulación de la candidatura de Tito Delfín y la sanción para quienes violentaron el reglamento de elecciones. Tito Delfín fue perseguido y acosado por los Yunes. La Fiscalía yunista le integró una carpeta, vía la Fiscalía Anticorrupción, pero no le dio curso. La guardó para usarla en el momento conveniente. Lo insólito es la ausencia de dignidad de Tito Delfín. A la postre, porque así es la ambición por el poder, gustosamente terminó siendo aliado de sus verdugos. Hoy vive días terribles en prisión mientras los juniors Miguel Ángel y Fernando Yunes Márquez la gozan y la vuelven a gozar… Función estelar, con la carpa tricolor hecha jirones, payasos desabridos y leones sin dientes, en eso que hacen llamar Asamblea Estatal del PRI. Partido vilipendiado, corrompido hasta las entrañas, pregona que se refunda, se revitaliza, se apresta a rescatar a Veracruz y a México. El show es demencial. Sí, de locos. Y también de cínicos. En el cónclave de la escoria política convergen los hijos de Fidel Herrera y los entenados de Javier Duarte, y uno que otro con moral, honestidad y respeto. La construcción de esa inclusión, de esa unidad, según los priístas, es lo que “une el partido, México y Veracruz”. Con Morena en el gobierno —agregan— “no hay certidumbre, y estamos envueltos en la confusión, en la violencia, en un país donde a diario nos dividen, con un gobierno que no escucha, y que no dialoga”. ¿Y con Fidel no era así? ¿Y con Javier Duarte acaso la violencia no llegó a niveles de brutalidad? Reducidos por Morena tácitamente a nada, son tan insignificantes que hablan de inclusión y unidad como si sus pugnas internas, la venta de candidaturas, la traición de los ignorados, no fueran el signo que distingue al PRI. Y una más: “El estado y el país nos necesitan”. ¿Para qué? ¿Para que siga el saqueo estilo Duarte, el abuso de poder estilo Fidel? ¿El atropello, la persecución, la represión política? Le quedó genial el circo a Marlon Ramírez Marín. Un show donde campea la mentira y el engaño, el baño de pureza, el rostro de puerqueza, una simulación de partido sólido que en los hechos no tiene un gramo de respaldo electoral. El PRI, donde mandan los fidelistas y duartistas, fue incapaz de ganar una sola diputación local en Veracruz; las tres que ocupa en el Congreso de Veracruz son plurinominales. En el ámbito federal, salvo la de Pepe Yunes Zorrilla en la Cámara de Diputados, nada más tiene el PRI. El repudio de los veracruzanos es lapidario y demoledor. Esa es su realidad, la que un circo deprimente como la Asamblea Estatal no puede maquillar… Así como se ve, tan minúsculo, Esteban Ramírez Zepeta es todo un delincuente electoral. Micrófono en mano se la suelta a los alcaldes de Morena. Les pide acarrear gente al Egofest de Andrés Manuel López Obrador. Y más: les pide sacar los “ahorros” para la movilización. Ya para entonces nadie contiene la risa. Se mofan de Esteban, el delegado de Morena en funciones del presidente del Comité Estatal del partido de López Obrador. Se ríen de la desfachatez, del desparpajo, del cinismo con el que pide sufragar, con recursos públicos, el acarreo al show de Andrés Manuel por sus tres años de gobierno inútil, sin resultados, del Mesías cómplice de ex presidentes a los que no se les ha abierto ni un proceso penal, cómplice de sus hermanos, de su prima, de Bartlett, de Zoé, de los Quintanilla, de Rocío Nahle y hasta de los militares que otorgan contratos a empresas fantasma al estilo Javier Duarte. Lo de Esteban Ramírez Zepeta es un delito. Y, al decirlo en público, y al quedar grabado en video, eso lo hace delincuente electoral. ¿Quién dijo que estos tarados tenían algo de respeto a la ley?… A oscuras, asediado por CFE, el alcalde Carranza concluye su desastrosa alcaldía. Le ejecutan cortes de suministro por el adeudo de 270 millones de pesos que viene de administraciones anteriores pero que el presidente municipal de Coatzacoalcos y su mediocre equipo jurídico no supieron capotear. A las puertas de la Tesorería Municipal, la estampa es tan trágica como cómica: Víctor Manuel Carranza Rosaldo con pose estoica, haciendo valla humana con tres serviles, entre ellos el futuro regidor, José Villegas; Carranza escucha al enviado de Comisión Federal de Electricidad expresar que su misión es realizar el corte de luz, pero si eso implica resistencia y riesgo de violencia, no lo haría; elementos de la Guardia Nacional sólo escuchan sin intervenir; Carranza admite el adeudo, responsabiliza a los ayuntamientos anteriores y aduce que el asunto lo arreglen con López Obrador. ¿Sabrá el Comediante Supremo que las deudas de un ayuntamiento son institucionales y las asume quien entra en funciones? Lo peor es que admite que tras el primer corte, ordenó que el personal del ayuntamiento reconectara el servicio. Primer delito. Carranza no sólo es cómico; también es un transgresor de la ley. Lo que hizo al bloquear a CFE fue impedir un acto de autoridad, y peor, de una autoridad federal. Todo quedó asentado en el acta levantada por el notario que acompañó al personal de CFE. Es el mejor epílogo al desastroso ayuntamiento morenista. No se podía esperar menos de Víctor Carranza, el mediocre alcalde que Rocío Nahle quiso para terminar de hundir a Coatzacoalcos… 

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Fotos: Megalópolis, imagen de Veracruz, Sol de Córdoba

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