Javier Duarte: gobernar con amenazas

* Las balandronadas del líder del PRI * “El silencio no será la respuesta”: Ferrari * Juega con fuego el gober * Y ahora Los Zetas detrás del crimen del fotoperiodista * Fidelismo, duartismo y narco * Samyra, su padrino y su amigo * Retrato de la fiscal regional * Marcelo no le garantiza nada a Pepe Yunes

Helo ahí. Enredado en su maraña de violencia y muerte, la del fotoperiodista Rubén Espinosa lleva a Javier Duarte al clímax del desastre. No sólo gobierna con las tripas, a golpe de ocurrencias, montado en la mentira, sino que ahora la amenaza es tema central de la agenda política.

Sus enanos hablan por él. Un día Flavino Ríos Alvarado, cuya concha es de acero pues cuando pudo Javier Duarte lo vetó para la alcaldía de Minatitlán; otro, Alfredo Ferrari, líder del PRI, con pasado borrascoso en áreas financieras del fidelismo, y Víctor Rodríguez Gallegos, el timorato y tibio, gris y mediocre líder del Movimiento Territorial, la cara morena de Marcelo Montiel.

“No fui yo”, dijo el gobernador de Veracruz trasluciendo los estragos del efecto Rubén, su muerte violenta, la vorágine de información, las marchas callejeras, la condena mundial, porque un periodista más asesinado, el número 14 tan sólo en el duartismo, y su vínculo con Proceso, Cuartoscuro y AVC, fue la piedra que colmó el vaso.

“Ni lo mandé a hacer”, sentenció Javier Duarte en una estampa que queda para la historia, reiterando lo que se cansó de afirmar, que es inocente a ciegas, pues lo suyo es echar a perder las finanzas de un estado, es deberle a medio Veracruz, es retenerle el dinero federal a los municipios y háganle como quieran, es burlarse de pensionados, becarios, adultos mayores. Pero matar, no.

Se le veía ardido. Soltaba una que otra sonrisa, pero el peso de la condena de 640 periodistas y 725 mil firmantes de la carta que apareció en El Universal, titulada “No nos callarán”, lo llevó al borde de la prudencia. Y la traspasó.

Si lo condenan tipos como Salman Rushdie, Carl Bernestein, Noam Chomski, Gael García, Sergio Aguayo, Denise Dresser, Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro, Lydia Cacho, seguro lo condena también el pueblo de Veracruz, los ocho millones de habitantes, que lo conocen, lo sufren y lo padecen.

Y de esa lógica al revés, suponiendo que para calmar las aguas hay que suscitar tormentas, surgió la última perversidad de Flavino Ríos Alvarado, que en su condición de secretario de Gobierno le encrespa a los intelectuales, periodistas, artistas y defensores de derechos humanos y de los derechos de los periodistas, con la advertencia de que ahora sí, para lavar su honor y el de los suyos, los demandará por daño moral.

Sabe Fla que eso es arrojarle ácido a la herida, pues el argumento de la pandilla es que le imputaron al gobernador de Veracruz la autoría intelectual del multihomicidio de la Narvarte, sin investigar, sin aguantar a que el Ministerio Público realizara la investigación, sin esperar a que el caso fuera consignado a un juez y sin saber cuál sería la sentencia de encargado de impartir justicia. O sea, que publique pero dentro de uno o dos años más.

Lo de Flavino Ríos es hilarante. Cuántas veces los textoservidores del gobernador despedazan como jauría rabiosa a los enemigos de su mecenas, con información filtrada, con datos de la Fiscalía, con historias inverosímiles urdidas por el perverso Enoc Maldonado, u oculten que una niña y su tía secuestradas tuvieron un desenlace fatal, asesinadas, para no empañar la cumbre de Senadores priístas con el gobernador de Veracruz. Eso es no tener sangre sino mala leche en las venas.

Pero cuando el imputado es Javier Duarte, pretenden los bufones de la corte imponer mordaza.

De entrada, la demanda por daño moral tendrá que enfocarse a los miles que marcharon por las calles, que realizaron movilización y protesta, que acudieron a Casa Veracruz, que se concentraron en el Ángel de la Independencia en el DF, que tomaron la PC o la lap y escribieron con todas sus letras la expresión “Duarte, asesino”.

Y de paso a los ocho millones de veracruzanos, a los que Javier Duarte dice representar en forma honorable —ajá—, que traen en mente que Rubén Espinosa huyó de Veracruz por amenazas, asedio, hostigamiento y el riesgo de perder la vida cuando agentes de gobierno lo seguían, lo encaraban y le fueron estrechando el círculo.

Así perdura la imagen de Rubén, el fotoperiodista de los movimientos sociales, de las expresiones de los políticos tomados infraganti, en el imaginario colectivo que, a priori, como dice el gobernador de Veracruz, ya lo juzgó y condenó porque fue ese clima de hostilidad que llevó a Rubén Espinosa a la muerte.

En lo de Flavino Ríos hay dolo. Hágase de cuenta que es el Coliseo Romano, Javier Duarte en el centro de la arena. Flavino le da cuerda. Le dice que salga a luchar, que puede con todos. Y Javier Duarte le cree. Camina, avanza, espera a los gladiadores enemigos. Entonces palidece. No son gladiadores, son leones.

Antes que Flavino Ríos, otro ilustre priísta, Alfredo Ferrari Saavedra, líder del PRI estatal, había exhibido los puños, la manopla y los chacos con un discurso que muestra que la crítica se combate con amenazas.

Dijo Ferrari —agosto 12— mientras encabezaba la renovación de la dirigencia del Movimiento Territorial del PRI, que eso no se quedaría así, que a Javier Duarte, por si Javier Duarte lo dudaba, los priístas lo defenderían.

“El silencio no será la respuesta —expresó— a los infundios de quienes escudados en la libre expresión que el Estado garantiza, pretenden debilitar a nuestras instituciones”.

Qué estatura le da Ferrari a quienes ejercen la libertad de expresión. Tienen a las instituciones en la lona.

Y advirtió que los ocho millones de veracruzanos —seguramente incluidos Miguel Ángel Yunes Linares y sus hijos, los líderes reprimidos por realizar protestas sociales, los jóvenes universitarios golpeados por un grupo parapolicíaco, el 90 por ciento de la población— respaldan su gobierno.

A ellos, dijo Ferrari, les interesa la gobernabilidad, la estabilidad y la paz social que han construido en muchas generaciones. Y seguro también les interesa la crisis financiera, la violencia, el secuestro, los mutilados, los olvidados, los empleados mal pagados, los desnutridos, los hambrientos, que los priístas han construidos en muchas generaciones.

Ellos, según Ferrari, rechazan la provocación de quienes buscan denigrar la imagen de su gobierno y su investidura.

“Eso, señor gobernador, los priístas no lo permitiremos” sentenció con el tono amenazante de quienes han hecho del poder un instrumento de caos, las finanzas convertidas en un volcán a punto de hacer erupción y la violencia, la sangre de miles de inocentes a manos de un crimen organizado solapado y encubierto, diseminada por todo Veracruz.

Víctor Rodríguez, el nuevo líder del Movimiento Territorial, fue menos zalamero y sólo alcanzó a decir que “ante la calumnia responderemos con trabajo”.

Qué podía decir el cachorro de Marcelo Montiel, su financiero en la Sedesol estatal y federal, si Javier Duarte lo vetó para ser candidato a diputado federal por Coatzacoalcos y lo somete con una migaja llamada Movimiento Territorial.

Juega con fuego el gordobés. Amenazar es propio de tiranos. “Pórtense bien”, expresó y mataron al periodista, ex de El Dictamen, Juan Mendoza, en Veracruz. Vinculó a un sector de la prensa con las mafias. Dijo que no sean los periodistas expresión de la delincuencia. Y lanzó la parábola de las manzanas podridas.

Agitado el árbol, lo único que ha caído es su voluminosa figura. Lo despedaza la prensa seria, la que investiga, la que documenta, la que recoge su fobia y su ira, su desprecio a los periodistas.

Juega con fuego Javier Duarte. Arremete contra sus críticos como si no acumulara episodios de vergüenza, como si el retrato de sus excesos, sus crudas matinales, su chalet en Arizona, sus paseos por la cuenca, sus noches de bohemia, el sonar de la guitarra del fiscal, sus malas compañías, las voces de los que hablan al oído, como si todo ello no lo hiciera reflexionar.

Gobierna con las tripas, montado en la mentira, y ahora la amenaza es tema central de la agenda política.

Ándele, don Javier, apriete el botón y vuele en pedazos.

Archivo muerto

No para el show. Filtra la Procuraduría del DF que los asesinos de Rubén Espinosa son Zetas. Lo dice el segundo detenido por el crimen de la Narvarte, Abraham Trujillo Tranquilino, en su declaración preparatoria. Implica a dos de los cuatro hombres que presuntamente ultimaron al fotoperiodista y a Nadia Vera Pérez, Milena Virginia Martín, Yesenia Quiroz Alfaro y Alejandra Negrete Avilés, el 31 de julio. Dice que Daniel Pacheco Gutiérrez y “Omar”, así, sin apellidos, son integrantes del grupo delictivo Los Zetas y que acudieron al departamento 401 de Luz Saviñón 1909, porque sabían que la colombiana Mile Virginia Martín había recogido un ladrillo de cocaína en el aeropuerto. Según Abraham el arma calibre 9 milímetros, la única que fue usada —ajá— es suya, pero que él no entró al lugar en que los asesinaron sino que esperó en las escaleras —ajá—. Sea como sea, plagada de contradicciones con lo que afirma Daniel Pacheco, el otro detenido, la versión ya preocupa en Xalapa. ¿Qué gobierno dejó pasar a Los Zetas? ¿Qué gobierno instruyó a los medios de comunicación, a sus propietarios, a columnistas, a connotados informadores de que fuera borrado de su diccionario la palabra “zetas”? El fidelista. Y con Javier Duarte al relevo, la fuerza de Los Zetas se acrecentó. Ahí están los señalamientos del jefe regional, Raúl Lucio Hernández, alias “El Lucky”, a un funcionario de apellido Lagos —supuestamente Erick Lagos, ex subsecretario del gobierno de Javier Duarte, quien salió a desmentir aunque pocos le creyeron— que era el enlace con el gobierno estatal para que nada inquietara al grupo delictivo, según difundió el periódico Reforma. Así pues, que el nuevo sesgo sea que Los Zetas ultimaron a Rubén Espinosa y las cuatro mujeres, no diluye la sospecha sobre el gobierno de Veracruz. ¿Cuántos policías veracruzanos no fueron dados de baja, investigados, consignados, por haberse implicado con el crimen organizado, principalmente con Los Zetas?… A Samyra le hacen su perfil. Incapaz, irresponsable, soberbia, altanera, de florido lenguaje y trato soez, la definen. Desde las entrañas de la Fiscalía regional la retratan: camina la dependencia a ciegas, mientras su titular vacaciona; descansa todo en Hugo Álvarez, ex subdelegado de la PGR, el fiscal regional bis, al que lo distinguen las mañas de su antigua chamba; es un infierno la Fiscalía regional en el sur de Veracruz, la vida privada del personal atropellada y mancillada, los adjetivos hirientes, las “putas” por aquí, las “putas” por allá, y todos, absolutamente todos, según Samyra Khourie, son una punta de haraganes sin capacidad de trabajo. Ella, sólo ella, se salva. Extenso, el reporte habla del magistrado Mariche, su padrino; del agente conciliador favorito de Samyra, zar de Acayucan y reinos vecinos; los negocios con la policía ministerial porque cada orden de aprehensión vale lo que vale. Una cosa es embellecer la oficina y otra procurar justicia. Hay más… Desmembrado, en su peor momento, el grupo marcelista no es sinónimo de operación electoral. Dicen sus líderes que la elección federal, el 7 de junio, reveló que quizá ni Marcelo Montiel Montiel pudiera haber llevado al triunfo al PRI. Sabido es que unos sacaron las manos y otros las metieron a fondo para provocarle un sonoro descalabro al candidato tricolor, Rafael García Bringas. Pero ellos dicen que ni Marcelo la hubiera ganado. Habría que explicárselo con bolitas y palitos al senador José Francisco Yunes Zorrilla: Marcelo y su grupo no son sinónimo de triunfo, o Marcelo y su grupo no aportan suficientes votos en una elección, o Marcelo y su grupo han perdido el control de las colonias y de las promotoras sociales. Nada, pues, garantiza el aún delegado de la Sedesol federal en Veracruz a Pepe Yunes, pues en Coatzacoalcos la fuerza del marcelismo se diluye. Nada mitiga la debacle. Nada evita que las pasiones se desborden. Nada impide que los Víctors y los Chuchos tengan sus propios proyectos y que al líder le digan que sí y lo nieguen una vez que les da la espalda. Si Pepe Yunes busca votos, mejor que voltee a ver otras opciones…

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FOTOS: CNN México y Regeneración

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