Marcelo Montiel

Marcelo Montiel: el mapache y el Congreso

* Sedesol, operador del PRI  * Las otras denuncias  * Los engaños del PRI  * Dice que la reforma energética es obra del PAN  * Ordena IFAI a PGR revelar cuántas narcofosas hallaron en Veracruz  * Le hablan al fiscal Bravo  * 240 mil pesos al mes para El Maneas  * Despilfarro del tesorero

No ha sido diputado federal, pero Marcelo Montiel ya es la estrella del Congreso. Ahí le llueve lodo. Le reviven denuncias del pasado, lo acusan de abuso de autoridad y le condenan el lucro electoral con los programas sociales. Y fuera de la Cámara, lo instan a irse de Sedesol.

“Sedesol Mapaches del PRI”, decían las cartulinas con que los diputados del Partido de la Revolución Democrática elevaban su protesta —martes 28—, tras revelar el senador Alejandro Encinas Rodríguez, que el ex alcalde de Coatzacoalcos opera una red que desvía recursos y manipula los programas sociales para la compra de votos.

“Fuera Rosario Mapache Mayor”, reclamaban otras leyendas en alusión a la titular de la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno federal, Rosario Robles Berlanga, conversa al PRI, ex jefa de gobierno del Distrito Federal, inodada en el caso del Señor de las Ligas cuando era amante del empresario Carlos Ahumada Kurtz y juntos usaron las cintas de video donde aparecía el operador de Andrés Manuel López Obrador, René Bejarano, recibiendo sobornos por cientos de miles de pesos.

En Marcelo Montiel se centró el impacto del misil del senador Encinas, pero el alcance dio en el centro de mando del PRI, la Sedesol y Rosario Robles.

Encinas había revelado, el lunes 27, que el delegado de Sedesol en Veracruz, Marcelo Montiel Montiel, usaba los programas sociales para lucrar electoralmente a favor del PRI, que afectó 500 millones de pesos, que se realizaron cobros con firmas falsas, que se dieron por realizadas obras que nunca se hicieron. Marcelo Mapache en acción.

Dijo tener una memoria USB con la información, 623 documentos y videos, realizada la investigación por una supuesta agrupación denominada “Funcionarios Honestos de Sedesol en Veracruz”.

Reaccionó Marcelo Montiel y llamó a la denuncia del senador Encinas “montaje” y “telenovela”. Convocó a la prensa. Habló del tema. Refutó cifras. Presentó mensajes de texto en que se instaba a pagar a jornaleros para evitar que realizaran actos de protesta durante la gira de Rosario Robles a Veracruz.

Raro en Marcelo Montiel, que suele remitir a sus críticos a las instancias legales cuando le imputan algo, o escudarse en que lo aprobó el cabildo y lo avaló el Congreso estatal, o desestimar todo con sólo hacer oír su voz, esta vez brincó. “Falso”, expresaba al citar las imputaciones del senador Encinas, uno de los personajes más sólidos y respetados de la izquierda mexicana.

Creíble o no lo dicho por Marcelo Montiel, lo cierto es que después del bombazo activado por Encinas ya nada es igual. De por sí demagogo, sus palabras no convencen. “Falso él”, responde el vulgo y la vox populi.

Ahí, en el Congreso federal, tildaron a la Sedesol de Veracruz, la que encabeza Marcelo Montiel en su calidad de delegado, de ser mapache del PRI, como en 2013 fue categorizada la banda de delincuentes políticos pillados en videos y audios, en Boca del Río, tramando cómo robarse las elecciones estatales.

Ahí, en 2013, lo que salió a relucir fueron los “Ladrones de Elecciones”, como se hicieron famosos cuando el tema llegó a las redes sociales, a las páginas de los periódicos, a la radio y a las televisoras.

Pillaron a los operadores de los programas sociales, fidelistas y duartistas. Atraparon a Manzur, a Zarrabal, a Pablo Anaya, a los pupilos de Ranulfo Márquez Hernández, entonces delegado de Sedesol, quien tuviera que dejar el cargo, sujeto a investigación, libre de culpa después y hoy secretario de Desarrollo Social en el gabinete de Javier Duarte. La pura complicidad.

Ahora es Marcelo Montiel el implicado. La revuelta lo toca, lo zarandea, lo sacude. En el Congreso lo baila el PRD, los diputados de Morena, la corriente de izquierda y hasta el mismo PAN.

Brinca su nombre en torno al explosivo tema del robo de los 500 millones, pólvora para las campañas priístas que no prenden, para los candidatos nefastos, los hijos de la fidelidad, Erick El Terrible Lagos; Jorge Carvallo, el peor hijo que pudo haber; Alberto Silva, el Cisne Empolvado; Tarek Abdala, Alí Babá y sus 40 fieles; Carolina Gudiño, la abeja reina, futura gobernadora de Veracruz si libra la aduana de Boca del Río.

Tocan a los hijos de la fidelidad pero no al patriarca de la pandilla. Fidel Herrera permanece ajeno, en su propia guerra, vapuleado por los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, en Oaxaca, a donde fue enviado a morir, convertido en delegado del PRI nacional.

A quien sí toca el escándalo es a Marcelo Montiel. Ahí mismo, en el Congreso federal, se filtra las denuncias que lo implican. La de Sergio Vaca Betancourt, el combativo abogado, panista en otros tiempos, quien en 2010 lo pescara en una por “abuso de autoridad, enriquecimiento ilícito, cohecho y peculado por alrededor de 82 millones de pesos cometidos en el último año de su gestión al frente del ayuntamiento de Coatzacoalcos, entre 2000 y 2004”, según reseña La Jornada.

No para ahí el caso. Marcelo Montiel arrastra una denuncia por fraude fiscal, interpuesta por el abogado Rogelio Martínez, actual representante del Movimiento de Regeneración Nacional ante la junta distrital del INE de Coatzacoalcos.

Acreditó en 2003 Rogelio Martínez que el entonces alcalde Marcelo Montiel no tenía facultad para condonar accesorios, multas y recargos del impuesto de traslación de dominio por el cambio de nombre de las petroquímicas, convertidas entonces en subsidiarias de Pemex.

Debiendo cobrar 2 mil 200 millones de pesos, Marcelo Montiel pactó con Pemex el cobro únicamente de 440 millones. Y lo hizo violando la ley. Adujo que Coatzacoalcos requería de recursos para realizar obra pública, que por eso denunciaba a Pemex, que embargaba sus bienes y pudiendo cobrar la suerte principal, se conformó con el 20 por ciento del total.

Nadie creyó aquello. Diversas pruebas demostraron que Marcelo Montiel no usó esos recursos para beneficio de Coatzacoalcos. Lo acredita el “Libro Negro de Marcelo Montiel”, confeccionado por el ex tesorero municipal, Mariano Moreno Canepa, operador de Iván Hillman Chapoy, acérrimos enemigos en aquel entonces, cercanos hoy, construyendo todos la candidatura de Mónica Robles de Hillman a la presidencia municipal y el seguro regreso de Mariano a la tesorería.

Salió a la luz también el reparto de cemento en plena veda electoral, en 2013. Operó el fraude en Coatzacoalcos, la entrega de recursos para obtener votos, la compra de conciencias, pues el objetivo era imponer a su pupilo, Joaquín Caballero Rosiñol, en la presidencia municipal. Marcelo Montiel era secretario de Desarrollo Social estatal y tenía la facultad para asignar los recursos provenientes de la Sedesol federal, como consta en diversos documentos.

Desaseado, descarado, el escándalo le pega de frente. Abolla su ego. Lo muestra como es, calculador, retorcido. Lo que no imaginó es que el senador Alejandro Encinas habría a detonar el escándalo y lo arrollaría. Ahora piden que se vaya de Sedesol.

Queda otro capítulo. Es el de los beneficiarios del mapache.

 

Archivo muerto

 

De casa en casa, pregona el PRI que la reforma energética es obra del PAN. Pulsan el ánimo de los electores, hablan de despidos, ceses y renuncias, de contratos que se extinguen, de recorte presupuestal. Y reiteran que es por culpa de la reforma energética, obra, reiteran, del panismo. La falacia es obvia. La reforma energética fue propuesta de Enrique Peña Nieto. La presentó el 12 de agosto de 2013; la avaló el Senado el 11 de diciembre y la respaldó la Cámara de Diputados una semana después, el día 18. Aterrizaron las modificaciones a la Constitución y luego a las leyes secundarias. La reforma energética es obra del priísmo, que recogió un proyecto que data del salinismo, que no pudo cuajarlo Ernesto Zedillo; que el PRI lo boicoteó en los días en que el PAN trataba de imponerlo desde la Presidencia. De regreso a Los Pinos, con el Pacto por México como motor, con el PAN y el PRD sometidos, el PRI y Peña Nieto crearon el marco legal que permite la asociación de Pemex con el capital privado, sea mexicano o sea extranjero. Su parte negra está en el desmantelamiento de la industria petrolera nacional, modificación de la relación laboral, desplazamiento de personal y cambio de áreas de trabajo, y despido de empleados de Pemex, como finalmente ocurrirá. Esa es la obra del PRI, es su engendro. Pero van a las colonias los priistas y dicen que la reforma energética es culpa del PAN. Ni tanto ni tan poquito. Uno mató la vaca y el otro le agarró la pata… No ha de dormir Luis Ángel Bravo Contreras, el fiscal general de Veracruz. No lo hará porque el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) ordenó a la Procuraduría General de la República que revele cuántas fosas clandestinas han sido halladas en suelo jarocho de 2001 a febrero pasado. Si algo ha ocultado el amateco —que no cordobés— es el número real de muertos, ejecutados y cercenados encontrados en narcofosas. Al subprocurador en Veracruz, Arturo Herrera Cantillo, le costó el cargo por haber confirmado, el 18 de junio de 2014, que en Tres Valles había más de 31 cadáveres. Otro hallazgo posterior no fue reconocido oficialmente. En Coatzacoalcos, en los primeros días de febrero de 2015, encontraron 18 cuerpos, pero la Fiscalía de “Culín” dijo que la cifra era de seis y nada más. Ahora ordena el IFAI que la PGR dé a conocer las cifras reales. Habrá que esperar la reacción del abogado Luis Ángel Bravo, aquel negociador de casos —¿litigante?— que inició su carrera en el despacho Penichet de Córdoba y después llegó a ser presidente de la Barra y Colegio de Abogados de Córdoba… Malo para el estudio, bueno para la transa. Así definen a Saulito I rey en funciones de Minatitlán, quienes lo sufren y lo padecen. Lo hizo desde que estaba Leopoldo Torres como alcalde. Lo hizo en el primer año de José Luis Sáenz. Lo sigue haciendo en este período en el que se afirma como rey en lugar de Héctor Cheng, el alcalde que sólo está de adorno. Por el restaurante Las Maneas, ubicado en la calle 18 de Octubre, en Minatitlán, regularmente no se paran ni las moscas. Eso sí, cada sábado, desde temprana hora, se llena de funcionarios petroleros que están en el sindicato, en el ayuntamiento o en el DIF. Ese es el búnker desde el cual el decrépito Jorge Wade, líder de la Sección 10 del sindicato petrolero, papá cuervo, hace como que manda cuando el poder real tras el trono lo ejercen Reyna León Cheluja, su esposa, y Saulito I, su hijo. Corre la comilona a cargo del Ayuntamiento, ¿Alguien lo duda? Hablan las fotografías con las viandas colocadas en bolsas azules, los videos, la voz de los testigos. Y diariamente, sin falta, para las áreas de confianza que tiene bajo su control el alcalde-tesorero, se compran 100 comidas a 100 pesos cada una; 10 mil pesos de lunes a sábado de fijo; 240 mil pesos al mes. Y cuando se ofrezcan para algún evento, comilona, fiesta familiar, cumpleaños, para eso se está en la plenitud del pinche poder. ¿Ajuste presupuestal? ¿Cancelación de plazas? ¿Uniformes, lentes, botas, equipo de protección para los empleados sindicalizados? Todo puede esperar, menos la comida de Las Maneas…

 

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