El violentador de mujeres sabe que está frito

No se sacia Eric Cisneros con encarcelar inocentes, ni con tener la sombra del narco encima, ni siendo un objetivo de la DEA por cobijar al sobrino de Caro Quintero, ni profiriendo amenazas. Ahora ataca la libertad de expresión.

Al Torquemada de Otatitlán le basta un Ople servil y tribunales electorales lacayos para intentar la mordaza, silenciar periodistas, obligar a bajar notas de portales digitales y borrar el rastro de su agresión política a la diputada de Movimiento Ciudadano, Ruth Callejas Roldán.

A Bola 8 le cumplió el capricho el Órgano Público Local Electoral de Veracruz, arremetiendo contra 11 portales noticiosos e instándolos a ocultar, bajar o enviar a la papelera la información que da santo y seña de la violencia política de género contra la legisladora.

O sea, borrar la historia. O sea, extinguir un trozo de la realidad. O sea, eliminar lo que dijo. O sea, no dejar ni una letra, ni una frase, ni una evidencia de la descalificación que el secretario de Gobierno de Veracruz hizo de Ruth Callejas de quien expresó que está en el Congreso estatal por una decisión del Ople, por haber excluido a un hombre y darle la diputación a una mujer.

Y el Ople dictó medidas y los medios debieron bajar de sus portales el affaire Bola 8-Ruth Callejas. Se fraguó una mordaza y la mordaza se echó a andar.

Deslenguado —y descerebrado—, Eric Patrocinio Cisneros Burgos suele meterse en terrenos pantanosos por su adicción a hablar sin pensar.

Así ocurrió el 29 de noviembre de 2022. Acudió a la glosa del informe de gobierno. Daría explicaciones y abundaría en detalles de lo relativo a su área, la Secretaría de Gobierno, la política interior, la relación con los municipios, el trato con los partidos políticos, la estabilidad de Veracruz.

Ruth Callejas tomó el micrófono, abordó un tema, lanzó un dardo y lo pescó.

¿Qué acciones se han tomado para prevenir la violencia contra la mujer? ¿Por qué no hay una política pública efectiva? ¿Por qué Veracruz ocupa el tercer lugar nacional en feminicidio? ¿Por qué cuatro años después del inicio del gobierno morenista no se ha lanzado la convocatoria para designar a la titular del Instituto Veracruzano de la Mujer?

Y Bola 8 se engalló.

“Afortunadamente el Ople le corrigió la nota a su partido —le dijo— y dejó fuera a un hombre para que usted fuera diputada. Qué bueno”, apuntó Eric Cisneros. Y se escucharon los aplausos. Y se cimbró el Congreso. El graderío con recua morenista hacía su labor.

Nadie entre esa runfla infame reparó en que Boa 8 se había dado un tiro en el pie. Y que ahí, en la tribuna más alta de Veracruz, se esfumaban los sueños, los delirios, el desvarío del trastornado de palacio. Nadie reparó en ello, pero Ruth Callejas sí.

Lo llevó ante la justicia. Lo metió en la dinámica de la violencia política de género. Lo puso contra las cuerdas. Lo azotó contra el piso. Lo tomó al vuelo y le cerró el hocico. Le quitó lo jijueputa con sobrada astucia y mucho talento.

Dos tribunales le desecharon su queja: el Tribunal Electoral de Veracruz, que es el parapeto del gobierno en turno, y la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que también le lustra los huaraches a la pandilla infernal.

Ruth Callejas revirtió los reveses cuando trasladó su caso a la Sala Superior del Trife. Ahí trituraron la farsa del TEV y de la sala regional, que habían esgrimido que no era materia electoral sino de índole parlamentaria. Y con ello los magistrados de pacotilla se lavaban las manos.

El punto es que si la diputada de Movimiento Ciudadano acredita el exabrupto —haberle expresado que llegó al Congreso por una cuota de género, no por méritos, por la orden del Ople de dejar fuera a Adrián Ávila, ex alcalde de Boca del Río—, Cisneros Burgos quedará con sentencia firme como violentador político. Y no podrá ocupar cargo político alguno. Ni una diputación, ni la senaduría, ni un espacio en el próximo gobierno, sea federal, estatal o municipal. Ni de intendente se la podrían dar.

Entonces, con esa mente tan bruta que se carga, se le ocurrió que para evitar el castigo había que borrar las huellas. Y el Ople, que es su marioneta, ordenó a 11 medios digitales bajar la nota que registra la violencia política de género contra Ruth Callejas Roldán.

El Ople se excedió. Nadie le pidió ser el instrumento censor. La resolución de la Sala Superior del Trife únicamente instruyó a valorar nuevamente el caso. Ruth Callejas tampoco señaló que entre las medidas cautelares se estableciera el retiro de las notas de prensa que recogieron las expresiones de Cisneros Burgos en el Congreso, incurriendo en violencia política de género. Pero el Ople está para servirle a este rufián.

El mastín de Bola 8 fue el consejero Quintín Antar Dovarganes Escandón, presidente de la Comisión Permanente de Quejas y Denuncias de Ople Veracruz. Determinó medidas cautelares para evitar que Cisneros Burgos persistiera en violentas políticamente a Ruth Callejas y de paso atentó contra la libertad de expresión de los portales informativos.

El Ople no es un órgano electoral; es una extensión de Bola 8 y de Cuitláhuac García Jiménez, el bailarín de congal que desgobierna Veracruz.

Su presidenta, Marisol Alicia Delgadillo Morales, igual. No se ruboriza en atropellar el principio de neutralidad y se va de cabeza cuando hay eventos de Morena.

Solía pregonar que en su gestión pondría especial énfasis en la violencia política contra la mujer. Y lo hizo. Y se excedió. Y sólo contados casos desechó.

El Ople sale a cazar. Busca demócratas; busca prensa libre; busca los exabruptos de Eric Cisneros y ordena eliminarlos de los portales informativos. El Ople busca ser la guillotina de l¡bertad de expresión.

Con Ruth Callejas, el Ople fue parcial. No garantizó sus derechos ante las expresiones cargadas de sorna del secretario de Gobierno. Debió venir la orden del Trife nacional para formular una nueva valoración. Y entonces el Ople se excedió con un ataque a la libertad de expresión.

El Ople —Marisol Delgadillo y Antar Dovarganes— exhibieron la urgencia de Bola 8 por sepultar  la frase que lo convierte en un violentar político por razón de género, sus expresiones misóginas, la derrapada que se dio eludiendo el tema del feminicidio y destacando que es diputada porque el Ople le otorgó esa condición en agravio de Adrián Ávila.

Fue a peor treta que pudieron idear: obligar a los medios a borrar notas informativas, eliminar sus palabras, no dejar ni una letra, ni una frase. Eso es represión a la libertad de expresión.

Los medios no son objetos de sanción por reproducir expresiones de terceros, contenido de denuncias, transcribir frases y opiniones, difundir audios o videos, en especial cuando los protagonistas son funcionarios o personajes públicos.

Obligarlos a bajar notas informativas de los portales es contrario al principio de libertad de pensamiento, de expresión, del ejercicio periodístico. Es atentar contra el derecho humano de la sociedad a saber. Va contra tratados internacionales que el Estado mexicano suscribió.

El nuevo Torquemada no tiene libros o periódicos que quemar. Su apuesta va a en función de acabar con todo vestigio de su violencia política de género contra Ruth Callejas Roldán por las implicaciones que en el corto plazo tendrá.

Con ese delito encima, su carrera política está muerta.

El violentador sabe que está frito.

Archivo muerto

Ese truhán al que matáis, goza de cabal salud. Es el rey del cash, el de los vituperios mañaneros, el irredento que se duele de los odios que él mismo incubó, el que espía pero llora por ser espiado. Es el mesiánico que al tercer día resucitó, no por un milagro divino sino porque su afección por Covid es de los que se atienden con un simple Paracetamol. Un desmayo en Mérida, Yucatán, hizo alentar a sus detractores que Andrés Manuel había cruzado el umbral hacia el mundo de los muertos. Hablaron de derrame cerebral, infarto, embolia, parálisis facial. Llegaron a exigir una prueba de vida, como cuando los familiares de un secuestrado valoran si vale la pena pagar un rescate o mejor llevar flores al panteón. Y así, mil desfiguros. Y el mesiánico López Obrador, que ya se va a tierra al menor soplido, se guardaba unos días atizando desde el rincón de los rencores un escenario de caos, la sucesión anticipada, el movimiento sin pastor, Adán Augusto convertido en presidente sustituto y, por ende, descartado para la candidatura presidencial de Morena. Y al tercer día, el muerto resucitó. Agazapado en Palacio Nacional, MALO reapareció para terminar de matar al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales, al que venía asediando, dejándolo sin comisionados suficientes para poder sesionar. Desde las sombras, había ordenado a Morena demoler al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), un bodrio nacido de su locuaz invención que le sirvió para extinguir el Seguro Popular y al final insertó en el Instituto Mexicano del Seguro Social, que de por sí funciona mal y ahora como IMSS-Bienestar lo hará peor. Tres días acumuló saña Andrés Manuel y volvió con los odios renovados. La Cuarta Demolición del país se fragua en la mente del reyecito de oropel, se opera entre la recua de Morena en el Congreso y le dan pa’ tras en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El circo del muerto viviente sirve de diversión aunque los desvaríos le cuestan mucho a la nación… Pío es un recaudador empedernido. Así se haga la “vístima”, es un recaudador sin remedio. No bien llegaba el rey del cash a palacio, Pío López Obrador ya andaba con la espada desenvainada. Un día hizo presencia en Coatzacoalcos. Visitó el feudo obradorista. Tocó la puerta del ex alcalde Víctor Manuel Carranza Rosaldo. Se sentó, habló y pidió, faltaba más. Si Andrés Manuel vivió de la dádiva sucia por más de 20 años y aquello se volvió modus operandi, peor tendría que ser ya con la banda presidencial sobre el pecho. Y Pío se tiró a matar. Sólo que Carranza lo bateó. Le esgrimió algo que solía repetir a quien gustaba oírlo. A él no lo impuso López Obrador; lo eligió el pueblo. Y tan creído estaba —y está— de esa falacia, que no cesa de contar cómo mandó al carajo al célebre Pío, el recaudador. Semanas después le aclararon la mente al entonces alcalde. La entrega de cash llegaba por petición expresa de Palacio Nacional. Pero Carranza se amachó en que nada tenía que dar porque a él lo había llevado al poder el pueblo. Y comenzó el vendaval, las turbulencias, los amagos, versiones de que dejaría la alcaldía y la seguridad de que una vez concluida su gestión quedaría solo. Aún no lo suelta el Órgano de Fiscalización Superior con los 30 millones no solventados. Y todo porque mandó al diablo a Pío, el extorsionador… Ya nadie puede salvar a Onésimo Mendoza. Contraloría municipal cerró la investigación y determinó el director de Obras Públicas de Coatzacoalcos incurrió en faltas graves, entre ellas haber dado acceso a documentos oficiales, durante la entrega-recepción, a una empresa que realizó la revisión pero no le suscribieron el contrato respectivo. En ese punto el responsable es el director general de Obras Públicas, Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, Arturo Delgadillo Medina, quien está señalado de haber sido quien realizó la contratación y dispuso que se le facilitara la documentación. La remoción de Onésimo Mendoza Flores es inminente. Pero el caso irá a otras instancias, máxime que Gabino García Cárdenas, familiar del alcalde Amado Cruz Malpica, realiza un señalamiento directo de exigencia de dinero a cambio de obras…

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Foto: Diario de Xalapa