Hasta la familia de López Obrador está embarrada

Nomás se le rasca y brota pus. Ya no es sólo Araly Rodríguez, la prestanombre. Es el hermano y los sobrinos de Andrés Manuel, implicados con empresas fantasma, contratos amañados, domicilios compartidos, una red de corrupción.

Ya no se restringe a los Sisniega, a Rueda, Basurto y Hermes Alvarado, la pandilla que colecciona contratos por cientos de millones de pesos en la Secretaría de Salud. O a Roberto Ramos Alor, que siendo titular dice que nada vio, que no se enteró, o se enteró y la instrucción fue callar. ¿Así se lo pidió Rocío Nahle, su mentora y tripuladora, quien lo propuso para el cargo?

Ya no es sólo Carlos Lomelí, ex amigazo de Andrés Manuel López Obrador, desdeñado de fea forma por Adán Augusto López Hernández, primero en protagonizar un escándalo en la Secretaría de Salud de Veracruz cuando Abisalud, una de las empresas señaladas por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad de ser parte de una red de simulación, operada por familiares y colaboradores, se agenció un contrato de 36 millones 578 mil 757 pesos por adjudicación directa.

Y ahora la simiente del impresentable Pedro Arturo López Obrador, padre de Pedro Arturo, Erandi Isabel y Tarheni Andrea López Herrerías, sobrinos del presidente a los que la transformación les llegó cuando Javier Duarte, el ladronzuelo gordobés, se hallaba en la “plenitud del pinche poder”.

Tarheni Andrea López se desempeña, además, como apoyo administrativo en la Secretaría de Salud, donde el lodazal se comienza a desbordar.

Y así, exprimen a cuanto gobierno y municipio llegan. Y detentan contratos. Y cobran asesorías. Y se meten en asuntos de salud, de agua y drenaje, de construcción, cobrando los 5 millones, los 10, los 50 y sumando asignaciones que rebasan ya los 100 millones de pesos.

Notiver volvió a prender la pólvora. Y el incendio se dio. Describió —domingo 12— la mecánica para “ganar” licitaciones, compitiendo dos o tres empresas del clan de Arturo López Obrador, Ferroconstrucciones LH y Sidney Consultoría y Edificación, las cuales comparten  el mismo domicilio, Tláloc 12 A, colonia Valle Anáhuac, en Xalapa.

“Ya que no es una empresa sino dos, las asentadas en la misma dirección y el mismo teléfono —apunta Notiver—. Ferroconstrucciones y Sydney comparten además el mismo número telefónico, (228) 812-7297. Resulta extraño o como dice el Presidente López Obrador, en el sospechosismo, que existan contratos en donde ambas empresas fungen como competencia. Es decir una compite contra la otra en concursos de licitación”.

Y tiraba el reactivo sobre la identidad de los protagonistas: Arturo López Obrador y sus hijos Pedro Arturo, Erandi Isabel y Tarheni Andrea López Herrerías.

A esas empresas se agregan dos más: Corporativo de Construcción y Urbanización del Centro y Servi-despensas del Grijalva.

Otros sitios y cuentas en redes nutren el escándalo. Un texto de Luis Alberto Lainez Alamina refiere:

“Consultas realizadas a través del sistema de compras públicas COMPRANET y otros sitios oficiales, revelaron que tan solo Ferroconstrucciones LH obtuvo, entre 2010 y 2017, al menos 11 contratos de obra pública por un poco más de 46 millones de pesos, en Tabasco, Oaxaca, Morelos, Veracruz y Campeche. Es decir, Ferroconstrucciones LH facturó 43% de un total de 105.7 millones de pesos, obtenidos a través de un entramado de seis empresas de la cual forma parte.

“Ferroconstrucciones LH simuló competir con empresas que comparten domicilio y/o representantes legales.

“Al revisar los datos de contacto de la empresa, así como la documentación oficial de los fallos de las licitaciones, PejeLeaks se percató que en al menos 4 de las 11 licitaciones, Ferroconstrucciones LH simuló competir con Sydney Consultoría y Edificación, SA de CV, en tres concursos públicos en Morelos, Oaxaca y Tabasco entre 2013 y 2014.

“Ambas empresas tienen a un mismo representante legal: Hugo Candanedo Murrieta, quien también es accionista de Corporativo de Construcción y Urbanización del Centro, SA de CV, otra de las empresas en la red del hermano de AMLO. En esta última, Pedro Arturo López Herrería, sobrino del tabasqueño, funge como apoderado legal”.

Nada finos, los López Herrería no maquillan la mecánica del fraude. Más detalles, descritos por Luis Alberto Lainez Alamina:

“Ferroconstrucciones LH también ha simulado competir con Pomarrosa Construcciones, SA de CV, en dos procesos de contratación pública en 2014; la primera, en el ayuntamiento de Xalapa, Veracruz; y la segunda, en el ayuntamiento de Huimanguillo, Tabasco, en la cual también participó Sydney Consultoría y Edificación.

“Sin embargo, los accionistas de Pomarrosa Construcciones, Alexandro Limón Morales y César Marín Camacho, fungen como representante legal y superintendente de obra, respectivamente, de Sydney Consultoría y Edificación, empresa que, como se señaló, también comparte domicilio, teléfono y representante legal con la empresa de los sobrinos de Andrés Manuel López Obrador.

“Ferroconstrucciones LH, Pomarrosa y Sydney Consultoría y Edificación no son las únicas empresas relacionadas con los López Herrería. La revisión de los folios mercantiles, de los fallos y contratos otorgados ha permitido conocer que la empresa Servi-despensas del Grijalva, SA de CV, también forma parte de esta red. Una de sus accionistas es Isabel Alamina Argaiz, prima de Isabel Herrería Alamina”, primera esposa del hermano del presidente.

Hay dos mujeres clave: Tarheni Andrea López Herrería y Carol Jessica Moreno Torres.

Tarheni Andrea López Herrería, la sobrina del presidente, una de sus piezas al interior de la Secretaría de Salud de Veracruz, fue asesora de Rabindranath Salazar, vinculado estrechamente a la ex dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polenvsky, quien intentó convertirlo en el segundo hombre con poder en Morelos. No lo logró porque el gobernador Cuauhtémoc Blanco lo reventó.

Sara Jessica Moreno Torres, por años pareja de Arturo López Obrador, acusada de desvío de recursos cuando concluyó el gobierno duartista, le dispensó un contrato de casi 2 millones de pesos a la empresa Servi-Despensas del Grijalva, del clan de sus hijastros, cuando ocupó la Oficialía Mayor de la Secretaría de Educación de Veracruz. Compitió contra Sydney Consultoría y Edificación. Había conflicto de interés.

¿Falta alguien en el clan? Sí, Marcos Herrería Alamina, ex cuñado de Arturo López Obrador y tío de los sobrinos incómodos.

Arturo López Obrador fue esposo de Isabel del Carmen Herrería Alamina, hermana de Marcos. Con ella procreó sus tres hijos.

Marcos Herrería es el poderoso director corporativo de Administración y Servicios de Petróleos Mexicanos, el más cercano a Octavio Romero Oropeza, director de Pemex, con quien hizo mancuerna en la Oficialía Mayor del Gobierno de la Ciudad de México cuando Andrés Manuel López Obrador era su titular.

Y abundan los nombres, otros asesores jurídicos, representantes del pull de empresas y la mecánica para adjudicarse contratos.

Uno de ellos se ejecuta en Xalapa, el colector pluvial “Hernández Castillo”, en el que la Comisión de Agua del Estado de Veracruz invierte 53 millones 354 mil 593.80 pesos. La obra está a cargo de Sydney Consultoría y Edificación.

En Coatzacoalcos, CAEV asignó a Sidney Consultoría y Edificación, en septiembre de 2022, un contrato de 11 millones 445 mil 107 pesos para rehabilitar el colector sanitario en Las Palmas.

Ya se ve que no sólo es Araly Rodríguez Vez, ni los Sisniega, ni Rueda, Basurto y Hermes Alvarado. Es Cuitláhuac García, el gobernador. Y los parientes del mesiánico, el hermano Arturo, los sobrinos Pedro Arturo, Erandi Isabel y Tarheni Andrea López Herrería.

Y Andrés Manuel se deja llegar a Veracruz. Sin agenda, de improviso, le cae a Cuitláhuac en Boca del Río. Acude al evento de Bienestar. Y en corto, entre cuatro paredes, hace del gobernador el centro de su ira. El fenómeno Duarte ya atrapó al gobierno morenista.

Es la podredumbre en toda su expresión. El saqueo, las empresas fantasma, el pull de empresas que comparten domicilio, número telefónico, asesores legales, socios. Como si Cuitláhuac fuera el alumno y Duarte el profesor.

Es grande el lodazal y, lo peor, embarra a la familia de López Obrador.

Archivo muerto

Ni Monreal puede alienar a Claudia Balderas, o no quiere. Ricardo Monreal, el senador y corcholato rebelde, pudo con Cuitláhuac García y con Eric Cisneros y con todo el Poder Judicial de Veracruz, liberando inocentes a quienes se les imputaba ultrajes a la autoridad, pero no mete al aro a la senadora de Morena que protagoniza escándalos estridentes, acusada ahora de no pagar la renta de la casa donde reside en la Ciudad de México y se niega a desalojar la vivienda. Claudia Balderas, la ex del Gato Violador, hasta se da el lujo de enviarle amenazas a la propietaria del inmueble. Y el cuestionado Monreal sigue sin resolver. Dice que la quiere mucho —literalmente así lo expresó— y que la incitaría a resolver el problema. Pues se ve que la senadora veracruzana no cede. Transcurren los días y la dueña de la casa insiste en recuperar la vivienda, cuya venta ya se cerró. A cambio, Claudia Balderas amaga con revelar acciones delictivas de la casera, lo que, dicho con toda crudeza, es chantaje. Si tiene pruebas de algún ilícito, que proceda como dice la ley. ¿Por qué ni Ricardo Monreal puede someter a la senadora por Veracruz? ¿Por qué no la metió al orden cuando Claudia Balderas le asestó una patada y bofetada en un episodio ocurrido en plena sede del Senado, registrado en videos que se viralizaron en las redes sociales y luego en los medios de comunicación. Violenta, escandalosa, Claudia Balderas sigue ahí. Y Monreal la solapa. Sólo ellos saben por qué. Bueno, yo también sé… Son abrazos, no balazos. Y 60 fosas clandestinas con 95 cuerpos, sólo en 2022. Tal como decía el ínclito Alejandro Solalinde Guerra, prelado de la Cuarta Transformación, Veracruz es un camposanto, un panteón, el cementerio de los desaparecidos. Y todavía hay mucho por saber. Son dos cifras que describen el Veracruz violento. 60 fosas clandestinas y en ellas, 95 cuerpos. Son las cifras de 2022, según la estadística oficial. Lo dice la fiscal Verónica Hernández Giadáns, alias La Espuria, por aquello de que se le impuso como tal en un aquelarre de Morena en el Congreso estatal, deponiendo a Jorge Winckler Ortiz, violentando la Constitución de Veracruz. Así que esto está como en el reinado del ladronzuelo Javier Duarte. La violencia continúa sin control. Y la fiscal se da por enterada, quizá satisfecha, presumiendo acciones, pesquisas, identificación de víctimas, judicializar carpetas, vinculación a proceso y con que siete de las 38 sentencias condenatorias emitidas en el país. O sea, atender las consecuencias de la violencia cuando sus generadores ya segaron vidas. No hay prevención del delito, tarea de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz, porque el contubernio del aparato de poder, policíaco y judicial con la delincuencia organizada está en su mayor nivel. De ahí que el camposanto clandestino siga ahí, en el Veracruz violento de nunca acabar. Al fin que sólo son 60 fosas clandestinas y 95 cuerpos. Diría el mesiánico Andrés Manuel: los abrazos, no balazos son como Cuitláhuac, una bendición para Veracruz… Vasconcelos se convirtió en repollo. Muy dócil, sumiso, el líder de la CTM, a la que dijo habría de renunciar y no lo hizo porque el membrete es negocio, Carlos Vasconcelos Guevara, pasó de ser detractor del alcalde Amado Cruz Malpica a integrante de su corte. Como paje, le sirve para el corte de listón inaugural de las obra de drenaje en la avenida Lázaro Cárdenas, colonia Puerto México. Y helo ahí, Vasconcelos destilando alegría, sonriente, empático con el gobierno de Coatzacoalcos. Año y medio antes, concluida la jornada electoral, vapuleado por los votos, Carlos Vasconcelos despotricaba, lanzaba espuma por la boca y fuego hasta por las orejas acusando un fraude descomunal. “Hubo una elección de estado, hubo fraude e hicieron una cochinada”, dijo el 16 de junio de 2021. Y acusó más de 180 irregularidades, gasto excesivo de Morena, propaganda desmedida, camionetas de lujo. Y así durante meses. Y de pronto, Vasconcelos se sube a la tarima y participa en el corte de listón de la obra de drenaje. Para 2025, si Dios le da vida —ojalá que sí—, Carlos Vasconcelos volverá a insistir en la candidatura a la alcaldía de Coatzacoalcos. Seguirá en la CTM. Tendrá el control del PRI. Obvio, acusará fraude y el negocio se multiplicará. Y si las fuerzas le dan, seguirá cortando listones. Un amado repollo…

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Fotos: NBC News, Los Políticos, Facebook