Javier Duarte: sigue el proyecto de impunidad

* Avala Congreso la Sala Anticorrupción  * Tres magistrados a modo, inamovibles por 10 años  * Lo del fiscal, sólo pospuesto: Aguilera  * Yunes Linares felicita a priistas y verdes  * A toro pasado critica Brenda al gobernador   * Benita regresa por su feudo  * Fidelista, duartista y ahora quiere ser yunista azul

Políticamente acabado, Javier Duarte no lee las alertas del centro, no huele el peligro, no identifica su desgracia. Desafía al PRI, a Peña Nieto, al sistema, trabado en su proyecto de impunidad, con su fiscal a modo, con su Sala Anticorrupción en el Tribunal, con la complicidad de los diputados y un Congreso infame.

Cede y se repliega en la imposición del fiscal anticorrupción, postergada, no anulada, ganando tiempo y dejando que el olvido sofoque los ánimos, el grito de protesta, la denuncia airada que exhibe al que usa la trampa, el gobernador, para construirse un mausoleo de impunidad.

Mal comenzó el último jueves de junio. Mal para Javier Duarte y mal para Veracruz. Junio 30. Apenas despunta, muy de mañana, en el seno del Congreso, conferenciando los que deciden, dejan fuera de la orden del día el caso Portilla Bonilla.

Es una bola de humo para algo peor.

Torpedeado por el PRI nacional, fustigado por su presidenta, Carolina Monroy del Mazo, que lo tilda de falto de ética, como todo aquel que para salvar el pellejo modifica la ley a su favor, Javier Duarte sabe que tiene que ceder… y agandallar.

Hablan por él los diputados del duartismo, sus bufones en el Congreso de Veracruz, títeres de lujo, con salarios y prebendas superlativas, que avalan cuentas públicas que son auténticos documentos para una investigación penal, que aprueban el endeudamiento brutal, que debiendo defender a Veracruz lo terminaron de apuñalar.

Sabíase desde la noche anterior, el miércoles 29, que ante el clima de crispación, el repudio social, la ira en las redes sociales y la agresión de los 400 Pueblos al gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, la imposición de Francisco Portilla Bonilla como fiscal anticorrupción debía esperar.

Hay línea de Los Pinos, vía Carolina Monroy, prima del presidente Enrique Peña Nieto, quien descalifica moralmente a Javier Duarte. La secunda la Secretaría de Gobernación, que primero calla y luego, sutilmente, condena el ataque a Yunes azul; al líder nacional panista, Ricardo Anaya Cortés, y al ex secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, golpeados, apedreados, insultados, amenazados, vejados, bañados en orines.

Usa porros con perfil policíaco César del Ángel Fuentes, líder de los 400 Pueblos, malandros que atacan a puño limpio y patada artera. Sólo les falta el bate de beisbol y el palo con clavo, la manopla y machete, como el 5 de junio de 2015, cuando un grupo parapolicíaco semejante molió a golpes a ocho estudiantes universitarios en Xalapa. ¿O son los mismos?

Torpe Javier Duarte, victimiza así a su rival y futuro verdugo, Yunes azul. Y complica así la imposición de Portilla Bonilla como fiscal anticorrupción, el cómplice, el encubridor de Javier Duarte, como lo define el gobernador electo.

Trasciende que hay más de cuatro legisladores del PRI-Verde que votarían en contra del dictamen elaborado por la Comisión de Procuración de Justicia, que habría abstenciones y ausencias, que la línea es derrotar la propuesta del gobernador. De ahí que el acuerdo es que no haya acuerdo. Se retira y queda en suspenso.

Horas después, al filo del mediodía, festinan los antiduartistas, el panismo, el perredismo, los críticos de Javier Duarte, esa sociedad que en el clímax de hartazgo le aplicó un descomunal voto de castigo que echó del poder al PRI.

Hay fiesta en el PAN. Hay luces en el Congreso. Elude el PRI, así, el impacto de la imposición de Portilla Bonilla, retirando la propuesta, posponiendo el caso, sin admitir aún que el caso del fiscal anticorrupción es letra muerta.

Reacciona Yunes Linares con un elogio desmedido, los priistas y los verdes como ejemplo de entereza ante las presiones y los embates.

Dice:

“Todos merecen el más amplio reconocimiento, en particular quienes militan en el PRI y en el Partido Verde, porque fueron objeto de presiones y amenazas y a pesar de eso con toda dignidad se opusieron”.

Yunes Linares afirma que los legisladores escucharon la voz de los veracruzanos que demandan una sanción ejemplar a quienes cometieron un atraco contra las finanzas públicas y llevaron a Veracruz a la bancarrota.

“El Congreso del Estado —agrega— debe actuar con plena libertad siempre en busca del beneficio de nuestro Estado.

“Veracruz empieza a cambiar. Lo sucedido hoy en el Congreso del Estado es una buena señal”, remata.

¿Será?

No lo ve así Marcela Aguilera Landeta, presidenta de la Comisión de Procuración de Justicia. Niega que el tema del fiscal anticorrupción se hubiera caído por presión federal o por intervención del PRI.

Hay dictamen aprobado con su voto y el del diputado Gustavo Gudiño Corro, en contra el de Mónica Robles de Hillman. Irá ahora a la Junta de Trabajos Legislativos y ahí lo enviarán para la reunión que ellos determinen en el orden del día que siga.

Mónica Robles decía no haber firmado el dictamen. Marcela Aguilera sostiene que con el voto de dos legisladores se da por aprobado.

Hubo un impasse en el tema del fiscal anticorrupción.

Javier Duarte no descansa. No pasa por su mente ceder. Continúa en su proyecto de impunidad.

Simultáneamente, en el recinto legislativo se aprueba la creación de la Sala Anticorrupción adscrita al Tribunal de lo Contencioso Administrativo.

Gana el PRI y sus aliados. Logra una votación de 30 a favor y 14 en contra. Votan la oposición y el priista Ricardo Ahued en contra de la creación de la Sala anticorrupción.

Tiene esa sala judicial más peso que la figura del fiscal. Ahí se habrá de dirimir cualquier sentencia que condene a Javier Duarte y sus 40 ladrones.

Serán tres magistrados inamovibles por 10 años, designados a propuesta de Javier Duarte, quizá la próxima semana.

Obvia la treta —la Sala de la Complicidad—, los diputados de oposición señalan que el desgobernador querrá poner gente ‘a modo’ de protegerse a futuro de investigaciones por malos manejos.

Viola Javier Duarte la autonomía del Poder Judicial de Veracruz y así se lo reclaman los magistrados actuales pero, sostienen, lo hace con toda impunidad.

Propone el desgobernador, avala el Congreso y acata el Tribunal Superior —¿Superior?— de Justicia. Es la división de poderes que hay en Veracruz.

Resume el portal Plumas Libres:

“Asimismo la reforma señala en el transitorio séptimo que los nuevos magistrados mantendrán su adscripción al menos durante los primeros cinco años del ejercicio de su encargo sin perjuicio de que puedan permanecer en dichas adscripciones durante todo su encargo, tal y como o establece La Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Administrativa”.

Avanza, pues, el proyecto de impunidad de Javier Duarte. Mientras da tiempo a la imposición del fiscal anticorrupción, crea una sala con magistrados a propuesta suya, inamovibles por 10 años en el Tribunal Superior de Justicia, su Sala Anticorrupción.

Con el fiscal contendrá las denuncias por el saqueo a Veracruz.

Con la Sala anticorrupción se asegura de que ninguna sentencia lo alcance.

“Lo sucedido en el Congreso es una buena señal”, dice Yunes Linares. Ni remotamente. Fue ardid de Javier Duarte y los priistas. Desactivó la presión sobre la designación del fiscal y dio paso a la creación de la Sala Anticorrupción, con magistrados a modo, a propuesta suya, inamovibles durante 10 años.

Lo del fiscal, con Portilla o sin él, vendrá después.

Políticamente, Javier Duarte está acabado. No huele el peligro. No lee las alertas. No identifica su desgracia. Desafía al PRI, a Peña Nieto, al sistema, a la sociedad.

Y aún así, mantiene su proyecto de impunidad.

Archivo muerto

Ahora sí. A toro pasado dice Brenda Manzanilla que Javier Duarte no entrega recursos, que retiene los que provienen de la Federación, que con él “no hay esperanza”. Reclama la alcaldesa de Nanchital el dinero correspondiente a 2014 para reparar caminos, para llevar desarrollo a su municipio. Cuenta la heredera del Clan Manzanilla-Rico que por culpa del gobernador de Veracruz, por la retención de recursos, se perdió la elección del 5 de junio. Dice al portal Plumas Libres que Javier Duarte no aterrizó el dinero del “Fondo Metropolitano, que en 2014 le asignó 12 millones de pesos, para el 2015, otros 12 millones, y 12 más para el 2016”. Le sonríe a Miguel Ángel Yunes Linares, el gobernador electo. Lo cultiva. Le pide que libere recursos. Lo que no se ve es una acción tajante, una toma de posición, proceder por la vía legal. Miguel Ángel Yunes Márquez, alcalde de Boca del Río, hijo del gobernador electo, instó a todos los ediles de Veracruz a acudir a la vía legal, denunciar a Javier Duarte por retención de recursos federales. Sólo siete alcaldes lo secundaron. Y ahí no estuvo, ni está, Brenda Manzanilla… Viene por lo suyo, o por lo que supone es suyo, Benita González. Se avizora su regreso, luego que el duartismo se desgrana, el fidelismo da risa, el marcelismo se reduce a nada. Viene la periodista con su premio al hombro, el que le otorgó el Senado por su trayectoria en el oficialismo, sirviéndole a los que acabaron con Veracruz, aduladora de los saqueadores del erario, servil a Fidel Herrera, a Javier Duarte, a Marcelo Montiel, a Iván Hillman, a Marcos Theurel —“Te rompo tu puta madre”—, a quien estuviera en el poder y que, obvio, tuviera la llaves del reino y del tesoro. Se placea mediáticamente Benita, otrora brillante periodista, ahora infame presidenta de esa cosa llamada Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas, que sólo sirvió para maquillar las fobias, los odios, los rencores de Javier Duarte contra el gremio de los comunicadores. En su sexenio los matan y él simula que los defiende. Desde la CEAPP, en sus espacios de radio y televisión, no había día que Benita González no justificara al poder, que sofocara la crítica, que impidiera que un reclamo social pasara el filtro de la censura. Viene a Coatzacoalcos, único lugar donde podría caber, cuando sus mecenas ya se asumen en calidad de fugados o tras las rejas de una prisión. Cuentan que viene Benita por su espacio, ahora yunista azul, infinita su capacidad para mutar de piel, un camaleón en tinta para imprimir…

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